Tras el desplante sufrido de parte del oficialismo y de
algunos sectores del PJ respecto a la megaminería, el gobernador anunció un
profundo ajuste en el Estado que hace presagiar un 2020 aún más más convulsionado
que los últimos dos años. The final countdown.
Por Alejandro Marino
Si se hiciera un ranking de las frases más usadas en Chubut
en 2019, seguramente el “Fuera Arcioni” estaría en el podio si no liderando la
lista. Cuando se dio a conocer al acompañante de fórmula de Mario das Neves en
2015 primó la sorpresa en el “círculo rojo” chubutense, pues Mariano Arcioni si
bien es un hombre del establishment comodorense, conocido por ser escribano de
los poderosos, entre ellos Pan American Energy, era un ignoto a nivel político
para el conjunto de la provincia.
Arcioni llegó a conformar la fórmula como parte de los
acuerdos políticos entre Das Neves y Sergio Massa. La precaria salud del
entonces gobernador hacía suponer que más temprano que tarde iba a reemplazarlo
al frente del Ejecutivo. Ello obligó a Das Neves a designarlo como candidato a
diputado nacional por Chubut Somos Todos en 2017. La idea fue usar la campaña
electoral para darle conocimiento provincial y en particular cierto respaldo a
partir de los votos. Arcioni se impuso en aquellos comicios pero a los pocos
días fallecía Das Neves y se tuvo que hacer cargo de una provincia en
bancarrota.
Lo que sigue es más o menos conocido: adhesión al “Pacto
Fiscal” impulsado por Mauricio Macri al frente de la presidencia,
desdoblamiento del pago de salarios a los estatales a comienzos de 2018 con la
consecuente resistencia de los trabajadores en todos los puntos de la provincia
y la gobernabilidad al rojo vivo; un breve período de gracia entre los últimos
meses de ese año y los primeros del 2019 que utilizó para acordar paritarias con
cláusulas gatillo, la vuelta del pago en tiempo y forma y el adelantamiento de
las elecciones; el anuncio a los pocos días de triunfar en los comicios
provinciales de la vuelta al pago escalonado y una respuesta más contundente de
los trabajadores respecto a la de 2018, si se tiene en cuenta que hubo
puebladas en varios puntos de la provincia, resistencia a represiones y hasta
el incendio de las puertas de Legislatura y Casa de Gobierno.
Vale decir que todo este proceso Arcioni lo encaró casi sin
tropa propia, al no venir de la política, por lo que fue imprescindible el
acompañamiento en los momentos más agudos de las crisis del PJ-kirchnerismo y
las conducciones sindicales, en particular de la Mesa de Unidad Sindical y de Jorge
Loma Ávila, secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado del
Chubut. Es decir, Arcioni desde que se hizo cargo del poder en octubre de 2017
nunca dejó de ser un gobernador débil. Ello llevó a que en varias oportunidades
se viera con desconfianza la posibilidad de que llegue al frente del Ejecutivo
hasta el 10 de diciembre de 2019, y la consigna “Fuera Arcioni” fuera levantada
el año pasado en toda la provincia, a tal punto que se estuvo muy cerca de ir a
un juicio político para darle una canalización institucional al pedido de
renuncia. Esta iniciativa no prosperó porque Alberto Fernández le bajó el
pulgar en septiembre del año pasado, luego de imponerse en las PASO (Primarias
Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) con holgura sobre Macri.
Con Fernández en el poder Arcioni supuso que tendría más
espalda para soportar la acuciante situación que atraviesa la provincia a
partir de endeudamiento que supera los 1100 millones de dólares y que debe ser
pagado en un plazo muy breve. Intentó congraciarse con el Ejecutivo nacional
tratando de impulsar la megaminería pero reavivó a un gigante dormido en la
provincia, como es el movimiento “No a la Mina”, que en el último mes
desarrolló decenas de movilizaciones con decenas de miles de personas
marchando. ¿Las consecuencias? Su vicegobernador, Ricardo Sastre se manifestó
en contra de la megaminería en la actualidad, lo propio hicieron los
intendentes de Puerto Madryn y Trelew, que responden a su sector político, e
incluso varios diputados provinciales, al igual que legisladores nacionales y
provinciales del Frente de Todos.
Si bien aun no está dicha la última palabra, todo parece
indicar que el lobby minero recibió un duro golpe en las últimas semanas del
que le será muy difícil salir airoso para intentar modificar la ley 5001 este
año.
La desorientación del gobernador dio un paso más ayer cuando
anunció que dejará de cobrar su salario por 180 días como gesto de austeridad,
previo a dar a conocer su plan de “reestructuración” del Estado que incluye,
entre otros puntos, un congelamiento salarial justamente por 180 días, la
continuación del pago escalonado, retiros voluntarios, reducción de la planta
política, cancelación de vacantes por cuatro años, reemplazo de un estatal cada
tres jubilados.
Inmediatamente el “Fuera Arcioni” volvió a circular en redes
sociales, la idea de juicio político ya la manejan algunos sectores, como los
jubilados en cordillera, y los paros y cortes de rutas parece que llegaron para
quedarse. Trabajadores del hospital de Puerto Madryn votaron un paro por 180
días.
No cabe dudas a esta altura que si el gobierno nacional no
le baja fondos, Arcioni comienza a caminar por la cornisa y con
el correr de los días su situación será cada vez más apremiante. Si bien se
está en período vacacional, los ánimos parecen indicar que el descontento es
generalizado, y esta vez las conducciones sindicales llegan más desgastadas
para contener y/o desviar el proceso, producto de las traiciones realizadas en
el primer semestre de 2018 y segundo semestre de 2019. Los trabajadores cuentan
con una gimnasia mayor a su favor en cuanto a la coordinación entre los
sectores de base. En definitiva, el gobierno de Arcioni comenzó su última
cuenta regresiva…
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