miércoles, 23 de octubre de 2019

Ana Belinco: “Decidí irme del PTS porque tomó una orientación parlamentarista”


La docente y dirigente sindical en la villa 1-11-14 del Bajo Flores se refirió a su ruptura con el partido de Nicolás del Caño luego de más de dos años de militancia: campañas electorales vacías y despolitizadas, el lugar que ocupó el trap de Nico en la misma, la crisis internacional. Su empalme con la Tendencia Pública del PO.





Por Iván Marín


Ana Belinco ejerce la docencia primaria desde hace más de 13 años en la villa 1-11-14 del Bajo Flores, en Capital Federal. Hace 7 años que trabaja en la Escuela N 13 del distrito escolar 11. Su práctica como trabajadora de la educación siempre se combinó con militancia en los barrios y sindical, ganándose un lugar como referente en el activismo del sector. Es delegada en su colegio. Desde finales de 2016 comenzó a militar en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), la fuerza política conocida por tener como figura pública a Nicolás del Caño, hoy candidato a presidente por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU).


Hace poco más un mes Belinco publicó en su cuenta personal de Facebook una carta de ruptura con el PTS que revolucionó a cierto sector del activismo de izquierda por sus críticas no solo al partido donde ella militaba sino al Frente de Izquierda en general, hoy integrado por el Partido Obrero (dirección oficial), Izquierda Socialista y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST). Sus cuestionamientos iban en un sentido parecido a los que venía haciendo la Tendencia Pública expulsada del Partido Obrero: electoralismo y parlamentarismo rabioso del FITU, caracterización conservadora de la situación económico-política y de los trabajadores, y falta de una perspectiva de poder revolucionaria, entre otras. De todas esas cuestiones charlamos con la docente durante 17 minutos. Compartimos a continuación enlace en Youtube con el audio completo de la entrevista y abajo la desgrabación. Consideramos las afirmaciones esgrimidas por la docente un aporte a la discusión sobre qué tipo de izquierda revolucionaria precisamos las y los trabajadores ante la crisis que atraviesa el país y el mundo.






La idea es que nos relates cuáles fueron las razones que te llevaron a la ruptura con el PTS. Sabemos que en esa carta muy interesante que escribiste hay fuertes críticas a la orientación electoralista y parlamentarista no solamente del PTS sino más bien del Frente de Izquierda en general.

Decidí irme por eso que decís, porque el PTS tomó una orientación parlamentarista y democratizante, no solo el PTS sino el FITU de conjunto, en medio de una campaña electoral que se está dando en el medio de una bancarrota del sistema capitalista a nivel mundial, abierta desde el 2008, y con una Argentina que está al borde del colapso, que promete seguir en ese rumbo forzada por el plan de ajuste del FMI (Fondo Monetario Internacional) que está gerenciado por el macrismo, radicalismo, peronismo, los partidos patronales de todos los colores, garantizado por la burocracia sindical y eclesiástica que nos quieren hacer esperar sentados en casa en medio del espanto de la burguesía para que no estalle todo, la pobreza, la desocupación, la carestía de la vida. Y en medio de ese escenario hubo una adaptación de la izquierda en general muy fuerte al régimen y a una conciencia del movimiento obrero que se catalogaba como conservadora, como atrasada, en vez de salir a hacer una campaña socialista y revolucionaria que le explique a los trabajadores que justamente la solución no iba a venir por medios de las urnas, esta pseudo democracia, sino que hay que organizar desde los lugares de trabajo, de estudios, la perspectiva de una huelga general que pueda imponer una asamblea constituyente libre y soberana donde nosotros, los y las trabajadoras, podamos discutir de verdad nuestros verdaderos problemas, una asamblearia que revoque todos los poderes del Estados para poder forzar un gobierno de los trabajadores que sea la única perspectiva.


¿Nos podés recordar cómo está girando o cómo se expresa en la actualidad la campaña del Frente de Izquierda?

Cuando yo expresé todos estos desacuerdos, los expresé por escrito, en mi equipo partidario, en la dirección de la regional. Me dijeron que los “focus group” contratados por el partido, o sea estos grupos especializados que se encargan de hacer encuestas entre la sociedad, decían que la gente no entendía nada si se le hablaba de asamblea constituyente o de gobierno de los trabajadores, y que había que salir a hablar de cosas comprensibles y que fueran de preocupación inmediata de la gente. O sea ahí ya tenés, utilizando una tecnología, que está muy bien utilizarla y demás pero que se determinó direccionando la actividad del partido. En ese sentido se pensó el programa de emergencia frente a la crisis que se levanta, que es correcto, la indexación de salarios, que cuando una fábrica cierra, se toma y demás; pero se mantuvo conscientemente este programa desvinculado de una perspectiva de salida como es expresar la necesidad de que los laburantes tomemos el poder y te deja sin norte estratégico. Porque se ocuparon más de ver qué era lo que la gente quería escuchar que en ver qué era lo que había que decir según la realidad.


El problema es que esto para un trotskista, el programa y la acción, partidaria no puede acomodarse al atraso de las masas sino que tiene que dar respuesta a las condiciones objetivas de la crisis, que en la Argentina, como vos y todos allá en Chubut sabrán, tuvo una enorme agudización con el “Chubutazo” donde estatales, docentes, médicos, enfermeros, petroleros, etcétera, paralizaron la provincia en el medio de esta bancarrota nacional e internacional con piquetes, barricadas, toma de rutas, asambleas y quemando la Legislatura, y no hubo en la campaña nacional una unión cabal con estos procesos, y tampoco con las tomas de fábricas como en Kimberley Clark, en Mielcitas. Todo eso pasó de largo.


De hecho, tampoco lo hay en la campaña del Frente de Izquierda acá en Chubut. Ni siquiera agitan el “Fuera Arcioni” en la campaña electoral. Más allá de eso, ¿cómo se dio la lucha al interior del partido, cuándo la comenzaste y cuál fue el clic que te llevó a decir “hasta acá llego”?

Yo empecé a agudizar la discusión porque veía que la deriva electoralista se iba agudizando y se expresaba por medio de una campaña centrista muy fuerte que tenía como objetivo captar el voto joven de manera despolitizada por medio de un trap que se hizo viral y que se tornó como el eje de agitación en los colegios, en las universidades, inclusive en las mesas de agitación que poníamos en las calles, con la bajada que había desde el partido de preguntarle a la gente si conocía a Nico del Caño; si lo conocía, por qué; si lo conocía por el trap; si lo conocía por el trap, por qué le gustaba el trap; en el medio de todo ese cuadro que yo te marcaba.


¿En serio el trap fue un eje de la campaña?

El trap fue una metodología que se utilizó de manera consciente y persistente. Era con lo que se pasaba por los lugares de estudio, por ejemplo. O sea, fue una profundización en el sentido de querer hacer conocidas a figuras públicas en vez de explicar la necesidad que tenemos de disputar el poder político de un régimen que está en decadencia. No se correspondía con las necesidades.


Aparte, en la universidad no necesita demasiada presentación Nicolás del Caño, y menos con un trap.

Tal cual. Y aparte los universitarios no era lo que estaban queriendo escuchar. Quieren escuchar cómo comprar los apuntes, cómo poder recibirse y demás, y aparte darles una perspectiva política para poner la universidad al servicio de la pelea de los trabajadores y trabajadoras. A eso sumale que también se puso como eje meter a Myriam Bregman como diputada para legislar el aborto o para legislar la legalización de la marihuana o para defender a las mujeres, los trabajadores y la juventud legislando leyes a su favor dentro del parlamentarismo burgués. O sea, esto rompe con toda concepción de un parlamentarismo revolucionario en términos leninistas como lo concebimos los revolucionarios, como un tribuno del pueblo que levante las demandas más sentidas pero que al mismo tiempo denuncie la imposibilidad de alcanzarlas dentro de este sistema, que no legisla para nosotros, que legisla en contra de la clase obrera. O sea, hay una desvirtuación de lo que tiene que ser un parlamentario.


¿Durante cuánto tiempo diste la lucha interna?

La pelea la empecé a dar más fuerte desde abril, desde el último congreso partidario, con toda la discusión del MST, que yo era expresión de minoría, diciendo que me parecía que era por esta presión electoralista, por esta desesperación de no perder votos que se estaba haciendo eso. Yo no estaba de acuerdo. La di durante cinco meses aproximadamente, con la campaña en el medio. Y la gota que rebalsó el vaso para mí fue la votación positiva de la ley antiobrera y desmovilizadora de Emergencia Alimentaria, que fue un salvavidas para el régimen de conjunto, y que significaba el insulto de 9 pesos por día para sacar del hambre generalizada a la gente, supuestamente. O sea, los parlamentarios del PTS y del PO oficial votaron a favor de eso, que era un escándalo, y la diputada de Izquierda Socialista se abstuvo, estuvo bien. Pero esto es una muestra de que el FITU no es más que un rejunte electoral oportunista más que un nucleamiento político. Si bien conserva la independencia de clase y demás, y por eso estaríamos llamando a votar a ese espacio pese a todas las críticas, hay que decirlo.


Vos mientras estuviste dando toda esta discusión, o más bien cuando te fuiste, empalmaste ideológica o programáticamente con lo que es la Tendencia Pública del Partido Obrero, los compañeros que fueron expulsado del partido. ¿Cómo se fueron dando estas coincidencias?

Sí, porque yo mientras daba la discusión salió todo el tema de la ruptura dentro del PO, la discusión que se abrió con después la posterior expulsión de hoy más de mil compañeros, y empecé a leer qué era lo que estaba pasando porque la realidad es que este debate contra la adaptación democratizante y electoralista atraviesa a toda la izquierda mundial, y fue abierto por la Tendencia del PO en esos términos, que salieron a plantearlo al interior de su partido pero en perspectiva de marcar que era algo que estaba pasando de conjunto. Si bien se quiso sentar la idea en el PTS de que la crisis del PO es por una charca metodológica, que se están peleando por aparato, la realidad es que lo que está abierto es un debate político estratégico clave en el medio de un derrumbe electoral del FITU en todo el país. O sea, amerita hacer un balance serio de qué es lo que está pasando.


En ese sentido, cuando yo empecé a leer toda esa discusión entendí mucho más la discusión que estaba dando al interior del PTS, y por eso hoy estoy eligiendo confluir y construir el espacio de la Tendencia del Partido Obrero porque me parece que cada militante, que cada trabajador de izquierda, tiene que fortalecer la lucha contra la adaptación de las direcciones de los partidos que se presentan como revolucionarios, porque si no el capitalismo nos va a llevar puesto. Es un deber que tenemos los y las revolucionarias salir a dar esa discusión.


¿Cómo sigue tu militancia en adelante, qué repercusión tuvo esta ruptura en tu círculo cercano y qué opinión tenés de las críticas públicas a las direcciones de los partidos cuando no hay acuerdos, creés que es sano para la militancia de izquierda?

Mi militancia sigue en ese sentido que te decía. O sea, para mí se impone más que nunca construir un partido revolucionario de la clase trabajadora que se pueda poner al frente de disputarle el poder político a esta burguesía que nos está llevando a la nada, en ruptura con el capitalismo, y por un mundo socialista. Esa es mi militancia. En ese sentido creo que, para no olvidarme cuál fue mi primera confluencia con la Tendencia del Partido Obrero, o sea el movimiento de mujeres y el último Encuentro de Mujeres al que fui confluyendo con la línea de las compañeras del Plenario de Trabajadoras (Tendencia del PO), lleve la perspectiva, o sea las mujeres en el mundo entero están a la cabeza de esa lucha, somos vanguardia en esa lucha y tenemos que dar una pelea dura, decidida, para que nos dejen de hacer pelota.


¿Qué repercusión tuvo en tu círculo próximo la ruptura, se han acercado también compañeras y compañeros de otros espacios?

La verdad que tuvo mucha repercusión, mucha gente que se comunicó conmigo desde diferentes organizaciones, no solo del PTS, o sea compañeros y compañeras dentro del PTS que están tratando de pensar, inclusive quedando internos al partido para dar la discusión desde ahí o desde afuera. También gente de otras organizaciones que estamos todos en esa línea de lo que vos decías antes, de pensar qué formas de construcción de partido son saludables en el sentido de la democracia interna que tiene que haber en los partidos, cómo se entiende el centralismo democrático porque también es una discusión que sobrevoló mucho todo esto de que parece que el centralismo democrático es hablar hacia adentro y callarse hacia afuera. Bueno, eso no puede ser así. Los revolucionarios hacemos política hacia las masas trabajadoras para que todos los trabajadores se involucren en cómo construir la revolución. En ese sentido a mí me parece que el centralismo democrático tiene que ser la mayor discusión hacia adentro y poder sacarlo hacia afuera para hacer parte a todos los trabajadores y trabajadoras que son con los que esperamos hacer la revolución porque no la vamos a hacer entre cuatro.


En los últimos días ha habido movilizaciones importantes en distintos países de Latinoamérica y del mundo, sabemos que la Tendencia del Partido Obrero ha venido dando una discusión primero al interior del PO y después hacia afuera sobre el escenario mundial. ¿Este aspecto también ha tenido algún tipo de relevancia en tu ruptura con el PTS y en las críticas a la orientación que viene llevando adelante el Frente de Izquierda?

Sí. Como te decía al principio, yo empecé a dar toda esta discusión en el medio de que en Argentina el FITU estaba desarrollando esta campaña lavada al calor de una situación convulsiva que atraviesa el capitalismo a nivel global que viene desde hace años. Ahora estamos viendo picos pero no es algo nuevo. Desde Asia hasta Medio Oriente y ahora fuerte acá en América Latina. Una situación que la izquierda argentina no atinó a prever cuando a los marxistas no deberían sorprendernos estos procesos de crisis del capital si usamos correctamente el método materialista dialéctico que nos legó Trotsky por allá atrás para analizar la realidad.


El pueblo ecuatoriano y chileno son los espejos donde tenemos que mirarnos los pueblos latinoamericanos de conjunto. Chile es hoy un pueblo que se está despertando, como ellos mismos dicen que se levantan contra la bancarrota del régimen político de Piñera (Sebastián, presidente de Chile) que no es más que el pinochetismo del siglo veintiuno, es una continuación de esa política represiva, y que aplicó a rajatablas los planes del FMI hundiendo en la miseria a los trabajadores, a los jubilados, a los estudiantes, impidiendo el acceso a la educación. Frente a esto los trabajadores hoy se están organizando por la huelga general, por una asamblea constituyente como salieron a decir hoy (por ayer) llamando a la huelga para mañana (por hoy), que le permita a las mayorías populares decidir sobre su propia vida. Y están gritando “Fuera Piñera” mientras el presidente dice que está en una guerra y circulan audios de la primera dama hablando de una invasión alienígena, o sea uno se pregunta si es real o no pero pareciera ser que sí. Y ese es el desprecio que tienen los ricos por los que laburamos. Y Chile y Ecuador marcan el camino para una Argentina que todos los analistas están diciendo que está sobre el abismo porque del pago de Argentina depende que el propio FMI no entre en una bancarrota general. Y en el medio de esta crisis capitalista el mundo capitalista necesita ese salvavidas. Entonces, gane quien gane las elecciones va a buscar cumplir con sus socios fondomonetaristas descargando el peso sobre el pueblo trabajador, y no nos queda más que organizarnos y luchar con los métodos de clase obrera porque vamos a decir, para terminar, que el parlamento no nos va a salvar de este lío.

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