Rubén Kotler, historiador tucumano especializado en derechos humanos, se refiere al video negacionista emitido por la cuenta oficial del Gobierno Nacional el 24 de marzo último, a 48 años del golpe cívico-militar de 1976. Además de contextualizar la provocación “libertaria”, hace un análisis puntilloso sobre la supuesta versión “completa” de los acontecimientos que se anuncia en el documento audiovisual, el debate en torno al genocidio, la cifra de los 30 mil detenidos-desaparecidos y el pretendido “curro de los derechos humanos”.
Por Iván Marín
Como se preveía, el gobierno de Javier Milei difundió el 24
de marzo último su versión negacionista de los crímenes de terrorismo de Estado
cometidos por la dictadura cívico-militar que estuvo en el poder desde 1976 a
1983. Lo hizo a través de un registro audiovisual de escasa originalidad y con
tres protagonistas que pretenden contar una historia “completa”, que no es más que
una versión repetida hasta el hartazgo por sectores militares, de la iglesia
católica y de las clases dominantes de nuestro país, como es la denominada “teoría
de los dos demonios”, desmentida por todos los organismos de derechos humanos e
investigaciones históricas serias. Estamos hablando del periodista,
propagandista militar y neoliberal y funcionario menemista, Juan Bautista Yofre,
apodado “Tata”; de María Fernanda Viola, hija del militar tucumano Humberto
Antonio Viola, asesinado por el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), brazo
armado del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y de Luis Labraña,
ex militante de Montoneros, quebrado y fundido, un ser inanimado cuya
existencia en este mundo se parece en demasía a las de los zombis, tan de moda
en series en los últimos años, aunque con menos dignidad.
Esta provocación “libertaria” se da mientras el gobierno
aplica un plan económico que tiene por objetivo una derrota histórica de la
clase obrera y el pueblo en su conjunto. Dicho propósito estratégico incluye contrarreformas laborales, previsionales e impositivas; criminalización de la
protesta social y la implantación de un régimen policial; privatizaciones de
empresas estatales y decenas de miles de despidos en el sector; la profundización
del extractivismo, esto es la entrega de recursos naturales a potencias
mundiales y la consiguiente contaminación de los territorios y poblaciones en
todo el país.
Sobre estos temas dialogamos con el historiador Rubén Kotler,
quien se desempeña como docente en la Carrera de Comunicación en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán, donde además trabaja en el Archivo Histórico de la institución. Además es autor de varios libros sobre el tema y guionista del documental "Tucumanazo", entre otras producciones.
La discusión sobre la última dictadura está
"saldada" solo a condición de no dejar de darla nunca. Suponer que
porque esté "saldada" no se le debe responder a los negacionistas es
obtuso y despolitizado. Además, es subestimar el atraso político en general en
la población y en la juventud. Por ejemplo, mayor parte de los pibes en secundaria no
tiene mucha idea de lo que fue la última dictadura, tampoco de cuestiones
elementales como la "obediencia debida" y "el punto final", por mencionar algunos
ejemplos. Obviamente, eso no es responsabilidad de ellos pero es una realidad
objetiva. Dar por "saldada" la discusión es facilitarle el camino ideológico a los fachos. Esa es una de las tantas razones que motivó
esta entrevista. A continuación, la versión en audio de la charla con Kotler y, más abajo, su respectiva desgrabación.
¿Cuáles son tus impresiones sobre el video que difundió
el gobierno nacional el 24 de marzo?
En primer lugar, lo que hay que decir es que estamos desde
el 10 de diciembre ante un gobierno de nuevo cuño, con lo cual era esperable
que una cantidad de acciones, no solamente políticas y económicas sino también
simbólicas, se lleven adelante. El negacionismo en sectores que están cercanos
al actual gobierno, desde el presidente mismo hasta la vicepresidenta y algunos
personajes que ya conocemos de su gabinete, no son nuevos. Por lo tanto, era
esperable que el 8 de marzo, por ejemplo, hicieran alguna acción simbólica como
fue el sacar a las mujeres del Salón de las Mujeres y las reemplazaran por lo
que ellos consideran los próceres, entre quienes colocaron el cuadro de Carlos Menem.
En este sentido, el 24 de marzo esperábamos algún tipo de provocación similar.
Y esa provocación, entre comillas, -la pongo bien entre comillas porque no sé
si efectivamente es una provocación o es una forma también de instalar un
discurso sobre las lecturas del pasado-, llegó el 24 de marzo a través de los
canales oficiales del gobierno. En ese sentido, no son nuevas las posiciones
que ahí se destacan. Participan tres personajes que a mí modo de ver son
quizás, no sé si los más representativos pero sí como, siempre entrecomillados,
voces autorizadas para demandar lo que ese sector denomina memoria completa. Es
así que entrevistan a un ex Montonero que supuestamente fue quien pergeñó el
número de los 30 mil, como Labraña, y a la hija del capitán Viola, ajusticiado
por el PRT en el año´74. Lo curioso es que quien funge de entrevistador es un
personaje como el Tata Yofre, vinculado a la Inteligencia argentina, -fue jefe
de la Inteligencia durante el menemismo y un activo colaborador también de la
dictadura. Por lo tanto, no nos sorprende lo que ese documento audiovisual emana.
No dicen nada nuevo. Y todas las cuestiones ahí planteadas ya han sido
respondidas, en la academia por lo menos. El problema es que parte de lo que
allí se plantea no ha sido puesto en circulación en la sociedad.
Yendo al caso de la hija de Viola, ¿qué referencia podés
hacer frente a ese caso en particular?
Para situarnos tenemos que hablar que en Argentina durante
el siglo veinte hubo seis golpes de Estado, seis interrupciones institucionales
por parte del Ejército como brazo de cierto establishment político y económico.
En ese sentido, uno lo que debería hacer es anclar esta historia en un proceso de
largo plazo y no quedarnos en lo anecdótico que resulta ser el ajusticiamiento
del capitán Viola. Es cierto que quizás las organizaciones político-armadas que
emergieron en los años ´60 y ´70’, no como un fenómeno solamente local sino
global, cometieron algunos errores de lectura, de apreciación, de estrategia,
pero eso no invalida una enorme militancia dentro del campo popular que implicó
a trabajadores de fábricas cerradas, a militantes de un peronismo que hasta el ´73
estaba proscripto. Y aquí sería bueno recordarle a Labraña, a Viola, al Tata
Yofre y a todo el gobierno, que en el ´55 hubo un golpe militar encabezado por
lo que se llamó “La Fusiladora” y que el ejército en ese momento, el 16 de
junio del ´55, hizo una de las acciones criminales más horribles de la historia
como es el bombardeo a la Plaza de Mayo. En ese sentido, yo creo que anclar la
historia en ese proceso nos permite entender por qué surge la guerrilla, si es
una preocupación la guerrilla para estos sectores, y además separar lo que son
los posibles crímenes que pudieron haber cometido las organizaciones político-armadas
de lo que fue la respuesta del Estado, que fue violenta. Y no por caer en algo
que se ha vuelto a reflotar como discurso, que es la “teoría de los dos
demonios”. Yo siempre recuerdo y digo, las picanas no empezaron en el ´76 ni en
el ´75 con el “Operativo Independencia”. Empezaron en el ´30 con Uriburu, las
salas de torturas y la picana eléctrica. Entonces, tenemos una tradición en la
Argentina de golpes militares y de acciones. ¿Qué esperaba el establishment que
ocurriera? ¿Que las organizaciones sociales y sindicales respondieran con
manifestaciones pacificas en un contexto donde la violencia política estaba
legitimada? Bueno, evidentemente no, y lo sabían. Por eso en los años ´60
adscribieron a las ideas de la escuela francesa, a la experiencia que tuvieron los
franceses en la guerra de Argelia. Por lo tanto, ellos esperaron y sabían que
una respuesta de este tipo iba a producirse a partir de la implementación de lo
que vulgarmente denominamos políticas neoliberales. Quedarnos en la anécdota
del ajusticiamiento de Viola, o quedarnos en dos o tres hechos anecdóticos que
son los que recuperan la derecha, o esta derecha, para no ver el proceso
completo, me parece que es también ir en contra de lo que ellos mismos
propugnan, que es la memoria completa. La memoria completa implica que las
organizaciones político-armadas emergieron en un contexto particular, que
fueron aceptadas por amplios sectores sociales como sectores de trabajadores
fabriles, sindicales, amplios sectores de la sociedad. De hecho, muchos de los
militantes de estas organizaciones eran personas que venían de clase media ilustrada,
no venían de las fábricas. En ese sentido, me parece que explicar la historia
no es quedarse con la anécdota. La anécdota no explica absolutamente nada
porque a estas anécdotas les podríamos responder con otras miles de anécdotas,
como las desapariciones de militantes estudiantiles que reclamaban, por ejemplo
en el caso de Tucumán, por el no cierre de comedores universitarios en los ´60,
y que muchos de ellos producido el último golpe cívico-militar son
secuestrados, torturados, detenidos, desaparecidos y algunos de ellos
identificados en el “Pozo de Vargas”.
¿Qué lugar viene a ocupar esto de agregar la palabrita “completa”
a la historia?
Yo creo que ellos suscriben a la idea de los “dos demonios”,
que emergió con el gobierno de Raúl Alfonsín, y uno de cuyos mentores fue
Ernesto Sábato. Y que suponía que a una violencia de izquierda había emergido,
descontextualizando, una violencia de derecha que emanaba de los poderes del
Estado a través del Ejército, respondiendo con una violencia peor. Ma parece
que esa lectura es muy simplista y es una lectura que obviamente la transición
en la Argentina se dio porque buscaba consensos y una especie de consciliación.
Pero Alfonsín también respondió haciendo el juicio a la Junta y juzgando al
mismo tiempo a las cúpulas de las organizaciones político-armadas del PRT y
Montoneros. Por lo tanto, los que reclaman que no hubo juicios contra esas
organizaciones evidentemente se quedaron cortos con la lectura de qué pasó
después del ´83. Pero al mismo tiempo hay que recordarles que el Ejército
emprendió contra todo tipo de militancia una acción represiva como nunca
habíamos visto en la Argentina, y que en lugar de juzgar a quienes ellos
consideraban que habían cometido delitos, como por ejemplo pudo haber sido el
ajusticiamiento de Viola, los tendrían que haber llevado a la justicia y no
haber provocado un genocidio, que fue el objetivo final de este último golpe
cívico-militar. El golpe cívico-militar no vino a terminar con la guerrilla
porque, en palabras de quienes llevaron a cabo el “Operativo Independencia”, en
diciembre del ´75 dijeron que la guerrilla ya estaba desarticulada. Palabras
que le dice Buzzi a Acdel Vilas, quien había sido el responsable del “Operativo
Independencia” desde febrero del ´75, cuando le entrega el mando. Le dice “usted
no me ha dejado ningún trabajo por hacer”, evidenciando que la guerrilla para
diciembre del´75 ya estaba desarticulada e incapacitada en su accionar. Por lo
tanto, los que esgrimen el argumento de que el golpe militar fue para enfrentar
a la guerrilla me parece que no han visto tampoco los números ni la forma ni el
contenido que ha tenido esa represión. En ese sentido, los principales
detenidos-desaparecidos han sido obreros, dirigentes estudiantiles, dirigentes
sindicales, abogados, defensores de derechos humanos, trabajadores del campo,
trabajadores fabriles, etcétera.
Ahí tocaste un tema que más allá de cómo lo trate la
derecha o estos sectores en particular, también es un debate al interior de la
academia e incluso obviamente de historiadores que defienden los derechos
humanos, que es la cuestión del genocidio, de ver si lo que ocurrió en los años
´70 fue un genocidio o no.
Yo creo que ahí tenemos un debate que es un debate jurídico
más que filosófico o ético, si se quiere. En el sentido de que uno siempre
tiene que apelar a lo que dicen las legislaciones vigentes. Y nosotros tenemos
una legislación que después de la Segunda Guerra Mundial, en el año´48, emanó
en la Convención para la Sanción y la Prevención del Delito de Genocidio. La
Convención no habla de números, sino que habla de motivaciones y la
intencionalidad de un sector de la población de exterminar o aniquilar a otro
sector de la población. En este sentido, yo sí adscribo acá a la idea de
genocidio porque hubo una intención clara de desarticular y de aniquilar, como decía
además el decreto del “Operativo Independencia”, a un sector de la población. Y
este sector de la población estaba claramente identificado con esa militancia
de izquierda o de centroizquierda que estaba en contra de los intereses del
establishment económico. Y ahí me parece que no hay dudas, pero es un debate
más jurídico. Daniel Feierstein, sociólogo que ha estudiado muchísimo la
cuestión del genocidio, elaboró un término que a mí modo de ver entra perfecto
dentro de estas definiciones o de este campo de disputas, que son las “prácticas
sociales genocidas”. Las prácticas sociales genocidas implican una cantidad de prácticas
dentro de ciertos sectores de la sociedad que buscan demonizar a otro sector para
justificar o legitimar cualquier accionar en contra. Eso lo podemos ver desde
la propaganda política del Ejército ya desde los tiempos del “Operativo Independencia”,
pero inclusive antes cuando emerge la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina).
Y eso lo podemos ver en operaciones como por ejemplo estas que procuran volver
a instalar esa idea de que todo lo que no es favorable a nuestro pensamiento o
a nuestra línea política es considerado de izquierda y por lo tanto debe ser
eliminado. Y ese es el discurso que emerge hoy también en boca del propio
presidente Milei, y de manera más refinada en boca de la vicepresidenta
Victoria Villarruel.
Si bien desde los organismos de derechos humanos siempre
se deja bien en claro que la cifra de 30 mil está abierta, ¿qué se tiene para
decir desde la Historia sobre el particular?
En primer lugar, una cosa son las consignas que podemos
gritar y cantar como eslóganes en actos como el 24 de Marzo, y otra cosa es
responder a las provocaciones cuando dicen “no fueron 30 mil”. Me parece que
discutir números en este contexto nos quita a nosotros del eje para pensar que
una sola desaparición forzada es grave, diez desapariciones forzadas son
graves, cuarenta y tres desapariciones forzadas, como las de los estudiantes
mexicanos en Ayotzinapa son graves. Entonces, no es una cuestión de números,
por un lado. Pero, por otro lado, tenemos otro problema que emerge de los años
de la dictadura y de la transición, que muchísima gente, no sabemos cuánta, no
ha podido hacer la denuncia. Te pongo un ejemplo que me parece que es válido,
de evidencia empírica, yo siempre digo que hay que apelar a las evidencias
empírica. En el “Pozo de Vargas” fueron identificados casi 140 perfiles
genéticos distintos. Al día de hoy sólo han podido ser identificados 119. Es
decir que nos quedan una treintena de perfiles genéticos que no han sido
identificados porque sus familiares no han dado sangre al banco de sangre, no
han aportado las pruebas genéticas al banco genético. Quiere decir que hay una
cantidad de personas que no han podido hacer la denuncia. Estamos hablando de
un número importante. Eso por un lado. Por otro lado, el diario La Nación, que
es vocero de estas ideas ultraliberales, en el año 2006 en una nota que escribe
Hugo Alconada Mon, destaca un documento desclasificado de la Inteligencia
norteamericana del año´78 en el cual el Ejército admite haber desaparecido a 22
mil personas. Comprendamos que la dictadura continuó hasta diciembre del´83.
Estamos hablando de que en dos años de producido el Golpe hubo 22 mil desapariciones
aceptadas y admitidas por el Ejército Argentino. Ahora esto nos lleva a otra cuestión,
hablando de la cuestión documental. Hubo un reclamo y una demanda que me parece
que no solamente es válida sino necesaria, que es la apertura de los archivos.
Les estamos pidiendo a las víctimas que demuestren que han sido víctimas y no
les reclamamos a los victimarios que abran los archivos sobre lo ocurrido en
esos años, y que pongan blanco sobre negro sobre qué es lo que han actuado,
cómo han actuado. Te pongo otro ejemplo más cercano. Me decían los compañeros
que están trabajando en el Pozo de Vargas, que es un pozo de más de 30 metros
de profundidad, donde han sido arrojados mas de 140 personas, de las cuales 139
han sido identificadas como perfiles genéticos distintos, que es muy probable
que en las inmediaciones de este primer pozo abierto exista otro pozo de la
misma magnitud que pueda contener restos humanos. Estamos hablando de dos
enterramientos comunes, enterramientos en los que también vale decir que muchas
veces fueron arrojados cuerpos vivos. Y para el caso de Tucumán Antonio Domingo
Buzzi se murió sin decir cuáles eran otros enterramientos comunes en los que él
mismo participó como ejecutor directo. Hay testimonios donde Buzzi era quien
ejecutaba el tiro de gracia de los detenidos-desaparecidos. Entonces, me parece
que hay una cantidad de cuestiones que hay que profundizar y no quedarnos en la
simpleza de las tres consignas que emergen de la derecha en el poder, o de este
gobierno llamado de ultraderecha, que son el cuestionamiento de los 30 mil, las
acciones particulares de dos o tres acciones de las organizaciones
político-armadas y reflotar el discurso de los “dos demonios”, que no tiene
nada que ver con lo que aconteció en el proceso histórico en la Argentina del
siglo veinte.
Y a eso habría que sumarle esto del supuesto negocio de
los derechos humanos, que también está presente en el video.
Sí. La cuestión del “curro de los derechos humanos”. Habría
que recordarle al Tata Yofre que las indemnizaciones a los hijos de
detenidos-desaparecidos fueron inauguradas por el gobierno del cual él fue
parte, que fue el gobierno de Carlos Menem, por un lado. Por otro lado, eso
también implicó debates al interior de las organizaciones de derechos humanos,
si aceptar o no las reparaciones económicas del Estado. También sería bueno que
ellos dijeran dónde está el “curro de los derechos humanos” porque si abrir un
espacio para la memoria implica un curro, en el mundo estamos llenos de “curros”,
entonces, de los derechos humanos y habría que cerrar Auschwitz como centro de
memoria. A nadie se le ocurriría cerrar Auschwitz, o cerrar los campos de
concentración que hoy son verdaderos museos, o los museos que hay en Chile
donde fueron centros clandestinos de detención. Al contrario, lo que se pide es
más memoria y mayor apertura de estos espacios para conocer realmente lo que
pasó. Y alguien los tiene que gestionar. O bueno, uno podría decir el “curro”
de ser presidente de un Estado de alguien que no cree en el Estado. Nosotros no
vamos a utilizar ese término. Entonces, si alguien malversó fondos, supongamos
de fondos públicos, tendrá que rendir cuentas en la justicia. Pero hablar del “curro
de los derechos humanos”, yo no conozco a nadie, por lo menos acá en Tucumán, a
ningún militante de derechos humanos que se haya enriquecido y que viva como
rey por haber militado en derechos humanos. Y Tucumán es una provincia pequeña
en la que nos conocemos todos. Muchas veces, al contrario, dejan años y años en
la calle y aportan sus bienes personales también para una cantidad de cosas.
¿Por qué considerás que el gobierno emite este video en
el contexto de las políticas que está llevando adelante?
Yo creo que en primer lugar es simbólico. En segundo lugar,
es aleccionador, intentan otra vez volver a meter miedo, “ojo que los militares
pueden volver a operar”, de hecho hay una disputa dentro del poder entre Bullrich
(Patricia) sobre la intervención de las fuerzas armadas en cuestiones internas.
Es interesante porque quien más cercana está al partido militar, que es
Villarruel, dice “el Ejército no puede intervenir, por la legislación actual, dentro
del conflicto interno”. Entonces, me parece que hay toda una serie no solamente
de provocaciones sino también de buscar posicionar a un sector de la sociedad y
de legitimar este tipo de políticas económicas que las hemos visto en el ´66,
en el ´76, en los años ´90, en el 2001, en el 2015. Es decir, políticas
económicas que son funcionales a un sector económico, que es el mismo sector
económico que se viene beneficiando desde el año´66 a la fecha y que necesitan
de un relato legitimador. En ese sentido, el video pasa a ser un relato
legitimador. “Nosotros lo que estamos haciendo está bien, los que están en
contra, están en contra de ciertas supuestas libertades”, que no nos terminan
de explicar cuáles son, y bueno, “y nosotros también hemos sido víctimas. Ahora
es nuestro tiempo de ofrecer nuestro relato”. Supongo que en ese sentido es la
idea de la circulación de este tipo de discursos también van por ahí. Pero
también creo que hay un sector muy importante de votantes de este gobierno a
los que ya no les importa, o desconocen o no quieren saber nada, con lo que
pasó en los ´70, y están más urgidos por respuestas a demandas muy concretas.
Entonces, bueno, la historia es un campo de batalla y en ese campo estamos
tratando de batallar permanentemente.