lunes, 31 de julio de 2023

El fantasma del Chubutazo en las urnas: un 40% de rechazo a los candidatos del régimen

El supuesto giro a la derecha de la sociedad chubutense tras la victoria de Ignacio Torres en las elecciones a gobernador, se topa contra los datos objetivos que lo desmienten: 179867 personas de un padrón de 474242 no se presentaron en las escuelas o sus votos fueron en blanco, nulos o impugnados. Lo que representa casi un 40% del total en comparación a los 116432 votos obtenidos por el candidato de Juntos Por el Cambio. Del otro lado, el Frente de Izquierda pese a obtener por primera vez una banca registró 1700 votos menos que en 2019, lo que implica que no fue advertido en las urnas como una fuerza que represente los intereses de los trabajadores, en una provincia en la que hace menos de 2 años se vivió la mayor rebelión popular de su historia. Como se observa, el escueto triunfo de un reaccionario de pura cepa no está exento de contradicciones y avizora un escenario convulsivo, incluso antes de su asunción.

 

Foto de Aníbal Aguaisol


Por Iván Marín

 

El recuento provisorio de votos arrojó un ajustado triunfo del candidato de Juntos por el Cambio, Ignacio Torres, por sobre el oficialista de Arriba Chubut, Juan Pablo Luque: poco más de 5 mil votos. Este sector también se quedó con los 16 diputados que corresponden a la mayoría, y el PJ obtuvo 7 bancas; los libertarios “Por la Libertad Independiente Chubutense”, 3 diputados y el Frente de Izquierda por primera vez tendrá un representante en la Legislatura provincial. Los comicios registraron el mayor ausentismo desde 1983 a esta parte: poco más del 30%. A lo que debe sumarse un 10% de votos en blanco, anulados, impugnados y recurridos en la categoría a gobernador y casi un 13% en la elección de diputados. De conjunto, alrededor de un 40% del padrón manifestó de una u otra forma su disconformidad contra los candidatos del régimen político.

 

La provincia viene de transitar más de 6 años muy convulsivos. Desde que Mariano Arcioni asumió el Ejecutivo, tras el fallecimiento del entonces gobernador Mario das Neves, las movilizaciones proliferaron a lo largo y ancho del extenso territorio, con cortes de rutas, ocupaciones de edificios públicos, huelgas duras y varios levantamientos populares en distintas localidades, con su pico máximo en la rebelión popular de diciembre de 2021 contra la zonificación minera bautizada por sus protagonistas como “Chubutazo”. Estas expresiones de lucha son la contracara de los intentos de todo el régimen político por instaurar la megaminería y llevar adelante una reforma reaccionaria en el Estado provincial. En ese contexto debe leerse el fenomenal endeudamiento del Estado -acompañado por todas las fuerzas políticas- por más de 650 millones de dólares con acreedores internacionales y 59 mil millones de pesos con el Tesoro Nacional. Es lo que explica el ajuste no sólo sobre la masa salarial de los empleados públicos sino sobre los servicios generales del Estado, en especial en educación, salud y obras públicas.

 

 

En Rawson, capital política del Chubutazo, el ausentismo rondó el 32% y los votos en blanco, anulados, impugnados y recurridos en la categoría a gobernador representaron el 22,47% del total, en tanto que en diputados el 29,37%. Esto significa que de 32558 electores habilitados, 15414 no lo hicieron por ninguna opción en la gobernación y lo mismo ocurrió con 16951 persona en diputados. Que alrededor del 50% del padrón decidiera no apoyar a ninguno de los candidatos del régimen, no puede sorprender en una ciudad donde gran parte de sus vecinos y, entre ellos, trabajadores de la pesca, se enfrentaron abiertamente en batallas durísimas contra las fuerzas represivas del Estado en al menos 3 de las 7 jornadas del Chubutazo de diciembre de 2021. Allí el Frente de Izquierda apenas llegó a un 3% de los votos.

 

¿Elección histórica del Frente de Izquierda?

 

Las exageradas expresiones de festejos en redes sociales de las fuerzas que componen el Frente de Izquierda ante una elección que consideran histórica ocultan que sacaron 1700 votos menos que en la misma elección de 2019. Ocurre que en aquella oportunidad el Partido Obrero (8728) y el MST (7373) fueron por separado y sumados llegaron 16101 votos; en cambio ayer alcanzaron 14401. Este notorio retroceso en una provincia que, como se dijo, se encuentra movilizada por infinidad de luchas en los últimos años, expresa que claramente el FITU no es vista como una alternativa para los trabajadores y el pueblo. Si se observa con atención, lo que en el espectro político se observa como “izquierda” hace aproximadamente una década y media que viene obteniendo los mismos guarismos, incluso mayores en varias oportunidades. Sucede que en anteriores ocasiones por un lado fueron divididas y, por el otro, algunas de ellas se integraron al Frente de Todos. A lo dicho con antelación respecto al gobierno, es probable que el alto ausentismo en general, y en Comodoro Rivadavia en particular -la principal ciudad industrial de la Patagonia sur- explique no sólo la derrota del PJ en la gobernación sino también por qué no obtuvieron más bancas en legislatura. En la ciudad petrolera el FITU hizo una elección flojita, de apenas un 3% de los votos. En Puerto Madryn, donde se supone que es más fuerte, conservó cifras de elecciones pasadas, de alrededor del 5%.

 

Sin dudas, la ciudad que posibilitó la banca obtenida por el Frente de Izquierda fue Trelew, en la que superó el 7% de los votos, aprovechando que el progresismo local -Partido Municipal por Trelew y lo que fue en su momento MAPU- no presentó candidato propio. Hay que señalar que en esta ciudad el FITU no tiene casi desarrollo militante ni mucho menos presentó algún candidato con reconocimiento entre los trabajadores. Y quienes encabezaron las distintas listas viven en otras ciudades.

 

Las elecciones generales en Chubut se inscriben en una tendencia nacional signada por la crisis del régimen político y falsas polarizaciones que no logran disimular la tendencia a la disgregación de las fuerzas políticas patronales. Ninguna salida al derrumbe de las condiciones de vida de las masas trabajadoras saldrá de los cuartos oscuros de la democracia burguesa. Solo la movilización en las calles, la deliberación democrática de un programa político en congresos obreros y la perspectiva de la huelga general abrirán el camino a una salida independiente de los bandos patronales. Las elecciones deben servir a las fuerzas políticas que se reivindican revolucionarias para colaborar a instalar esta discusión en el pueblo.

 

domingo, 23 de julio de 2023

Daniela Slipak: “En Montoneros había un horizonte del orden de la censura respecto de la diferencia”

Recién salido del horno, “Discutir Montoneros desde adentro”, el segundo libro de la entrevistada sobre el tema, no proporciona una lectura lineal respecto de cómo se procesaron las críticas al interior la organización. La autora complejiza el asunto y esgrime una visión de conjunto en el que involucra el rol jugado por las bases en torno a las discrepancias. El texto se enfoca en las disidencias colectivas, para lo cual aborda el derrotero de cuatro corrientes internas a partir numerosos testimonios de sus protagonistas.

 

Ilustración de Gastón Spur

Por Iván Marín

 

Lejos de una perspectiva moralista de tinte condenatorio, “Discutir Montoneros desde adentro” es un texto que pretende explicar la complejidad política en torno a cómo se vivieron las disidencias colectivas al interior de la fuerza guerrillera dirigida por Mario Firmenich. Es lo que explica que el libro de Daniela Slipak, recientemente salido a la venta por la editorial Siglo XXI, tenga como subtítulo: “Cómo se procesaron las críticas en una organización que exigía pasión y obediencia”. En la charla con Prosa Urgente la autora reconoce dos puntos fundamentales que fueron ejes de discrepancias en la organización: qué concepción se tenía acerca de lo que era el peronismo y la compleja relación entre la política y la estrategia guerrillera en una fuerza que, a su modo, se pretendía revolucionaria. “Hacer la revolución era una cuestión de orden bélico”, señala la entrevistada.

 


Con independencia de las interpretaciones que se pueda tener sobre el peronismo en general y de Montoneros en particular, la obra en cuestión ayuda a pensar la cuestión del disenso en las organizaciones, más allá de las que específicamente se decidieron por una estrategia guerrillera. Sin desconocer los distintos grados de responsabilidades, Slipak reconstruye estas discrepancias a partir de distintas fuentes: publicaciones partidarias de la época, libros escritos sobre el tema y, en especial, testimonios de los propios protagonistas. Todo esto le permite complejizar la lectura sobre la problemática y reflexionar en torno al rol de las propias bases, en este “horizonte de censura” de alguna manera naturalizado en la organización.


Como se dijo, este es el segundo libro sobre el tema de Slipak: en 2015 publicó en la misma editorial “Las revistas montoneras. Cómo la organización construyó su identidad a través de sus publicaciones”. A continuación, la entrevista -realizada el viernes 21 de julio- en dos formatos: el audio en YouTube y la desgrabación completa.

 


 

¿Por qué estudiar Montoneros? Tengo entendido que hace años que lo hacés, ya sacaste otro libro. ¿Cuándo comenzaste? ¿Cómo llegaste a la decisión de escribir este libro en particular?

 

Hace muchísimos años, trabajo más o menos desde 2007 sobre Montoneros. Podría poner la pregunta en relación a cierta reinstalación, digamos, de la década de los setenta en la agenda y en el debate público de lo que fue el ciclo kirchnerista a partir de las políticas de memoria y justicia que tuvo ese ciclo. Entonces, quizás una parte de la pregunta tiene que ver con ciertos desplazamientos memoriales que acompañaron ciertos pensamientos posteriores en las maneras de evocar esta experiencia de los setenta. Y después, bueno, soy socióloga y tengo un doctorado en Estudios Políticos y siempre me interesaron temas relativos a la violencia política, a los espacios revolucionarios. Y comencé indagando para mis tesis de maestría y de doctorado sobre Montoneros. Ambas tesis versaron sobre publicaciones periódicas partidarias de la organización, como sus revistas oficiales. Después de concluir esa investigación, y habiendo trabajado más que nada lo que fue la propuesta oficial en la construcción de la subjetividad revolucionaria, de la identidad revolucionaria, a través de estas revistas, me interesó abrir, restituir ciertas diferencias en torno a esta perspectiva más lineal que yo había tenido al principio tratando de buscar un poco los desacuerdos, las tensiones en relación a lo que era la línea oficial del espacio. Entonces, de ahí surge el interés por recorrer los desacuerdos, -hubo un montón de desacuerdos en toda la década de Montoneros pero yo construí un objeto de estudio sobre la base de los cuatro grupos disidentes que tuvo la organización a lo largo de esa década. Y ahí está el libro sobre discutir Montoneros.

 

Justamente sobre eso te quería consultar, porque no es que vos afrontás el libro tomando cualquier tipo de críticas internas en la organización, sino que te enfocás en las críticas colectivas, que se expresaron en estas cuatro corrientes internas. Para quienes no lo saben, se llamaban Columna José Sabino Navarro (1972-1975), Juventud Peronista Lealtad (1973-1974), Peronismo Montonero Auténtico (1979-1980) y Montoneros 17 de Octubre (1980-1982). ¿Qué singularidades o aspectos en común tienen las críticas de estas corrientes internas, si es que las tienen?

 

Primero habría que reponer que son cuatro grupos que surgieron en momentos muy distintos de la organización, en momentos en donde Montoneros tenía una estructura muy distinta a su interior. En momentos donde también el vínculo de Montoneros con otros actores de la coyuntura era muy distinto. Porque los cuatro grupos que mencionaste son más o menos los primeros del ´72-´73 y después ´73-´74 y los dos últimos son del ´79 y ´80. Entonces, estamos hablando de momentos de la estructura de la organización, de la situación de los militantes al interior de esa organización y momentos muy distintos del vínculo de Montoneros con otros actores y también del panorama nacional. Hay que recordar que esos diez años, además en una década muy efervescente, muy intensa, recorrieron distintos tipos de gobiernos. Ahí incluye el último peronismo, antes las dictaduras militares del período anterior a la apertura electoral del ´73, y después lo que fue el terrorismo estatal. Entonces, cada uno de estos grupos surgió en momentos muy diferentes y tuvo estructuras, a su vez, muy diferentes. Algunos fueron muchos más articulados y centralizados, con bastante trabajo político territorial, digamos, o fabril. Otros grupos más desarticulados. Y después una cantidad de militantes completamente distinta porque los dos últimos grupos responden a un momento de desarticulación de la organización, en el marco también de la detención-desaparición o asesinatos de muchos de sus militantes. Entonces, a pesar de todas estas divergencias, que son muchas, igual de alguna manera yo en el libro coso determinadas discusiones que tienen cierta continuidad y que tienen que ver con, te diría fundamentalmente, cómo articular la violencia con la política. Digamos, discusiones sobre cuál era la violencia revolucionaria, o sea la violencia legítima, cómo se articulaba con el resto de las actividades. Y después muchas discusiones también sobre el segundo punto, te diría, qué era el peronismo, que es la tradición donde se inscribía Montoneros, Y después algunas discusiones sobre cómo deberían ser los militantes, digamos, cuáles eran las exigencias de esos militantes y si debían ser tan heroicos y sacrificiales como lo planteaba el oficialismo de la organización, por decirlo de alguna manera. Y ciertas incomodidades sobre eso, sobre cuáles son las características de los militantes, cuáles eran los mandatos para esos militantes. Pero estas últimas son las menos. Fundamentalmente, creo que la continuidad tiene que ver qué tipos de violencias y de políticas requería la revolución y en segundo lugar cómo interpretar al peronismo.

 

Un aspecto importante de la investigación que, visto desde la actualidad, puede llegar a sorprender es que el término “disidencia” para caracterizar posiciones críticas a la línea oficial casi no se usó durante la existencia de la organización. Destacás que eso es posterior, es decir a mediados de los años 80, si mal no recuerdo. ¿A qué pensás que se debió? ¿Esto fue algo particular de Montoneros o incluyó a otras organizaciones?

 

Efectivamente, el término literal, digamos, lo encontré más que nada en los últimos documentos. O sea, algo del orden de las últimas discusiones que rondaron en torno a la última operación político-militar de la organización, que fue la contraofensiva. Digamos, ahí apareció alguna que otra vez “disidencia”, pero me parece que tiene que ver con cierta matriz propia de la subjetividad revolucionaria y cómo concibe o cómo enfrenta algo del orden de los desacuerdos. Y en muchos, si bien no en todos, pero en términos normativos, digamos, a través de podríamos decir reglas informales y también formales, se tendía a ignorar o clausurar el espacio a diferencia. Y cuando a veces aparecía, aparecía catalogada bajo la idea de traición, de alguna especie de traición al horizonte revolucionario, a efectivamente cómo debía hacerse la revolución. Entonces, la nominación no pasa tanto por quizás ese, que para nosotros muchísimos años después nos es más común ¿no?, interpretar en términos de hay o no disidencias, pero en buena medida por esa matriz que recogía ciertas tradiciones revolucionarias y que recogía también cierta estructura disciplinaria que venía de alguna matriz, por una parte del peronismo en términos de lealtad y traición, digamos, y por otra parte algo del orden del imaginario militar porque también hacer la revolución era una cuestión de orden bélico, entonces por todas esas cuestiones no siempre, no quisiera exagerar, pero había un horizonte del orden de la censura respecto de la diferencia y su nominación bajo la idea de traición, que tenía que ver también con de alguna manera lo que era el trabajo político revolucionario, la seguridad que requería ese trabajo político revolucionario y esa acción en donde estaba mal vista la idea de debatir porque había que pasar a la práctica y había que cuidar el espacio, sobre todo en situaciones, por ejemplo, de clandestinidad.

 

A lo largo del libro me dio la impresión de que hay un intento permanente de tomar distancia del objeto de estudio. Por ejemplo, cuando analizás las críticas de la Juventud Peronista Lealtad y que fueron catalogados por la conducción montonera como una ruptura por derecha, vos medio que te alejás de esa designación e inmediatamente describís esas objeciones y queda claro era una ruptura por derecha, por lo menos visto a la distancia. ¿Cómo manejaste esa tensión entre la necesidad de tomar cierta distancia del objeto de estudio y las conclusiones a las que ibas arribando como investigadora, en el marco de que es tema que obviamente no te es ajeno y que supongo ya venías con ciertos posicionamientos por el hecho de venir investigándolo?

 

Diría que esa es una pregunta muy pertinente para todo investigador e investigadora. Digamos, cómo construir un objeto de estudio, cómo posicionarse frente a un objeto de estudio. Y te podría decir que cualquier investigador o investigadora, yo incluida, tiene siempre una posición política porque no existe esa neutralidad pero efectivamente aquella persona que investiga necesita cierta distancia, que puede pasar por un montón de dimensiones esa distancia, pero que en definitiva también reconoce que los investigadores e investigadoras también estamos investigando sobre una época o un espacio, que puede ser la actividad también, del cual no somos protagonistas. Entonces, para mí de alguna manera efectivamente yo lo que hago en el libro es tratar de tomar distancia para no reproducir, podríamos decir, la perspectiva oficial de Montoneros pero tampoco reproducir y apegarme a la perspectiva disidente. Entonces, lo que hago con herramientas propias de mi profesión, que son los Estudios Políticos, tratar desde cierta distancia en la medida en que no fui protagonista de esos acontecimientos, sino que simplemente los analizo, identificar analíticamente cuáles fueron las dimensiones de esa subjetividad revolucionaria que a mí me interesa. Entonces, si se quiere, yo no reproduzco la perspectiva de los actores, -eso intento-, sino más bien analizo sus discusiones para tratar de identificar cuál fue el lenguaje revolucionario, cuáles fueron las características de la subjetividad revolucionaria, cuáles fueron los temas importantes a discutir, qué significaba para uno u otro sector hacer una revolución, cuándo era legítima la violencia, qué significaba para todos esos actores la política porque no siempre la política significa lo mismo para cada actor político que interviene. Entonces, de alguna manera, si bien yo no estoy exenta de adscripciones políticas, cuando hago mi trabajo de investigadora trato de tomar una distancia, diría, epistemológica que me permita analizar la coyuntura sin reproducir ninguna de las voces que forman parte de esa coyuntura.

 

Justamente, con relación a eso, si bien a lo largo de todo el libro ponés énfasis en cómo fueron planteadas las críticas y, sobre todo, en el modo en que fueron recibidas y/o clausuradas por la conducción de la organización, no lo hacés desde una perspectiva lineal, es decir no trazás por ahí una división tajante respecto de la responsabilidad de las bases en este aspecto, en el sentido de que cierta disciplina estaba encarnada en toda la organización. ¿Esto se debió a la propia lógica interna de una organización armada o pensás que hubo otros factores que influyeron?

 

Varias cosas forman parte de la respuesta. Primero, quizás en este ejercicio de tomar distancia habría que decir que la idea de que había una cúpula autoritaria, más allá de si es cierto o no, pero la idea de que los problemas tienen que ver con una cúpula autoritaria es un argumento disidente. Digamos, es un argumento que los propios actores en su momento sostuvieron para de alguna manera explicar los sinsabores de lo que estaba siendo la experiencia y a la vez tratar de relanzar la promesa revolucionaria. Sin embargo, digamos, en mi investigación en los testimonios que pude recabar y que generosamente exmilitantes me dieron observé que la cuestión de la disciplina y de la norma era probablemente más compleja que esta idea militante disidente. Entonces, esto no es sólo una especificidad, me parece, de una organización revolucionaria armada sino mucho más general, que es que la norma se reproduce a lo largo y a lo ancho de los espacios. No es sólo que de alguna manera existen dirigentes que, por decir, sujetan al resto de los militantes a una norma contra su voluntad sino que muchas veces las cosas son mucho más complejas y densas y somos los mismos actores los que quizás nos quejamos de la disciplina y al mismo tiempo la reproducimos con otros pares, con otros subordinados, en el caso de esta organización. Entonces, efectivamente me parece que era interesante restituir, digamos, en todo caso que la idea de los problemas de la cúpula vinculados al autoritarismo es fundamentalmente un argumento político que intervino en esa coyuntura y que fue parte de las explicaciones de los disidentes para separarse, pero al mismo tiempo a la distancia trabajar que la reproducción de la norma fue un poco más compleja que esa idea de que existe por un lado los dirigentes y por otro lado la base militante, sino que la norma y la disciplina se reproducía a lo largo y ancho en diferentes direcciones. Obviamente, con distintos grados de responsabilidades. Pero en una trama donde también los militantes convalidaban.

 

Porque sino no se explica por qué ninguna de esas fracciones no se pudo imponer también, ¿no?

 

Yo diría, ver así las cosas también explica efectivamente qué pasó en esas experiencias alternativas políticas que, como vos dijiste al principio, me interesó ver no tanto las disidencias individuales, sino ver cuándo -probablemente me interesé por un inconveniente de mi propia profesión, esa voz disidente se convirtió en un espacio colectivo. De hecho, algunos de los testimoniantes después, -pasados los años, con el diario del lunes-, me comentaron que efectivamente sintieron que en ese espacio alternativo se reprodujeron los mismos problemas del espacio inicial. Entonces, efectivamente me parece que un acercamiento más denso de cómo se articuló esa subjetividad revolucionaria, cómo se pensó la revolución, la violencia y la política, ayuda a la comprensión desde mi perspectiva mucho más que determinadas figuras más simples que fueron políticas y fundamentales para la militancia pero me parece que desde lejos, con cierta distancia epistemológica necesaria para la investigación, se ven más complejas.

 

En varios pasajes del texto remarcás, reproduciendo los testimonios que lograste conseguir, la prohibición de las relaciones horizontales en la organización, que obviamente supongo que por su lógica militar ¿A qué se debió esto y si siempre fue igual a lo largo de toda la historia de Montoneros?

 

Antes de los cambios diacrónicos quizás habría que restituir ciertas diferencias sincrónicas, en el sentido de que en los espacios legales evidentemente podríamos decir existían vínculos mucho más horizontales que en los espacios clandestinos. Y eso tiene que ver con un montón de aspectos, pero entre otros, lo que vos mencionaste recién, que es que los cuadros militares el tipo de estructuración, el tipo de trama que articulan esos cuadros militares, que configuran un espacio de tipo clandestino, que desarrollan actividades ilegales, digamos, vinculadas a las intervenciones armadas, y que están estructurados en buena medida con cierta lógica militar; eso hace que las relaciones horizontales sean mucho más problemáticas en este tipo de tramas vincular que en tramas de trabajo político territorial, legal, etcétera. Entonces, primero habría que hacer una distinción más bien sincrónica entre de qué tipo de circuitos de militantes estamos hablando. Y después, efectivamente si bien de alguna manera esa propia lógica militar que tenía que ver, entre otras razones, como dije hace un rato, hacer la revolución también suponía la estrategia bélica, digamos, esta lógica mucho más vertical en donde los vínculos horizontales eran un problema, se intensifica, se endurece, se rigidiza, aunque si bien ya existía en los inicios, se va rigidizando y endureciendo conforme empeoran las condición de la organización en la coyuntura y conforme se intensifica la represión legal e ilegal, y luego sucede el salto cualitativo del terrorismo estatal. Entonces, en esas condiciones de persecución en donde hay todo el tiempo problemas en torno a la seguridad del espacio y la clandestinidad del espacio, bueno, eso hace que la lógica punitivista mucho más verticalista se vaya endureciendo de alguna manera. Y además, esa es una deriva que acompaña un desánimo y una desazón que es en torno la lógica de Montoneros y en torno la revolución que se estaba queriendo construir, va sintiendo buena parte de los militantes que ven detenidos-desaparecidos, en sus términos caídos, o asesinados, a compañeros (parece decir “que tenían al lado.”). Entonces, podríamos decir que toda la estructura hace que ese desánimo y ese riesgo cada vez mayor, en vez de habilitar a una discusión más amplia sobre el rumbo de la revolución, se resuelve con la clausura de esa discusión y con castigos más o menos informales, más o menos duros, pero con castigos a los desacuerdos sobre el rumbo de la revolución.

 

El libro contiene muchos testimonios, algunos de los cuales no aparecen con sus nombres verdaderos. ¿Se puede saber, sin entrar en detalles, a qué se debe?

 

Es una cuestión de profesión de investigadora. Yo doy la opción a los entrevistados y entrevistadas de ir con su nombre o pseudónimo. Y eso lo dije al momento de hacer la entrevista y después antes de que saliera publicado el libro hice otra ronda para saber si efectivamente mantenían esa decisión. Entonces, hubo respuestas diversas. Y luego sucedió que hay algunos en situaciones donde me pasó que me habían dicho que sí, no tenían problema en aparecer con su nombre pero después lamentablemente murieron en el transcurso desde que inicié la investigación hasta que publiqué el libro. En esos casos, como no tuve la confirmación, me pareció ético resguardar su nombre porque no pude confirmar su disposición a que aparecieran sus nombres.

 

Me llamó la atención porque ya pasaron 40 años.

 

Hay algunos que todavía prefieren ir con pseudónimos, de todas maneras. Y hay otros que como fallecieron me pareció que era lo que tenía que hacer. Pero tiene que ver con la ética sobre qué significa investigar y los derechos de los entrevistados, qué es lo que quieren hacer con sus testimonios.

 

En el capítulo dedicado a la fracción Peronismo Montonero Auténtico, mencionás a Patricia Bullrich, actual precandidata a presidenta en Juntos por el Cambio. ¿Pensaste en algún momento en entrevistarla?

 

No. Cuando inicié la investigación creo que intenté, digamos, hay muchos protagonistas de esos años que prefieren no dar testimonio y también me parece que es parte de sus derechos a hablar o no sobre su pasado, cada uno gestiona como quiere o puede su pasado. Lo que hice en el caso de Patricia es ver y escuchar entrevistas que ella había dado a otros archivos institucionales, en particular de la Facultad de Ciencia Sociales. Pero de todas maneras te diría que en términos de la pertinencia en la investigación Patricia Bullrich sí aparece efectivamente conformando parte de esa, es la tercera disidencia que yo analizo, el tercer grupo disidente, que es el liderado fundamentalmente por Rodolfo Galimberti; ella tuvo un papel secundario, podríamos decir. No tenía protagonismo ni tenía mucha importancia en la configuración de ese grupo, entonces tampoco era del todo relevante, y reconstruí por otros testimonios, y fundamentalmente es una disidencia para la cual utilicé muchos documentos, comunicados y publicaciones que después saca esa disidencia, que había una revista que se llamaba “Jotapé”, y en sus primeros años es lanzada por esta disidencia.

 

Para cerrar, ¿qué libros nos podés recomendar sobre la época?

 

El primero que diría fundamental también sobre la experiencia de Montoneros es el de Hernán Confino sobre la contraofensiva (“La contraofensiva: el final de Montoneros”), pero que restituye también algo de lo que es todo el derrotero de Montoneros aunque enfatiza sobre la contraofensiva. Están los trabajos más clásicos sobre Montoneros, muchos de ellos cuestionados, por ejemplo de Gillespie (Richard) que es uno de los fundamentales. Después hay un trabajo importante de Lucas Lanusse sobre los momentos originarios. Pero luego si tuviera que recomendar un libro interesante, y que para mí fue también fundamental, de la época, más que nada de los primeros años y más en términos generales, no sólo de Montoneros, es el de Marina Franco “Un enemigo para la nación”, que ayuda a comprender  de alguna manera cómo fue posible la instalación del horror del terrorismo estatal desde el ´76.

 



 

 

 

miércoles, 19 de julio de 2023

[Grave] Violencia institucional en el ministerio de Educación del Chubut

A la cortina de metal que oficia de vallado permanente, se le suma la negativa de los directores de la dependencia a atender personalmente los reclamos de la docencia. Es el caso de Valeria Troncoso, a cargo de Recursos Humanos. A cientos de trabajadores les deben el Fondo Compensador de Nación y no se sabe cuándo lo pagarán. Además, también a muchos les adeudan hace varios meses las altas en el sistema. Una persona que se presentó como miembro de la privada del ministro Grazzini, y de supuesto apellido Jara, maltrató a un docente que reclamó.

 



Por Iván Marín

 

A los sueldos miserables que paga el gobierno de Mariano Arcioni a la docencia, se le agrega el destrato permanente de los funcionarios del ministerio de Educación a cargo de José María Grazzini, quien tiene la sede central del organismo hace más de un año y medio restringida a los miles de docentes de la provincia. A la cortina de metal ubicada en el frente del edificio se le suma la permanencia de varios policías en la puerta de entrada para imposibilitar el acceso a la dependencia. Quienes pretenden hacer un reclamo no pueden hacerlo de manera personal con el encargado de la oficina a la que corresponde la queja, sino que debe dejar una nota en la mesa de entrada y esperar los extensos tiempos burocráticos para obtener una respuesta otro día, si es que la obtiene. Los directivos se esconden y no bajan a dar explicaciones personalmente.

 



El caso más paradigmático es el de Valeria Troncoso, directora de Recursos Humanos, la encargada del ministerio en habilitar el cobro de lo adeudado por planilla complementaria. En los últimos 3 meses se registraron cientos de casos de no pago del Fondo Compensador de Nación a aquellos docentes con salarios más bajos. Este periodista y docente se acercó el viernes último a pedir explicaciones y pese a que estuvo más de dos horas esperando, Troncoso no bajó en ningún momento a dar una respuesta. Solo envió a decir por terceros que supuestamente se cobraría con el mes de julio todo lo adeudado. Como se dijo, este fondo lo cobran los docentes con menor salario, por lo que se precisa urgente hacerse del mismo. Por otra parte, no hay ninguna garantía que el próximo mes se cobre si se tiene en cuenta que miles no lo cobraron en los meses anteriores. Estamos ante una estafa fenomenal. Este Fondo es bajado de Nación y retenido indebidamente por Provincia. A esta situación se suma que son cientos los docentes que no han sido dados de alta en cargos u horas que tomaron en ¡marzo!, a los cuales también se les debe el Fondo Compensador.




Como si toda esta violencia no fuera suficiente, ese viernes bajó una persona de apellido Jara, quien se presentó como parte de la secretaría privada de Grazzini, a responder de manera prepotente los pedidos de explicaciones e intentar quitarle el celular a este periodista utilizando la fuerza física ante la sorpresa de los policías que estaban presentes y tuvieron que calmarlo.

La docencia de salarios más bajos no puede esperar a agosto para cobrar lo que le corresponde. La conducción de la ATECH debe ponerse al frente de estos reclamos y exigir el cobro inmediato de los adeudado.

martes, 11 de julio de 2023

Docentes autoconvocados de Trelew cortaron Ruta 3: la conducción de la ATECh se borró

La acción se desarrolló durante dos horas y media en el Acceso Norte a la ciudad en reclamo de mejoras salariales y en repudio al fallo contra el compañero Matías Schierloh, condenado por luchar. La conducción LILA del sindicato no se sumó aduciendo que no se logró concentrar el número de personas acordado para realizarla y que había “alerta amilla” por el frío (sic, mil veces sic). Sin embargo, ayer levantaron el paro progresivo sin consultar a las bases y un día antes de que finalizara las 120 horas de paro en curso. El piquete demostró que si las bases se autoconvocan se puede romper con la pasividad que promueve la burocracia sindical.

 






Por Iván Marín

 

El mandato de corte de ruta en la Regional Este se había alcanzado hace varias semanas, pero la conducción de la ATECh (Asociación de Trabajadores de la Educación del Chubut) hizo lo imposible para evitarlo, entre lo que se destaca el levantamiento de las medidas de fuerza hace 15 días pese que cinco de las seis regionales de la provincia habían mandatado paro. A la reunión de delegados del jueves último se llegó sin siquiera una propuesta para movilizar en solidaridad con el compañero Matías Schierloh, condenado por luchar. Todo salió a iniciativa de los delegados más combativos, ante la parálisis de la conducción. En esa reunión también se acordó un corte de ruta para este lunes, que la conducción boicoteó durante todo el fin de semana, pues no hizo nada para militarlo y, finalmente, concretarlo. El domingo ante la consulta de tres delegadas para posponerlo un día, la conducción decidió entre cuatro paredes paarlo para el martes pero sin discutirlo con el resto de los delegados. Esta mañana alrededor de 40 docentes se hicieron presentes para el corte de ruta pero la conducción manifestó que no era el número acordado para hacer el piquete e intentó mandar a todos los trabajadores a la casa. Allí se improvisó una asamblea en donde se manifestó que no se podía perder una nueva jornada de paro (los 4 días anteriores fueron paros domingueros), y se propuso hacer un corte de 2 dos horas y dejar pasar a los vehículos al final de la primera hora. Raquel Caprano, dirigente de la ATECH, manifestó que eso no era lo pactado y que además se estaba en “alerta amarilla” por el frío. La casi totalidad de la docencia hizo caso omiso a la respuesta prepotente de la conducción del sindicato y subió a la ruta, donde permaneció aproximadamente dos horas y media. Hasta allí se acercaron medios de comunicación de la zona y se formaron dos filas extensas de vehículos a ambos lados del corte. En ese marco, el balance del piquete autoconvocado es positivo y debe ser un puntapié para reorganizar a las bases de cara a la vuelta del receso escolar.

 

De los casi 30 días de paros que lleva la docencia desde abril, más de dos tercios fueron paros domingueros, con acciones totalmente intrascendentes e inofensivas para el gobierno por parte de la conducción LILA de la ATECh. Ese es el contexto en que debe leerse el corte de ruta que se llevó adelante semanas atrás donde más de 200 docentes participaron pero dejaron pasar a los vehículos cada 20 minutos, por decisión de Daniel Murphy y Carlos Magno, los popes que conducen la ATECh. Este mediodía 40 trabajadores hicieron un piquete en el que liberaron el tránsito cada una hora. La predisposición a la lucha de este último sector es la contracara de la pasividad promovida por la burocracia sindical.

 

El doble discurso de la LILA en torno a respetar supuestos acuerdos salta a la vista. La semana pasada comunicaron que este martes se debían realizar asambleas escolares para decidir si se continuaba con el paro. Sin embargo, el lunes, y sin avisar a las bases, en reunión del Consejo Directivo resolvieron levantar el paro no sólo de manera unilateral sino también un día antes de finalizar con las 120 horas de paro en curso, es decir, promoviendo que el último día de paro los docentes no adhirieran y, por ende, atentando contra la realización del piquete y de la movilización a Rawson en solidaridad con Matías Schierloh. Ellos pueden levantar paros votados por las bases pero las bases no pueden decidir hacer un piquete porque supuestamente el número de personas no es suficiente. Es claro que esta conducción no quiere luchar y su función objetiva es organizar la derrota de la lucha docente. Las autoconvocatorias son las principales herramientas para evitar un desenlace desfavorable a los trabajadores. Para ello se hace imprescindible preparar la huelga general y hacerla efectiva a partir del primer día luego del receso escolar.


lunes, 10 de julio de 2023

La justicia patronal y prominera volvió a negar la reincorporación de Iván Marín a diario “El Chubut”

Los jueces Marcelo Fernando Peral y Florencia Cordón Ferrando rechazaron la apelación al fallo antiobrero de Adrián Duret, quien en diciembre último resolvió en favor de la familia Sáez. Ambas sentencias se caracterizan por haberse dilatado en extremo en el tiempo y por dar por verdaderas acusaciones falsas de la patronal. Asistimos otra vez a una sentencia revanchista del régimen político contra los trabajadores en general y contra la prensa independiente en particular, en un escenario de crisis económica y social signado por movilizaciones y creciente criminalización de la protesta social. Es contra esta “justicia” que el Chubutazo se rebeló en ocasión de las jornadas en las que también se incendió al multimedio propiedad de la familia radical. Una advertencia: el pueblo no olvida, tiene memoria y sabe quiénes son sus enemigos.

 



Por Iván Marín

 

El 29 de junio último la justicia patronal y prominera volvió a fallar contra mi pedido de reinstalación a diario “El Chubut”, de donde fui despedido en diciembre de 2021 por movilizar contra la zonificación minera, durante la rebelión popular que se conoció como “Chubutazo”. Esta vez fueron los jueces Marcelo Fernando Peral y Florencia Cordón Ferrando quienes se expidieron contra la apelación al fallo de Adrián Duret, quien en diciembre del año pasado también se manifestó en contra de mi reincorporación. Al igual que este último, los jueces demoraron mucho más de los habitual en dictar sentencia. El año pasado Duret se tomó 7 meses para hacer pública su decisión, 3 o 4 meses más de lo previsto. Este año el caso se encontraba para sentencia desde el 2 de marzo pero Peral y Cordón Ferrando dictaminaron 4 meses más tarde. Es decir, que más allá del resultado adverso, ambos fallos debieran haberse conocido el año pasado. La demora contra un trabajador que se encuentra desocupado apunta, entre otras cosas, a presionarlo a ir por la indemnización, pues tiene 2 años desde la fecha del despido para hacer la presentación al respecto. Estamos en alrededor de un año y siete meses, si se tiene en cuenta la proximidad de la feria judicial.

 

Aun desde la mezquina y reaccionaria perspectiva patronal y prominera, el fallo no se caracteriza por tener mucho vuelo. Las exposiciones de Peral y Cordón Ferrando sumadas apenas llegan a las siete carillas, de la cuales dos y media son un repaso arbitrario y, por ende, tendencioso del juicio anterior y la correspondiente apelación. Para ello se basaron en las declaraciones del dirigente del Sindicato de Trabajadores de Prensa del Noreste del Chubut (SITPRENCH) Adolfo Pérez Mesas, quien testimonió en favor de la patronal

 

La sentencia comienza con esta aclaración: “La Magistrada y el Magistrado resolvieron plantear las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿Se ajusta a derecho la sentencia apelada? y SEGUNDA: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?”.

 

En uno de los pasajes del escrito, Peral plantea: “A fin de ingresar al tratamiento del recurso del actor, en primer lugar es oportuno delimitar las cuestiones sobre las cuales esta Alzada se encuentra facultada a resolver por imperio del art . 280 del CPCC. De la reseña de las alegaciones y pretensiones de las partes y de las conclusiones del Juez de primera Instancia surge con claridad que en la etapa postulatoria del proceso el actor reclamó la reinstalación en su puesto de trabajo , el pago de los haberes devengados desde el despido hasta su efectiva reinstalación y la reparación de daño moral y que en sustento de esas pretensiones alegó que el despido dispuesto por la demandada tuvo motivos discriminatorios en virtud de su actividad gremial como representante y delegado de hecho de sus pares, no planteando que la causa invocada por la accionada al disolver el vínculo laboral no tuviera la entidad y gravedad suficiente para justificar la decisión rupturista”. Según Peral, como supuestamente no aparece la palabra “proporción” en la presentación, la demanda se abstiene de pedirla. En realidad, esa lectura es tendenciosa, es decir, propatronal, pues en todo el desarrollo de la demanda, del juicio y de la apelación hay un tratamiento que tiende, entre otras cosas, a dejar en claro la desproporcionalidad del despido frente a la supuesta acción por la que la patronal termina tomando la decisión. La patronal, por otra parte, nunca probó nada de lo que acusó en el telegrama de despido, sin embargo, este fallo -al igual que el de Duret- dieron por ciertas y objetivas las acusaciones. Recordemos que quien escribe estas líneas NUNCA estuvo involucrado en la causa penal por los acontecimientos en el diario, causa que busca avanzar con la criminalización de la protesta social, dicho sea “de paso”.

 

Más adelante Peral sentencia: “Conforme las pautas reseñadas, anticipo que los planteos del actor no pueden prosperar dado que de la causa no surgen acreditadas las circunstancias que lo colocarían al amparo de la ley 23.592 y que él mismo invocó como motivantes de la discriminación que alega, esto es que se desempeñó como representante gremial de hecho de sus compañeros de trabajo y tampoco aportó pruebas que cuanto menos permitan presumir que la suspensión de prestación laboral en época de pandemia y el despido con invocación de justa causa fueron consecuencia de una conducta discriminatoria en relación a su persona”.

 

Continúa el juez prominero: “En lo que respecta a la supuesta discriminación por razones políticas también alegada, debo señalar que tampoco es posible vincular el despido con la ideología del actor. Por el contrario, de las pruebas de la causa y conforme lo expresado en la comunicación del despido, surge que la decisión rupturista se tomó por considerar que el actor tuvo una participación activa en los ataques ocurridos el día 20/12/2021 en las instalaciones del diario por haber sido visto “dentro del grupo de atacantes, arengándolos e incitándolos mediante la utilización de un megáfono vociferando proclamas contra de su empleador y sus compañeros de trabajo” (conforme telegrama de despido de fecha 24/12/2021 acompañado con la demanda)”.

 

Los miles de seguidores de Prosa Urgente durante años estuvieron al tanto del acoso laboral y la discriminación por mis ideas políticas de parte de la patronal de diario “El Chubut”, que fueron rigurosamente probadas en el transcurso del juicio. Como dije en el artículo en respuesta al fallo de Duret en diciembre pasado: “El 8 de marzo de 2018 presenté nota adhiriendo al paro nacional decretado por la FATPREN por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. A la nota solo tenía acceso la patronal. Al otro día me encuentro en mi computadora una copia de la nota con una tarjeta por el día de la mujer. Pero el acoso no terminó ahí. Otra copia de la nota fue pegada en la cocina donde almuerzo y esta vez le escribieron tres agravios con tres letras distintas: 1) “Sucio”; 2) “Eso confirma que sos puto” y 3) “Tu pareja Jones Huala te desea un feliz día desde Chile muaa!!!”. Ese era mi último día antes de empezar las vacaciones. Desde ya, envié carta documento a la patronal y también al SITPRENCH. La patronal no se hizo cargo de nada, dijo que iba a investigar el caso y nunca lo hicieron pese a que tienen cámaras de video en toda la redacción. Al regreso de mis vacaciones me encuentro con que me cambiaron de lugar la computadora sin avisarme por escrito. Por lo que no realizo mis tareas. Estuve 5 días sin trabajar aproximadamente pero yendo al diario.  Me amenazan con dar por concluido el contrato laboral. La FATPREN también emitió comunicado sobre el tema https://fatpren.org.ar/repudio-ante-caso-de-acoso-laboral-en-el-diario-el-chubut/Según el fallo antiobrero del juez Duret, nada de esto implica acoso laboral ni ningún tipo de discriminación. No hay ninguna referencia al respecto en la sentencia”. Tampoco hay ninguna referencia al respecto en el fallo de junio. A continuación, la foto en cuestión.

 


Como era de esperarse, Peral dictaminó: “Por todo lo anterior concluyo que el accionante no logró probar el contexto discriminatorio que alegó en el escrito inicial y por tal razón, en mi criterio, no es posible considerar que su despido tuvo esa ilícita motivación. En consecuencia, el recurso bajo análisis no puede prosperar”.

 

Ferrando Cordón se sumó al fallo con otras apreciaciones antiobreras y replica las sentencias de Duret dando por verdaderas acusaciones falsas. A la patronal no le exigen evidencias objetivas de sus afirmaciones; todo lo contrario ocurre con el despedido. Es un fallo arbitrario por donde se lo mire, utilizando distintas varas según las partes en conflicto.

 

La sentencia se da en un marco de creciente criminalización de la protesta social en la provincia y el país. Estos fallos antiobreros pretenden sentar precedentes para los convulsionados tiempos que se aproximan. Situaciones como las que yo viví pueden volverse relativamente habituales con el crecimiento de las movilizaciones contra las políticas de ajuste que implementa todo el régimen político contra los trabajadores, y de las cuales el Poder Judicial es una de sus patas principales. Por eso, no puede -ni debe- sorprender que el Chubutazo no haya dejado indemne los edificios públicos de este poder en Rawson, ciudad capital de la provincia. El fallo, además, busca aleccionar a la prensa independiente de las patronales y del régimen extractivista. En este caso, no lo lograrán. Seguiremos en las calles, en las rutas y en las rebeliones populares sin dudarlo. La lucha continúa.

lunes, 3 de julio de 2023

ATECh, crónica de una entrega recontra anunciada

Todos los sindicatos docentes de Chubut se sumaron a la farsa encabezada por el gobierno provincial y en vez de rechazar la vergonzosa propuesta salarial de Arcioni, decidieron pasar a cuarto intermedio y consultarla a las bases. Murphy pasó de “exigir” un básico de 200 mil pesos a aceptar un salario que para muchos implica recurrir al fondo compensatorio de Nación para llegar a los 145 mil pesos, es decir que una parte importante es en negro. Como lo anticipó este medio -el único en la provincia, dicho sea de paso- la conducción LILA levantó el paro “previsto” para mañana. Recordemos que la semana pasada hizo lo propio, incumpliendo con el mandato de 5 regionales. Esta genuflexión ante el gobierno a la vista del todo el mundo pretende cerrar el conflicto antes del receso escolar y darle aire a la fórmula oficialista, Luque-Sastre, para que lleven adelante la campaña electoral sin la docencia en las calles.

 



Por Iván Marín

 

Ensayo general para la farsa actual, teatro antidisturbios, diría la canción. Es el mejor resumen de lo que fueron las casi 5 horas de reunión paritaria llevada adelante en las instalaciones de Vialidad provincial en Rawson entre todos los sindicatos docentes y el ministerio de Educación, encabezado José Grazzini. A esta reunión se llegó luego de que la conducción LILA de la ATECH (Asociación de Trabajadores de la Educación del Chubut) hiciera caso omiso al mandato de 5 regionales la semana pasada para continuar con el paro progresivo. Para ello contó con la complicidad de las conducciones regionales en manos de la CELESTE. La única que se opuso y respetó el mandato de sus bases fue la regional Noroeste, dirigida por la BORDÓ. Recordemos que tanto los cabecillas de la LILA, como la CELESTE, militan la fórmula Juan Pablo Luque-Ricardo Sastre, este último vicegobernador en ejercicio. Nada bueno podía esperarse para los trabajadores de este frente único por el ajuste. Y nada bueno terminó ocurriendo.

 

El acta paritaria pretende demostrar una supuesta puja entre las conducciones sindicales y el gobierno. Allí se anuncia que la primera propuesta de Grazzini fue de un aumento del 5% al básico, que fue rechazada por unanimidad. Luego propuso un 8% con idéntico resultado. Hasta que, finalmente, el Gobierno planteó que “como esfuerzo presupuestario, como tercera y última propuesta el gobierno provincial proponer: elevar el básico en 10%, base de enero, además se ofrece un incremento del 10% en el ítem zona, llevando el valor a un 70% del básico testigo en el caso de la zona norte y un 90% del básico testigo para la zona sur. Asimismo, se ofrece incrementar en un 5% el ítem antigüedad a partir de los 12 años de antigüedad y para cada uno de los cortes, estableciendo la escala de antigüedad de la siguiente manera (todo al básico): 12-14 años, 70% sobre el básico; 15-16 años, 80%; 17-19 años, 90%; 20-21 años, 110%; 22-23 años, 120%, y24 o más años, 130%.

 

Por último, se agrega a la propuesta la incorporación del ítem recursos materiales como remunerativo, cumpliendo con la incorporación completa del haber docente como remunerativo y abarcando de esta manera al sector de jubilados, percibiendo el total de aumentos a los treinta días de otorgados”. Como se observa, en esta última propuesta no se dice nada del no descuento de los días de paro.

 

En 5 horas los 5 sindicatos (ATECH, SITRAED, SADOP, AMET Y UDA) lograron "arrancarle" (guiño, guiño) solo un 5% más al gobierno y algún que otro ítem menor. Rechazaron un 8% pero no hicieron lo propio con un 10%., es decir una diferencia mayor mínima.

 

Recordemos que la conducción LILA de la ATECh, a partir de mandatos de las bases, comenzó exigiendo 200 mil pesos al básico, luego 200 mil pesos finales, más adelante se bajó a esperar una propuesta “razonable” del gobierno y este mediodía antes de ingresar a la reunión comunicó a la docencia que cualquier propuesta del gobierno sería bajada a las bases para que sea debatida en asamblea. Estamos ante una de las mayores estafas en la historia del sindicalismo docente de la provincia en particular y de los trabajadores en general: se presentaron a elecciones como una opción de lucha y democrática y terminaron cumpliendo un rol policíaco al interior de la docencia, tratando de contener el descontento a como dé lugar.

 

Durante las 6 semanas de paros progresivos, la LILA hizo lo imposible para que al menos dos tercios de esas jornadas fueras paros domingueros, impulsando acciones falopas absolutamente intrascendentes. Cuando las acciones se avizoraron con pretensiones de masividad, las bases docentes no sólo se sumaron sino que fue creciendo en número a medida que fueron corriendo los días. Es lo que explica el apuro de la conducción por romper con esta dinámica, llegando al punto de no respetar los mandatos de 5 regionales.

 

La docencia rechazará esta burla del gobierno y las conducciones sindicales sin contemplaciones. Un verdadero plan de lucha surgirá sólo de la autoorganización de las bases, es decir, de autoconvocatorias en todas las localidades que tengan por objetivo la coordinación de la lucha en el vasto el territorio provincial y la imposición de la huelga general hasta triunfar.

 

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¡TODO AUMENTO AL BÁSICO!

¡POR ASAMBLEAS GENERALES PARA CONSTRUIR UN PLAN DE LUCHA!

¡POR LA HUELGA GENERAL DOCENTE HASTA TRIUNFAR!