sábado, 10 de agosto de 2019

Chubut: el 88% de una encuesta se expresó por una asamblea provincial de delegados


Lectores de Prosa Urgente se manifestaron ampliamente para que los sindicatos realicen asambleas provinciales de delegados y construir así un plan de lucha debatido democráticamente desde las bases contra las políticas de ajuste de Arcioni y Macri. Docentes de Trelew en conferencia de prensa se expresaron en el mismo sentido.





Desde la cuenta de Facebook de Prosa Urgente el 6 de agosto se impulsó una encuesta por 24 horas con vista a saber qué opinión tienen los seguidores del medio sobre un debate que recorre a distintos sectores de los trabajadores estatales movilizados: la necesidad de un congreso o plenario provincial de delegados que discuta un plan de lucha para derrotar las medidas de ajuste del gobierno provincial a cargo de Mariano Arcioni y del presidente Mauricio Macri. La encuesta se dio en el marco de un fuerte cuestionamiento de las bases a las conducciones gremiales, en particular a aquellas nucleadas en la Mesa de Unidad Sindical (MUS), por la tibieza con la que se comportan ante la difícil situación que atraviesa la provincia.


La consigna fue la siguiente: “Ante el plan de guerra del gobernador del Chubut, Mariano Arcioni, contra los estatales al anunciar el pago escalonado de los sueldos y adelantar que los trabajadores no percibirán las recomposiciones salariales acordadas antes de las elecciones provinciales, ¿considerás que el método más democrático para debatir y fortalecer un plan de lucha sería la convocatoria de asambleas provinciales de delegados por sector (docentes, ATE, Vialidad, etc) para después confluir en una gran asamblea del conjunto de los estatales?”.


Como se dijo, el relevamiento duró 24 horas y participaron 147 personas. De ellas, 129 (88%) votaron por la opción “Sí, Asamblea provincial”, mientras que tan solo 18 (12%) lo hicieron por “No, que decida la MUS”.




El miércoles 7 de agosto, un sector de docentes autoconvocados de Trelew, realizó una conferencia de prensa en el Comedor Universitario para dar su posición frente a la situación que atraviesa la educación. Cuando se les consultó si discutieron la posibilidad de realizar un plenario o congreso de delegados provinciales, contestaron: “Sí, se viene proponiendo desde hace más o menos una o dos semanas. De hecho, ayer en la reunión de nuestra delegación Este de la Regional se propuso justamente un plenario de todos los delegados escolares y representantes de todas las escuelas de la provincia en algún lugar a designar. Se le puede habilitar licencias gremiales a los compañeros para que puedan trasladarse. El sindicato tiene los fondos para poder hacerlo y es algo que perfectamente se puede llevar a cabo. Nuestra idea es que todas las personas que están en el aula, que están trabajando y conocen la realidad y la coyuntura, podamos juntarnos, podamos vernos y podamos entre todos consensuar y ver cómo seguir estas medidas. Nos parece muy importante, porque siempre son los dirigentes de las regionales los que son los intermediarios de las demandas y reclamos, y nunca tenemos contacto directo con eso (…). Los cambios se generan estando en la calle y movilizándonos. No alcanza con meter una boleta en una urna. Necesitamos estar activos todos”.


Sobre el sector docente hay que decir que en la provincia hay más de 700 escuelas. Un congreso de delegados con representantes de todos los establecimientos implicaría que más de 15 mil docentes de todo el territorio, desde localidades pequeñas como Las Plumas o Gualjaina, por citar algunas, hasta ciudades más grandes como Comodoro Rivadavia, Trelew, Puerto Madryn, Esquel o Rawson, deliberarían en sus lugares de trabajo para la construcción de un plan de lucha democrático y la elección de delegados para concentrarse en un multitudinario plenario con más de mil representantes. Allí deberían estar representados además de los sindicatos ATECh (Asociación de Trabajadores de la Educación del Chubut), SiTraEd (Sindicato de Trabajadores de la Educación) y Sadop (Sindicato Argentino de Docentes Privados), docentes no afiliados y el amplio movimiento de autoconvocados que se desarrolla en varios puntos de la provincia.


Es claro que un plenario de esas características movilizaría a miles de docentes, le daría otro impulso a la lucha porque se sumarían sectores que hasta el momento no lo hicieron, revitalizaría franjas que adhieren a las medidas de fuerzas pero no participan de las movilizaciones, y, sobre todo, implicaría un debate enriquecedor de posiciones plurales sobre cómo combatir las políticas de ajuste en curso. Desde ya, también sería un ejemplo para el resto de los sectores estatales. Incluso sentaría un precedente de enorme valor para confluir en un congreso de delegados los estatales en su conjunto. No hay acción más combativa que aquella surgida de la deliberación de sus propios protagonistas


En tiempos en los cuales en distintos medios nacionales ya se cita la situación económica y política de Chubut como un anticipo de lo que sucederá luego de las elecciones generales o del 10 de diciembre, por la crisis estructural que atraviesa la provincia a partir del endeudamiento en la que está inmersa y el ajuste sobre el pueblo trabajador para hacer frente a los vencimientos del mismo, también son las propias masas laboriosas las que pueden enseñarle el camino al resto del país de cómo enfrentar las medidas de ajuste que necesariamente el próximo gobierno nacional implementará para cumplir con las presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI).

domingo, 4 de agosto de 2019

Marcelo Ramal: “Las elecciones no van a ser una vía para resolver esta crisis”


El dirigente del Partido Obrero y economista marxista analizó en profundidad la crisis que atraviesa el país, el escenario electoral y las tareas de la izquierda revolucionaria en este contexto.


  Ilustración Gastón Spur


Por Iván Marín

Marcelo Ramal integra la tendencia pública del Partido Obrero (PO) que exige su reconocimiento a la dirección nacional de esa fuerza, es un destacado dirigente de la izquierda en el país y economista marxista y docente universitario. Prosa Urgente se comunicó con él para entrevistarlo sobre la situación que atraviesa el país y la crisis que recorre al Partido Obrero desde hace unos meses cuando un sector comenzó a cuestionar la orientación política de su conducción. La tendencia a la que pertenece Ramal también es integrada por Jorge Altamira, a quien entrevistamos a los pocos días de que se conociera su expulsión. Hoy ese sector lo componen alrededor de mil militantes y luchan por su reincorporación al partido.


Las condiciones de vida de la masa trabajadora del país son cada vez peores y el panorama para los próximos meses no es muy alentador. En Chubut en particular la deuda de más de mil millones de dólares que contrajeron la actual gestión de Mariano Arcioni (Chubut al Frente), y las dos anteriores, estrangula las arcas provinciales, y descarga todo su peso sobre los trabajadores, con preeminencia en estatales. Al pago fuera de tiempo y forma de sus salarios, se le suma que no se le abonarían los aumentos acordados semanas antes de las elecciones provinciales. Las conducciones sindicales hacen lo imposible por contener a sus afiliados, que sin embargo se autoconvocan en asambleas en distintos puntos del territorio provincial, en especial en el sector docente. El fantasma de la ocupación de delegaciones estatales y cortes de ruta del primer semestre del año pasado recorre el escenario cada vez con más fuerza.


En el extenso diálogo que compartimos en YouTube y también transcribimos a continuación, Ramal explica por qué caracterizan que el escenario electoral se encuentra bajo la tutela del Fondo Monetario Internacional (FMI), opina sobre el debate en torno a las Leliqs y sus posibles resoluciones, polemiza contra los sectores del kirchnerismo que postulan una “vía portuguesa” para salir de la crisis, argumenta por qué “las elecciones constituyen un enorme engaño y ficción política”, anticipa que se prepara el estallido de una crisis nacional con características análogas a la del 2001, propone como respuesta de las masas trabajadoras a este complejo panorama la realización de una asamblea constituyente y, entre otras cosas, justifica por qué su sector político llama a votar al Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU) a pesar de las enormes diferencias que los distancian. Desde ya, también polemiza con la dirección nacional del PO.





Hace aproximadamente 10 días la fracción de ustedes del Partido Obrero emitió un comunicado caracterizando a las elecciones de estar bajo la tutela del Fondo Monetario Internacional, ¿a qué se refieren con eso?

A varios motivos. El primero de ellos es que objetivamente el país ha sido colocado bajo una tutela colonial después que con la crisis de abril-mayo del año pasado, el desbarranque cambiario, la fuga de capitales, comenzó el proceso de supuesta asistencia financiera que ha cargado al país con una deuda de casi 60 mil millones de dólares, que Argentina evidentemente no puede pagar en el próximo período, y que por lo tanto somete al rumbo del país en los términos del cumplimiento de ese acuerdo, -o sea, si ese acuerdo es efectivamente cumplido-, a todo tipo de condicionamiento en función de lo que decida el capital internacional y el FMI. En segundo término, esta situación ha condicionado el propio proceso electoral. Por un lado, la coalición oficial, que estaba en desintegración como resultado de toda la crisis política y económica, ha tenido que armar una fórmula conjunta con el PJ, con un elemento como Pichetto (Miguel Ángel), que en sus expresiones públicas se esfuerza en presentarse como un representante de este mismo capital internacional y de la política de Trump (Donald), en todo lo que tiene que ver por ejemplo con la cuestión migratoria o represiva. Del otro lado, Cristina Fernández de Kirchner se corre del lugar central de la fórmula presidencial para hacerle lugar a otro amigo del capital internacional, que es Alberto Fernández, un exfuncionario de Domingo Cavallo, que ha mantenido este tipo de contactos durante décadas.


Entonces, es indudable que si a eso le sumamos las expresiones públicas de los candidatos, en el sentido de que se va a mantener a rajatablas el acuerdo con el FMI, y que se va a solicitar una reestructuración, a sabiendas de que esa reestructuración va a tener como contrapartida exigencias en materia de la confiscación de los fondos jubilatorios estatales, una reforma laboral y otras medidas lesivas para los trabajadores y para el país, es muy claro que la verdadera junta electoral de estos comicios es el Fondo Monetario Internacional.


¿Se desprende de todo lo que estás diciendo que el ajuste es el único horizonte posible desde la perspectiva de los partidos patronales?

Sí. Desde luego que así está planteado. Pero en este punto yo quisiera desmitificar la palabra ajuste, porque se asocia naturalmente a una restricción de gastos pero a cierto tipo de orden o de encaminamiento de una crisis, aunque sea dolorosa. En realidad, lo que se prepara acá es el estallido de una crisis nacional todavía más aguda. Por un lado, porque Argentina va a tener que hacer frente a un endeudamiento intolerable, y luego porque las medidas para hacer posible el pago de ese endeudamiento va a llevar a crisis sociales y choques entre las clases sociales cada vez más fuertes.


En los últimos días hubo declaraciones de Alberto Fernández sobre las Leliqs, ¿podrías explicarnos qué resoluciones ves a ese debate y el impacto que puede tener sobre los sectores populares?


Las Leliqs son un conjunto de letras, de “pagaré”, que el Banco Central contrajo con el sistema bancario privado con el objetivo de absorber su propia emisión de moneda nacional y evitar que esa emisión monetaria, en medio de un proceso de descomposición económica como el que estamos viviendo, esa emisión monetaria se vaya al dólar. La relativa estabilidad cambiaria de los últimos meses tuvo como contrapartida la formación de esta bola de nieva, es decir de una deuda cada vez mayor, que además como se renueva a corto plazo y a tasas de interés altísimas va forman una espiral de deuda que hoy está cerca de los 30 mil millones de dólares. Entonces, la medida propuesta por Alberto Fernández, aunque no se expresó abiertamente, cuando él dice que hay que terminar con esta cuestión, probablemente se refiera al hecho de armar lo que se conoció en los primeros años de los noventa como “Plan Bonex”. Es decir, cambiarles a los bancos estas letras del Banco Central por bonos de mayor duración o eventualmente tomar dólares del Tesoro nacional, que están hoy en el Banco Central, y utilizarlos para cancelar esta deuda. Todo esto implicaría un salto muy importante en la carga de la deuda pública argentina, que seguramente va a volver a ser pagada por trabajadores y consumidores.


La otra variante para deshacerse de estas Leliqs sería una megadevaluación por la vía de bajar abruptamente la tasa de interés que rinden y dejar que los pesos invertidos en estas letras se vayan al dólar. Lo cual provocaría un cimbronazo económico gigantesco, un nuevo salto fantástico en el dólar y en los precios. En cualquiera de las dos variantes es evidente que la quiebra del Banco Central, con la cual lucraron los bancos privados durante todo el último período, pretende ser resarcida contra trabajadores y jubilados, y no sobre la base de quienes se beneficiaron con ellas, que son los bancos.


¿Qué opinás de la posibilidad de darle una salida a la crisis basándose en la experiencia portuguesa, como adelantaron algunos sectores del kirchnerismo?

¿En qué sentido?


Contraponen la experiencia portuguesa a la de Grecia, porque supuestamente en Portugal no hubo ajuste y la economía creció sin necesidad de ajustar sobre el pueblo.

Con Portugal se ha armado un mito de un país que ha tenido crecimiento sin ajuste. La clave sobre la cual se armó una cierta reactivación económica en Portugal fue después de que se avanzó en forma absolutamente violenta sobre las leyes laborales del país y se extendió una norma generalizada de flexibilización laboral. Esto junto con medidas de ajuste que también existieron. Es decir que el supuesto modelo portugués fue también un modelo de ajuste y de flexibilización laboral.


Algunos reivindican el período del gobierno socialista del 2015, pero eso se hizo sobre la base de un ajuste que le precedió.

Por supuesto. Se había hecho un trabajo sucio enorme, que no fue revisado, en materia de recortes en salud, educación, en puestos de trabajo, y luego sobre la base de una liquidación enorme de conquistas laborales.


¿Qué tareas, considerás, que deben llevar adelante los revolucionarios en general en este escenario, y el Frente de Izquierda en particular en la campaña electoral?

Para nuestra tendencia lo más importante ahora de cara a la campaña electoral es explicarles a los trabajadores que las elecciones no van a ser una vía para resolver esta crisis y para resolver sus reclamos. Las elecciones constituyen un enorme engaño y una enorme ficción política. Digamos, el engaño y la ficción política tienen dos etapas. Una, tratar de persuadir a los trabajadores para que hoy no se movilicen a la espera de colocar la papeleta electoral. Esto que el año pasado se llamaba ´Hay 2019`. Aquello que Moyano (Hugo), en aquel 21 de febrero, señaló al decir ´aunque hoy seamos 150 mil personas en la calle hay que esperar a que alguien el año que viene le gane a Macri`. Esta es la primera operación de engaño sobre la cual se basan las elecciones. Y la segunda, naturalmente como consecuencia de esta, es que los que supuestamente le darían una salida a esta crisis no se la van a poder dar, y esto que estamos hablando de las Leliqs anticipan los enormes cimbronazos económicos que se vienen y que van a tratar de ser cargados sobre las espaldas de los trabajadores.


Entonces, hay que intervenir en el proceso electoral explicando su verdadero carácter y llamando a los trabajadores a prepararse para las enormes luchas que se vienen y también la fuerte crisis política, porque los bloques llamados a pilotear esta crisis, Macri o F-F, tienen condiciones políticas muy precarias para llevar adelante la tarea que no pudo hacer Macri, que es justamente una reestructuración social en la Argentina contra la clase obrera y contra los oprimidos. De cara a esta realidad, nosotros sostenemos la vigencia como planteo político frente a la impotencia de las salidas actuales y de las salidas que se vienen, la lucha por convocar a una asamblea constituyente que revoque los poderes actuales, los poderes establecidos, y discuta ella misma reorganizaciones sociales de fondo. Y esto lo ligo a un problema que estuvo presente en toda esta charla que hemos tenido, que es el problema de la deuda externa. Porque la fuerza de una decisión soberana de no pagar la deuda externa está fuertemente ligada a la impugnación no solo de la deuda sino del Estado y de los regímenes que la contrajeron. Entonces, una asamblea nacional constituyente que revoque ese régimen, ese Estado, y se plantea otro sobre bases sociales diferentes, constituiría un fuerte espaldarazo político para avalar la decisión de no pagar, incluso frente al conjunto del capital internacional.


¿Podrías profundizar sobre el carácter de esa asamblea, cómo se concretaría?

Una asamblea constituyente implica la deliberación de representantes electos nacionalmente que, a diferencia de otras constituyentes que han existido, a nuestro juicio debería tener dos características. Una, que resulte libre, soberana. Es decir, que su agenda no viene condicionada por su convocatoria. Por ejemplo, ha habido constituyentes que solo se reunieron para discutir si un presidente podía ser reelecto o no. Esta tiene que discutir todo el régimen político y social. La cuestión de la deuda, el problema energético y de los recursos no renovables del suelo, el régimen laboral, las condiciones jubilatorias. Es decir, tiene que colocar toda la agenda de la crisis nacional en debate. Y, en segundo lugar, que, atendiendo al carácter de la crisis nacional, debe dar los primeros pasos y las medidas elementales para que esas transformaciones se ejecuten, por ejemplo la impugnación de la deuda externa. Y como te decía antes, tendría un enorme valor que una asamblea electa, es decir la expresión más completa de la soberanía popular, tome la determinación de impugnar el pago de la deuda, como respaldo político a una decisión de este tipo.


¿Cómo se deberían elegir los representantes a esa asamblea?

La convocatoria debería hacerse por algún mecanismo electivo, democrático. Es una elección, debería por supuesto asegurarse la posibilidad de una libertad política muy clara para poder en el período previo debatir las propuestas que se llevan a la asamblea. Y es indudable que la propia naturaleza de la asamblea está relacionada con quién la convoca. Para nosotros la pertinencia de una asamblea constituyente es un gran incentivo, un gran aliciente, para impulsar una gran iniciativa y una movilización de los trabajadores de carácter histórico, que termine con el régimen actual. En el país, por toda la crisis que te he pintado, vamos a volver a vivir episodios similares a los del año 2001, es decir un choque de características generales entre las masas y estos gobiernos ajustadores. La perspectiva de ese choque nos obliga a un planteo de poder político, es decir quién va a gobernar a la Argentina. Nuestra propuesta es que en una lucha, en una movilización, donde podamos terminar con los Macri, con todo este régimen de hipotecamiento nacional, lo que emerja sea esta constituyente soberana. Por eso durante el año pasado nuestra tendencia planteó la necesidad que, al menos en el Partido Obrero, pero también se lo planteamos al resto de la izquierda, interviniera en la crisis nacional con tres consignas importantes: fuera Macri, asamblea constituyente y que gobiernen los trabajadores.


¿La asamblea constituyente sería la consecuencia lógica o política de la propia dinámica de la movilización?

Exactamente.


¿En qué estado se encuentra hoy la crisis del Partido Obrero? Desde su dirección nacional insisten en que la fracción que vos integrás se colocó sola por fuera del partido, es decir dicen que no fueron expulsados. ¿Qué opinás al respecto?

El debate que teníamos recién sobre las perspectivas políticas en la Argentina creo dejó planteado muy claramente cuál es la polémica política que está en el corazón de esta crisis, porque nuestra tendencia considera que frente al carácter que tiene toda esta crisis de régimen político y social en la Argentina la izquierda tiene que plantarse explicando a los trabajadores el alcance de esta crisis y planteando una perspectiva de política. Esto fue rechazado durante todo un período en el debate interno que tuvimos en el Partido Obrero. Transcurrió un congreso del partido donde soportamos diversos tipos de restricciones para poder dar un debate antes y durante el congreso. Y como consecuencia de esa situación y de ese desenlace, y estando presentes estas divergencias, nosotros constituimos a través de un documento político una tendencia en el Partido Obrero y reclamamos que fuera reconocida como parte del Partido Obrero. Entendemos que esto forma parte de la tradición de la historia del movimiento socialista y comunista internacional, donde a través de fracciones o de tendencias, en distintos momentos de la historia se desenvolvieron polémicas de cara al conjunto de los trabajadores. Nosotros no queremos que este debate sobre la perspectiva política se desarrolle puertas adentro del partido solamente. Pensamos que tiene que tener un carácter público. Luego, naturalmente, y existiendo esta polémica, defendemos una unidad de acción. Por ejemplo, nuestra tendencia convoca al voto al Frente de Izquierda Unidad en todo el país, y estamos desarrollando una campaña política en apoyo a las listas del Frente de Izquierda. Solo que lo hacemos desde estas posiciones políticas que yo te desarrollé durante todo el reportaje, no hemos hablado de las posiciones políticas de los demás, -me refiero de los demás dentro del Partido Obrero y del Frente de Izquierda-, pero creo que los planteos que yo te expuse hablan sobre sí mismos en relación a cuáles pueden ser esas divergencias.


Ahora, nosotros queremos desarrollar esta acción como parte del Partido Obrero, incluso y sobre todo porque pensamos que esta orientación que estamos llevando adelante está en el ADN del Partido Obrero. El Partido Obrero siempre intervino en las grandes crisis nacionales planteando una perspectiva de poder político. Entonces, frente a esto se nos ha utilizado este eufemismo de la autoexclusión, que es una expulsión disimulada, que por supuesto rechazamos.


¿Cómo avizorás que se puede llegar a resolver esta situación?

Nosotros estamos actuando como tendencia del Partido Obrero haciendo conocer nuestras posiciones, desenvolviendo estos planteos que hemos podido discutir acá. Inclusive en estos momentos estamos haciendo una campaña con charlas y actos en todo el país expresando nuestro punto de vista, pero siempre en apoyo a las listas del Frente de Izquierda Unidad. Y, por supuesto, estamos en el reclamo de nuestro reconocimiento como tendencia. Es decir, queremos hacerlo en el marco del Partido Obrero, tener un espacio para la tendencia en los materiales del partido, en su página web. El centralismo democrático como concepto es muy claro, es la unidad de acción y la más completa libertad en la discusión y en la polémica. En un país donde existe, por ejemplo, una dictadura militar o condiciones totalitarias, la libertad en la polémica puede restringirse. Pero en un país donde las condiciones de libertad política son las que existen hoy en la Argentina, donde vos me llamás por teléfono y hablamos tan ampliamente sobre nuestras posiciones políticas y vos después las vas a exponer en un reportaje, por qué todo esto que yo te estoy explicando, por qué esta polémica no la puede conocer un lector de tu revista, que seguramente por las características de las preguntas que me hiciste lo supongo a tu lector como un luchador o un militante de izquierda. ¿Por qué él no puede intervenir y participar de esta discusión, y esa discusión solo debería darse lugar a puertas cerradas? No estamos de acuerdo. No ha sido así en la historia del movimiento socialista y comunista internacional.


Hace pocos días se desarrolló en Atenas una reunión de organizaciones que integran la Coordinadora para la Refundación de la Cuarta Internacional (CRCI), donde vos estuviste. ¿Podrías resumir los principales puntos que discutieron?

La reunión dio lugar a un conjunto de debates políticos que tienen que ver con las polémicas que sostenemos en el Partido Obrero. La reunión reveló, con la participación de otros delegados internacionales, que esta polémica incluso tiene un alcance internacional. Lo cual mostró que la crisis del Partido Obrero no es un problema de una lucha de personas o de carácter camarillesco, sino que involucra problemas políticos de enorme interés no solo para la izquierda nacional sino internacional. Es decir, cómo se para la izquierda en medio de un cuadro mundial donde todas las contradicciones sociales y políticas del capitalismo se agravan. Un período de guerras, revoluciones, insurrecciones populares. Entonces, la gran pregunta allí es si la izquierda tiene que adocenarse y confinarse al progreso parlamentario a la sombra del régimen imperante, o si tiene que convocar a las masas a una acción resuelta por el poder político. Esta cuestión estuvo permanentemente presente en el debate. Y luego en su desenlace se presentó una tentativa de acuerdo o de tregua que revelaban en su propia confección una suerte de incomprensión de la crisis del Partido Obrero. En mi caso, junto con mis compañeros de nuestra tendencia, nosotros sostuvimos que una tregua se corresponde a una situación de conflicto bélico, y nosotros no nos encontramos en guerra con nadie, por lo menos adentro del Partido Obrero. La guerra es con el capital, con el Estado, con sus partidos, con la patronal. Lo que reclamamos en el Partido Obrero es algo mucho más sencillo, nuestro derecho a poder expresarnos como tendencia, sin pelearnos con nadie, y teniendo los instrumentos políticos para poder dirigirnos a la militancia del Partido Obrero y a los trabajadores en general.


¿Y qué opinión tenés respecto a la respuesta de Gabriel Solano al documento que publicaron ustedes tras la reunión?

Creo que reitera la incomprensión sobre el debate de fondo que estamos teniendo, pero esencialmente es la negativa a que podamos actuar como tendencia. Ese es el eje del planteo. Es decir, refrenda esa negativa y refrenda también una política expulsiva hacia nosotros. De todos modos, si vos me decís, ¿vos te considerás expulsado, vos te considerás afuera del Partido Obrero? Sí y no. Sí porque naturalmente existió la medida expulsiva. Pero el Partido Obrero no es un sello, no es una personería, ni siquiera un grupo de dirigentes. El Partido Obrero es una construcción histórica, un programa y una estrategia. Y nosotros no vamos a renunciar a eso bajo ningún punto de vista.


¿Cómo llega la clase obrera a este escenario, sobre todo después de las elecciones? ¿Lo que está sucediendo en el Partido Obrero expresa una crisis de dirección al conjunto de la clase obrera?

Una pregunta compleja. Primero, la clase obrera llega a este desenlace electoral cruzada por conflictos muy importantes e interesantes. Ocupaciones de fábricas; huelgas docentes en Chubut, en Salta; la situación de Minetti en Córdoba; la gran lucha de Minera Aguilar en Jujuy; Canale en la provincia de Buenos Aires. Me interesa destacar esto porque se relaciona con lo anterior. ¿En qué sentido? Le dicen al movimiento obrero que se quede ´tranqui`, a la espera del desenlace electoral, y a contrapelo de eso todo un sector del movimiento obrero dice ´no, yo no deposito mis reclamos en la papeleta electoral sino que salgo a luchar ahora`. Entonces, esto es un gran anticipo, un gran precedente para todo el período que se viene.


Esto también forma parte del debate que tenemos en el Partido Obrero porque rechazamos una línea derrotista y conservadora de la actual dirección, que ha justificado el volcarse muy rápidamente al calendario electoral con el argumento de que el movimiento obrero estaba planchado. Y nosotros hemos puesto mucho énfasis en el seguimiento y en el interés en el desarrollo de estas luchas obreras.