La vuelta del “Fuera Arcioni” a escena. Un nuevo episodio en
la resistencia del pueblo chubutense por la defensa de sus conquistas. Crónica
y reflexiones sobre las multitudinarias movilizaciones en distintos puntos de
la provincia.
Por Iván Marín
Cualquier tentativa por entender los avances del lobby
minero para intentar avanzar con la megaminería en Chubut que evite tener
presente la bancarrota económica y política en que se encuentra sumida la
provincia desde hace más de dos años, con movilizaciones masivas de
trabajadores estatales contra las políticas de ajuste del gobernador Mariano Arcioni
y el expresidente Mauricio Macri, necesariamente caerá en interpretaciones
unilaterales y superficiales.
La bajada de línea del presidente Alberto Fernández a los
gobernadores para buscar modificar las leyes 7722 en Mendoza y 5001 en Chubut,
emblemas de la lucha contra la megaminería en el país, despertó multitudinarias
movilizaciones en ambas provincias. En Cuyo, Rodolfo Suárez se vio obligado a
derogar la ley minera votada hace tan solo 11 días, lo que derivó en la vuelta
a vigencia de la 7722 tras su defensa en las calles por el pueblo mendocino,
que resistió incluso feroces represiones estatales.
En víspera de una sesión extraordinaria de la Legislatura
del Chubut el pasado viernes 27 de diciembre, el amplio movimiento del “No a la
Mina” coordinó actividades en toda la provincia, caracterizada entre otras
cosas por las enormes distancias que separan a las ciudades más habitadas.
Desde la Unión de Asambleas de las Comunidades del Chubut (UACCh) se sospechaba
de la posibilidad de algún tipo de tratamiento en la sesión en relación a la
megaminería. Aunque esto era muy difícil, por no decir imposible debido a que
era una sesión extraordinaria con temas limitados con antelación a abordar, la
alerta no fue en vano y propició marchas de más de 20 mil personas en toda la
provincia.
A 600 km de Rawson, en Esquel, el jueves 26 marcharon más de
9 mil personas, casi un cuarto de la población, que ronda los 40 mil
habitantes. No son pocas las voces que manifestaron que fue la movilización
contra la megaminería más concurrida en la historia de la localidad, conocida
internacionalmente por derrotar un proyecto extractivista en 2003, y de cuya
victoria es consecuencia la ley 5001 que prohíbe la actividad en toda la
provincia. La Asamblea de Trabajadores de la Salud Pública del Noroeste de
Chubut redactó un contundente comunicado contra los intentos de derogar la
mencionada ley. En la Comarca Andina cientos marcharon o participaron de
actividades artísticas en Epuyén, El Hoyo y Lago Puelo.
Ese día también en Comodoro Rivadavia se marchó, y allí
también la movilización fue histórica: más de 4 mil personas repudiaron en las
calles de la localidad petrolera la cuestión. Sus organizadores manifiestan con
asombro que ni siquiera en las movilizaciones en reclamo por las dificultades
que aquejan a la ciudad para la provisión de agua potable se concentró tanta
gente. Paralelamente en Puerto Madryn otras 3 mil personas se manifestaron ese
jueves por las calles, constituyendo también la mayor movilización por la
problemática en los últimos años.
A partir de las 20 horas del jueves 26 miles de personas se
concentraron en Rawson, afuera de Legislatura, en una vigilia artística también
de carácter histórico: siendo las dos de la mañana aun permanecían alrededor de
2 mil personas en el lugar. Se levantaron carpas y artistas populares de la
zona brindaron un festival muy apreciado por familias que se acercaron desde
distintos puntos de la provincia.
A las 8 de la mañana del viernes ya se concentraban más de
mil quinientas personas en Legislatura. Con el correr de los minutos esa cifra
superó las 4 mil personas. Por orden del vicegobernador y presidente de
Legislatura, Ricardo Sastre, no se dejó ingresar a los manifestantes y los
diputados aprobaron el Presupuesto 2020 a puertas cerradas. Vale decir que
ninguna de las tres CGTs de la provincia (Valle, Sur y Cordillera), ni la CTA
Autónoma ni la de los Trabajadores, y mucho menos la Mesa de Unidad Sindical
(MUS), se hicieron presentes para oponerse y repudiar el Presupuesto que
contiene un ajuste brutal en salud, educación y obras públicas.
Afuera los miles de manifestantes votaron por unanimidad el
pedido de renuncia del gobernador Mariano Arcioni, de su vice Sastre, y de los
ministros Coordinador de Gabinete José Grazzini, de Hidrocarburos Martín Cerdá
y el de Ambiente Eduardo Arzani. Días previos la UACCh de Trelew ya había lanzado
el “Fuera Arcioni”.
El “Fuera Arcioni” tiene un antecedente inmediato: la
resistencia en las calles a las políticas de ajuste del gobernador. Recordemos:
en 2016 el difunto Mario das Neves, al frente del Ejecutivo provincial, se
endeudó por 700 millones de dólares, cuyos intereses elevaban la cifra a cerca
de los 1200 millones. Luego de su muerte, el 31 de mayo de 2017, asume Arcioni
e inmediatamente profundiza el ajuste, primero adhiriendo al “Pacto Fiscal”
ordenado por Mauricio Macri; desfinanciando salud y educación; y pagando de
forma escalonada los sueldos de los estatales, con la excepción de la Policía
del Chubut. Miles movilizaron en el primer semestre de 2018 en toda la
provincia, y comenzó a sonar el cantito “Paso, paso, paso, se viene el Chubutazo”.
Ese episodio terminó con un triunfo parcial de los trabajadores. Este año las
elecciones en la provincia se adelantaron respecto a las nacionales y Arcioni
otorgó aumentos por cláusula gatillo semanas antes de los comicios, que no
cumplió. Nuevamente los trabajadores paralizaron la provincia durante meses,
aunque este segundo capítulo derivó en una derrota parcial, al no poder
concretar una solución a sus reclamos: el gobierno sigue pagando de forma
escalonada, debe recomposiciones salariales por la cláusula gatillo y aun no
depositó el medio aguinaldo a los trabajadores activos, ante la pasividad de la
MUS.
La Asamblea de Trabajadores de la Salud Pública del Noroeste
de Chubut tiene bien en claro que la lucha contra la megaminería y el ajuste van
de la mano y así lo consignó en el documento mencionado más arriba: “Hemos
luchado a lo largo de todo este año contra la precarización laboral, el hambre,
la desocupación, el ajuste sobre la clase trabajadora, el despojo a los pueblos
originarios, la desidia gubernamental ante las condiciones deplorables de las
escuelas y la represión ante nuestros reclamos. Bien sabemos que esta crisis a
la que nos han empujado tiene como objetivo hacernos creer que la megaminería
es la única salida”.
Los intentos de modificación de la ley 5001, que buscan
mantener la prohibición de la megaminería en cordillera y la costa, pero
habilitar como zona de sacrificio la meseta chubutense pueden acelerarse en
enero si, como ya trascendió puertas adentro de Legislatura, se lleva adelante
una sesión extraordinaria. Este escenario latente ya avizora que estamos en las
puertas del tercer episodio de la lucha contra las políticas de ajuste de
Arcioni, y que las calles han bautizado como “Chubutazo”. La consigna por una
“Asamblea Constituyente libre y soberana” vuelve a actualizarse al calor de qué
provincia anteponemos desde el pueblo trabajador al de las clases dominantes: una
provincia sobre nuevas bases sociales, sin extractivismo, y con una economía al
servicio de los trabajadores y pueblos originarios. En Chile esa consigna está
a la orden del día. Es claro, entonces, que solo la acción directa y la
coordinación de las masas puede parar los intentos del lobby minero y las
políticas de ajuste de los Fernández y Arcioni, que son parte del mismo combo,
cuyas primeras víctimas son los jubilados con un recorte criminal a sus
salarios, además del golpe al bolsillo para el resto de los trabajadores que
implica la devaluación encubierta del peso.
Por lo pronto, se esperan nuevamente movilizaciones
multitudinarias en todos los puntos del territorio el próximo 4 de enero. En
Trelew para esa fecha, y para todos los miércoles se convoca a una “Ronda
Ambiental” en plaza Independencia bajo la consigna “Por un ´Chubutazo` contra
la megaminería y el ajuste”.
Un nuevo episodio de la crisis provincial se abre con otro intento de instalar la megaminería en una provincia movilizada hace más
de dos años contra el ajuste. El “Fuera Arcioni” regresa a escena, la consigna por una Asamblea Constituyente
libre y soberana marca, como en Chile, la discusión para una provincia sobre
nuevas bases sociales y la huelga general como condición sine qua non para su concreción.
Por Iván Marín
La mañana del lunes 29 de mayo de 2017 concentró en pocas
horas casi todas las contradicciones en la que está sumida la bancarrota económica,
política e institucional de la provincia, y con ella la impotencia de las
clases dominantes para darle una salida sin que la “gobernabilidad” estalle en
mil pedazos. Mientras en el Centro Cultural “José Hernández” de Rawson, el
entonces gobernador Mario das Neves y su vice, Mariano Arcioni, encabezaban la
llamada “Cumbre Ambiental”, en rechazo a los intentos de implantar una central
atómica en la ciudad de Sierra Grande, se firmaba un acuerdo para el uso
racional del agua dulce y se anunciaba que antes de fin de año la Legislatura
trataría la Iniciativa Popular de la Unión de Asambleas Ciudadanas del Chubut
contra la megaminería, a 15 kilómetros de allí, sobre Ruta 25, a poco menos de
200 metro del río Chubut, la patronal de Cervecería y Maltería Quilmes S.A le
comunicaba a medio centenar de trabajadores que la histórica planta
embotelladora de Pepsi en Trelew cerraría sus puertas. Ajuste, desocupación y
megaminería: el combo disciplinador llegaba para quedarse en una provincia que,
pese a la complicidad de las conducciones sindicales, en especial del ámbito
privado, comenzaría a movilizarse en defensa propia.
No es que el difunto Das Neves fuera un consecuente luchador
contra la megaminería, de hecho durante sus dos primeros mandatos (2003-2011)
avaló y alentó la exploración minera en la meseta, en particular la del
Proyecto Navidad de Pan American Silver. Esa cumbre en realidad ofició como
acto de lanzamiento de la campaña electoral que llevaría en la cabeza de la
lista a diputados nacionales por Chubut Somos Todos al actual gobernador
Mariano Arcioni. Das Neves lo apadrinó y a la vez le impuso la orientación de
la campaña electoral: le negativa rotunda a la megaminería. La maniobra del
difunto gobernador tuvo al menos cuatro propósitos: por un lado, consciente que
lidiaba con una enfermedad terminal, por la cual terminó falleciendo el 31 de octubre de ese año, intentaba limpiar su imagen ante la comunidad; por el otro, le
dejaba un lastre a su sucesor, con el cual iba a tener que lidiar: la presión
del lobby minero, y el compromiso ante la comunidad asumido en la campaña; a la
vez se desmarcaba del gobierno nacional al mostrarse con cierto grado de
relativa independencia; y, por último, intentó despejar de la agenda de
discusiones el ajuste económico en curso, que se expresaba por aquel entonces
con particular fuerza en el ámbito privado con cientos de despidos y
suspensiones, pérdidas de conquistas y aumento de la precarización laboral.
Hacia finales de 2015, y en los primeros meses de 2016, la crisis
por la caída de precio del barril de petróleo derivó en cientos de despidos por
goteo. Pese a enormes movilizaciones en Comodoro Rivadavia, Jorge Ávila,
secretario General del Sindicato del Petróleo y Gas Privado del Chubut firmó
una adenda que en los hechos implicó una reforma laboral en el sector:
derivando en la pérdida de numerosas conquistas. En las textiles la cosa no fue
mucho mejor, al igual que en comercio. El conglomerado Trelew-Rawson comenzaba
a liderar los índices de desocupación del país. En Puerto Madryn cerraba en
febrero de 2017 Cerámica San Lorenzo, dejando 150 familias en las calles. A
todo esto, la obra pública entró en un parate del que nunca pudo levantarse.
Ninguna de las tres CGTs de la provincia (Valle, Sur y Cordillera) le realizó
ningún paro provincial al gobierno. Todas estaban en manos del PJ-kirchnerismo.
Durante la segunda mitad del segundo período de Das Neves al
frente de la gobernación (2007-2011) la provincia había comenzado a endeudarse
por primera vez en varios años. Lo mismo ocurrió en la gestión de Martín Buzzi
(FPV). Pero el salto mayor se produjo, sin dudas, en el tercer mandato de Das
Neves: En mayo de 2016 solicitó 50 millones de dólares y en julio del mismo año
otros 650 millones en la moneda estadounidense a una tasa del 7,75% a pagar en
10 años. “Entre 2017 y 2022 la provincia deberá pagar 54 millones de dólares
anuales en concepto de intereses, en 2023 serán 52 millones, mientras que en el
período 2024-2025, otros 50 millones por cada año, y el último pago serán 38
millones de dólares en 2026. En total son 514 millones de dólares en concepto
de servicios por la deuda adquirida en moneda extranjera durante 2016 (sin
contemplar la devolución del capital)”, describe el periodista Sebastián
Premici en su libro, recientemente editado, titulado “La Patagonia ajustada.
Las políticas del macrismo en la región”.
Lo que ocurrió tras la muerte de Das Neves el lector de
Prosa Urgente pudo seguirlo al calor de los acontecimientos: con la asunción de
Arcioni se profundizaron las políticas de ajuste, en especial en el ámbito
estatal. En enero de 2018 se aprobó el pacto fiscal ordenado por Mauricio
Macri. Paralelamente se conformaba la Mesa de Unidad Sindical (MUS), como
instancia de coordinación de las cúpulas sindicales, la mayoría de ellas del
sector estatal. A su vez, las bases de salud en cordillera impulsaron las
Asambleas Interhospitalarias. En febrero se instaló un rumor y en marzo se
concretó: el gobierno comenzaría a pagar los sueldos de forma escalonada según
montos salariales, en algunos casos se llegó a cobrar con casi un mes de
retraso. Para el caso docente, además, se les debía sentarse a negociar
paritaria desde octubre del año anterior. En movilizaciones multitudinarias
convocadas por la MUS comenzó a entonarse “Paso, paso, paso se viene el
Chubutazo”. Los cortes de rutas se hicieron más frecuentes. El 30 de mayo
docentes autoconvocados toman el ministerio de Educación y se desata una oleada
de ocupaciones de dependencias estatales por toda la provincia. En no pocas
ocasiones las conducciones sindicales fueron desbordadas por las bases. Hacia
principio de julio el gobierno debió ceder ante algunas demandas y el primer y
extenso episodio de la resistencia estatal a los planes de ajuste, bautizado como “Chubutazo”,
se cerraba con un alto costo para el gobierno.
En 2019, luego de no cumplir con los acuerdos paritarios
rubricados semanas antes de las elecciones provinciales en las que se eligió a
la fórmula Mariano Arcioni-Ricardo Sastre al frente del Ejecutivo, comenzaron
nuevamente los reclamos y las movilizaciones hacia el final del primer
semestre. Esta vez los enfrentamientos con el gobierno se hicieron más agudos y
cobraron un carácter más político: el “Fuera Arcioni” se instaló en todas las
movilizaciones. Hubo represiones estatales y paraestatales, con el uso de una
patota que respondía al burócrata petrolero Ávila. Las docentes Jorgelina y
Cristina fallecieron en un accidente automovilístico cuando volvían a Comodoro
Rivadavia tras participar en el histórico primer Plenario de Delegados Docentes
Provinciales. Esa noche la comunidad del Valle Inferior del Río Chubut e
incluso de Madryn se congregó en las puertas de Legislatura y quemó partes de
las instalaciones, también hizo lo propio con la Puerta 2 de Casa de Gobierno.
Si no fuera por la ayuda prestada por Alberto Fernández desde Buenos Aires, y
las burocracias sindicales, la continuidad de Arcioni al frente del Ejecutivo
hubiera sido una incógnita. Las conducciones sindicales en reuniones secretas
con el gobierno lograron encausar una salida, aunque este segundo episodio del
Chubutazo se cerraba con un sabor a derrota parcial hacia finales de noviembre.
Con la llegada de Alberto Fernández a la presidencia de la
nación se supo que los intentos del lobby minero para derrotar a sus dos
principales contrincantes no se iban a hacer esperar: las provincias de Mendoza
y Chubut. En la provincia cuyana la derogación de la Ley 7722 fue respondida
con movilizaciones multitudinarias y represión estatal. Durante horas de este
mediodía el gobernador radical Rodolfo Suárez anunció la suspensión de la nueva
ley minera, marcando el primer golpe para el lobby. La exigencia ahora es que
la derogue.
En Chubut se desarrollan movilizaciones en toda la
provincia, durante las últimas horas del jueves se lleva adelante una vigilia
artística en las puertas de Legislatura a la espera de una movilización masiva
para la mañana de este viernes, en ocasión de una sesión extraordinaria donde
se tratará entre otros temas la aprobación de un presupuesto de ajuste.
Según destacó el periodista Marcelo García para el Extremo
Sur, “El Presupuesto 2020 de Chubut contempla un déficit primario de 1.320
millones de pesos y un déficit financiero -tras el pago de deuda- de 11.189
millones de pesos para el año que viene; cifra que se asemeja al déficit
financiero de 11.491 millones de pesos producido en 2017 cuando Mariano Arcioni
era vicegobernador del fallecido Mario Das Neves”.
“A la hora de comparar la significación del peso de los
pagos de deuda provincial frente a los gastos, Chubut pagará 13.954 millones de
pesos en cancelaciones de amortizaciones e intereses de deuda frente a gastos
de funcionamiento (bienes de consumo y servicios) que han sido proyectados en
8.248 millones de pesos”, describe el artículo mencionado. Agrega que: “Los
gastos de funcionamiento solamente aumentarán 8,2%. Eso los dejaría muy por
debajo de la proyección de inflación de 43% estimada para 2020. Ese dato del
presupuesto presagia un fuerte ajuste de casi 25% en términos reales de los
fondos destinados al funcionamiento del Estado”.
Durante los últimos días, el Partido de los Trabajadores
Socialista (PTS) en el Frente de Izquierda viene levantando erróneamente la
consigna por un plebiscito vinculante para decidir la cuestión minera. Esto no
solo representa un error de adaptación al régimen democrático burgués, sino
también un alto grado de irresponsabilidad: se pretende ir a un escenario
incierto, donde el Estado y el lobby minero cuentan con mil y un recursos para
ensuciar la contienda. Una derrota de un plebiscito vinculante impulsado por el
movimiento “No a la Mina”, con fraude o no, implicaría una catástrofe para la
lucha. El plebiscito se realizaría en una provincia sumida en una bancarrota
económica y política, con sectores de la población en situación desesperante.
El gobierno tiene bien en claro esta situación, y por ello no descartan ser
ellos mismos los que impulsen el plebiscito, como ya dejó trascender el
gobernador por Cambiemos en Mendoza, Suárez.
De todo lo anterior se desprende que nos encontramos en la
puerta del tercer episodio del Chubutazo, esta vez abierto por el intento
formal de derogar la ley 5001 y dar paso a la megaminería en la provincia. La
lucha en las calles volverá a actualizar la consigna de “Fuera Arcioni”. Ella
también llevará necesariamente a debatir qué provincia queremos. La consigna
“Asamblea Constituyente libre y soberana” podría cumplir el mismo rol que tiene
en Chile: discutir una provincia sobre nuevas bases sociales, sin
extractivismo, y con una economía al servicio del pueblo trabajador. Desde ya,
la imposición de esta consigna requiere de una huelga general por tiempo
indeterminado que pare la producción y distribución de mercancías de la
provincia con piquetes y movilizaciones. Solo la acción directa y la
coordinación de las masas puede parar los intentos del lobby minero.
Docente autoconvocado de Trelew traza balance sobre los
últimos dos años de lucha del sector. La autoorganización de las bases en las calles ante el corset
de las conducciones sindicales. El plenario de delegados provincial marca el
camino para el 2020.
Por Iván Marín
Oscar Sittig es docente en varios establecimientos escolares
de Trelew, y delegado de la Escuela N 762. Es parte del sector de
autoconvocados que viene protagonizando luchas desde el año 2014, contra el
gobierno de Martín Buzzi (FPV), primero, y en particular desde el año pasado con
Mariano Arcioni (Chubut al Frente) a la cabeza del Ejecutivo provincial. Al
igual de lo que hicimos con Lautaro y Lucía de la Junta de EstudiantesAutoconvocados (JEA), desde Prosa Urgente entrevistamos a Sittig con la
intención de que nos diera un balance personal del proceso de lucha estatal,
que tuvo al colectivo docente como uno de sus principales protagonistas.
El entrevistado no milita en ninguna agrupación docente, por
lo que nos pareció que su interpretación del proceso puede coincidir con un
sector importante del núcleo duro del activismo docente, que, como se sabe, es
heterogéneo en cuanto a posiciones políticas y sindicales. Durante los más de
20 minutos de entrevista Sittig hace referencia a cómo se autoorganizaron ante
la falta de representatividad de la conducción de la ATECH (Asociación de
Trabajadores de la Educación del Chubut). Repasa que ese fue uno de los motivos
por lo que él y otros compañeros se desafiliaron en algún momento, pero tras un
balance crítico vieron la necesidad de volver a dar la lucha al interior del
sindicato. Se refiere a la toma del ministerio de Educación el 30 de mayo del
2018, y compara aquel proceso con el que comenzó a mediados del presente año.
Reivindica la realización de los dos plenarios provinciales de delegados
docentes, señala los límites en la coordinación que hubo en las asambleas de
estatales autoconvocados afuera de Legislatura tras la muerte de Jorgelina y Cristina,
y avizora un 2020 que encontrará al núcleo del activismo docente mejor
preparado.
Dejamos a continuación la entrevista en dos formatos: enlace
directo a YouTube y la desgrabación.
¿Cuáles fueron tus
inicios en la lucha docente?
Fue en el año 2014. Hubo un paro de aproximadamente un mes,
se estaba peleando por un porcentaje de aumento en la paritaria y se presionó a
la conducción del sindicato para que pudiera salir la medida de fuerza. Fue
durante el gobierno de Buzzi (Martín).
¿En ese momento ya
eras delegado de tu colegio?
Yo estuve afiliado a la ATECh durante unos años, y después
como las mismas conducciones iban ganando el sindicato en un punto decidí
renunciar y dejé la cuestión sindical. Digamos que en ese momento del conflicto
ya me había desafiliado pero estaba participando de todas las acciones que se
llevaban a cabo.
Infiero que uno de
los primeros balances que hiciste individualmente es de la necesidad de estar
afiliado para dar la lucha…
Claro. Una vez que surgió el tema de la toma, estamos
hablando del 2018, fue durante la toma cuando muchos compañeros, me incluyo,
nos volvimos a afiliar al sindicato. Lo positivo de esto es que pude ser
delegado nuevamente porque la antigüedad no caduca.
Este último proceso de
lucha estatal lo podemos situar a finales de 2017, principios de 2018, cuando
fallece Das Neves, asume Mariano Arcioni, despliega una serie de medidas que
los afecta a ustedes. Una de las primeras fue el no cumplimiento de las
paritarias en el año 2017.
Sí. En octubre de 2017 teníamos una reunión paritaria. El
sindicato presenta una nota, esa nota el gobierno hace oídos sordos. Así que la
negociación que empezó en febrero-marzo de 2018 fue por esa paritaria del año
anterior. Estábamos un año atrasados. Venimos siempre con esa especie de
“delay” en las negociaciones. A principio del mes de marzo hubo algunos paros
que fueron intermitentes. Se fueron haciendo acciones, reclamos, y finalmente
ante cierta inacción, quizás, del sindicato docente, surgió la toma del
ministerio.
¿La toma del
ministerio de Educación surgió por docentes autoconvocados?
Yo considero que sí. Creo que en eso no hay mucha duda. Es
gente inclusive que no estaba afiliada al sindicato. La gran mayoría no estaba
afiliada, me incluyo.
Eso fue el 30 de
mayo. Pero ustedes ya venían con varios meses de lucha. Recuerdo incluso un
viaje a Ruta 26, en inmediaciones de Pan American Energy. Ahí los
autoconvocados ya se venían organizando también.
Había organización. Yo diría bastante espontánea, pero había
una idea común. No nos sentíamos identificados por el sindicato, más allá de
que no estábamos afiliados, y que teníamos que tomar acciones nosotros.
¿Los autoconvocados
eran más bien una expresión de no sentirse identificados con la conducción del
sindicato, más que con el sindicato mismo? No es que estaban todos por fuera
del sindicato.
No. Había gente que estaba afiliada al sindicato. De hecho,
estaba la agrupación Lila, que es una agrupación opositora a la Celeste que
está hace años ya al mando, y también participaba de las acciones junto con
nosotros. Hubo gente inclusive que estuvo dentro del ministerio y demás. Pero
bueno, el primer factor importante fue la espontaneidad. La organización vino
después cuando hubo que sostener a la gente que estaba adentro y se armó un
acampe afuera. Y te vas organizando, te vas armando, vas consiguiendo cosas.
Ahí comenzó más bien
un nivel de coordinación con sectores de otros lugares de la provincia porque
iban compañeros de Madryn, también se sumó Rawson, Comodoro, Esquel.
Sí. A medida que se sostuvo, y que fue una especie de
bandera de la lucha, no solo docente sino que terminó siendo también del resto
de los estatales, toda la provincia convergió en ese lugar, que fue un poco lo
que nos faltó este año: un lugar de referencia donde poder juntarnos,
reunirnos. En un punto fue Legislatura con gente de salud en algún momento,
pero fue algo que no duró mucho. Creo que nos faltó ese lugar de referencia por
fuera del sindicato, porque la acción claramente, la toma del ministerio de
Educación no tuvo nada que ver con el sindicato. El sindicato vino a la cola de
autoconvocados.
¿Cómo se llevaron
adelante esas instancias de coordinación?
Hubo un grupo que quedó adentro. Y los primeros días hubo
algún cerco policial que no permitía ingresar gente. Permitía salir, pero el
que salía no volvía a entrar. Hicimos distintas asambleas, entre tres, cuatro,
cinco asambleas por día donde cada uno tomaba la palabra y había propuestas. Y
lo primero que se propuso fueron las comisiones. Armar comisiones de
comunicación, por el tema de la comida. Distintas comisiones, cada persona se
postulaba y se votaba. Todo fue bien democrático. Y allí se organizó, una vez
que la policía se retiró, porque no se quedó mucho tiempo, - de hecho, estuvo
Massoni en el ministerio y dijo, ´bueno, ahora quedan a cargo ustedes,
arréglense`, y el tipo se fue. Ya quedó así. A partir de ese momento también se
organizó afuera para poder sostener a la gente adentro, porque siempre había un
temor al principio de que hubiera un desalojo violento, cosa que finalmente no
sucedió.
En 2019 este nivel de
coordinación que ustedes tenían como docentes pegó un salto en el sentido que
se le dio cierta formalidad. Lograron algo que, por lo que yo tengo entendido,
no se había realizado en ATECh, al menos desde su conformación como sindicato,
sí en otras ocasiones anteriores, que fue la realización de dos plenarios de
delegados, cuya exigencia venía del año anterior y no se había logrado. ¿Cómo llegaron
a eso, si lo hicieron en conformidad con la conducción de la ATECh o más bien a
pesar de ellos, y qué experiencia te llevás?
La conducción central provincial de ATECh no apoyó. Se
instaló fuerte en las distintas asambleas de delegados en las seis regionales.
Pudimos coordinarlo, a través de Whatsaap básicamente a un grupo de gente, e
instalar la cuestión. Se les explicó a los compañeros por qué era necesario,
cuajó, se votó, se ganó. Pero más allá de eso, tuvimos la necesidad de tener
que ir a presionar en una reunión del Consejo Directivo, donde se nuclean todos
los referentes de la conducción sindical, e ingresar al lugar sin violencia,
pero con un poco de enojo. Y nos quedamos observando durante horas los planteos
que había respecto del plenario. La gente de Comodoro, a cargo Murphy (Daniel),
fue quien lo planteó fuerte. Y finalmente se votó y salió el plenario. Fue una
presión básicamente de las bases, más allá de que Comodoro lo traía como
mandato y demás. Hubo una especie de empate técnico en eso, y la cuestión
volvió de vuelta a la reunión de delegados regionales y salió el plenario. Pero
en ningún momento la conducción estaba interesada en ese tipo de reunión de
delegados a nivel provincial.
¿Por qué considerás
que no estaba interesada?
Yo creo básicamente porque en un punto ellos pensaban que
tenían cierta fuerza, que había empuje del sector docente y todavía se pensaba
que el sindicato podía llegar a modificar algo. Y bueno, la cuestión es que la
gente se afiliara en ese caso, no digo masivamente pero mucha gente que se
afilió, muchos delegados opositores a la conducción. Ellos notaron cierta
presión en las distintas regionales, sobre todo Comodoro que tiene muy aceitado
la cuestión de las asambleas y demás. Yo pienso que ellos sentían que se socavaba
o perdían un poco el control de la cuestión. Para mí ya lo habían perdido el
año pasado con la toma, pero este año aun más. Y creo que básicamente por eso
la decisión de no llevarlo a acabo. Pero bueno, fue algo casi inevitable.
Finalmente, después pasó que hubo un segundo plenario que realmente no funcionó
bien porque lograron mover las piezas para que no saliera todo lo que se
quería. Y luego ya diluyó porque no hubo un tercer plenario, que tendría que
haberlo habido. Se iba a hacer en la meseta y no se llegó a nada. Bueno, porque
la deriva de los acontecimientos fue para otro lado. El tema de Legislatura,
Casa de Gobierno, todos los acontecimientos violentos fueron cambiando el mapa.
Dos procesos
aparentemente paralelos. ¿Por un lado el de las bases, porque este plenario
surgió ´desde abajo`; por el otro lado el de las conducciones sindicales más
bien maniobrando para que no se hiciese un tercer plenario?
Sí, tal cual. Ni siquiera maniobraron porque se insistió
mucho en el tercer plenario. De hecho, se tenía que hacer cada dos semanas. Y
no pasó más nada.
¿Fue votado?
Fue votado siempre. Al menos en la regional Este yo doy fe
porque no he faltado a ninguna reunión de delegados y siempre estuvo presente
el tema, y se reclamó. Inclusive hubo un grupo que estaba armado en la regional
(de Whatsapp), que lo cancelaron, y ahora mandan la información a través de una
lista de difusión que uno no puede responder ni nada. Se ha cortado
prácticamente la comunicación con la conducción regional.
¿Qué te llevás como
experiencia de ese plenario, te parece interesante esa forma de organizarse y
discutir para debatir los planes de lucha?
Yo creo que es la mejor forma porque esta es una provincia,
a pesar de que no hay mucha gente, muy diversa. No es lo mismo las medidas que
se puedan tomar en esta región, en Comodoro, que las acciones que se puedan
tomar en la cordillera. Impactan de distinta manera. Nosotros tenemos claro,
por ejemplo, que cortar el acceso a los pozos petroleros en Comodoro es una
medida muy fuerte, que en cordillera no se puede hacer porque cortar la Ruta 40
pasan tres camiones por día, ellos mismos lo expresaron.
Y fue muy importante el primer plenario porque el sindicato
hizo una operación poniendo una marcha a mitad del plenario, a mediodía. Y hubo
ahí una discusión fuerte adentro del plenario para decidir si íbamos o no,
inclusive Murphy estuvo mediando. Y nos quedamos, y fue el mejor momento del
plenario. Cuando toda la conducción se va hay un grupo importante de gente que
se queda, nos ponemos en ronda, armamos un grupo, nos pasamos los teléfonos y
empezamos a poner sobre la mesa cuestiones vitales que estaban pasando en ese
momento. Y quedaron armados los grupos que siguen funcionando hasta hoy con
gente de toda la provincia.
Además de esta
instancia que es formal, la del plenario de delegados provinciales, se llevaron
adelante otras más bien informales. Por ejemplo, asambleas intersectoriales
afuera de Legislatura cuando se realizó el acampe, que comenzó el mismo día que
el plenario y después se desarrolló más a partir de la muerte de las compañeras
Jorgelina y Cristina. ¿Qué saldo tenés de esas asambleas?
Yo creo en lo personal que hubiera sido más interesante además
de que participara el sector docente y salud, que eran los dos sectores más
visibles y que lograron ahí juntarse y establecieron una especie de asamblea,
que en lo personal yo no pude participar mucho, participé en dos o tres
asambleas, porque el convencimiento personal mío era que por la vía
institucional no íbamos a conseguir nada, que de hecho a larga quedó
demostrado. Sabíamos que el Ejecutivo no respondía, sabíamos que el Poder
Legislativo, ya lo está demostrando ahora con lo que está haciendo con la
megaminería, tampoco responde; y tuvimos también el intento de salida judicial
cuando se hicieron descuentos masivos, y tampoco funcionó. Digamos, la misma
conducción sindical terminó diciendo que la única forma de solucionarlo era a
través de la negociación política. Así que a mí me parece que hubiera sido aun
más rico si se hubiesen sumado los otros sectores. Pero sabemos cuán dividido
estaba ATE, y los judiciales que arreglaron por su lado un pequeño aumento y
cobraron más o menos al día con sus retenciones de servicios. Faltó
coordinación y unión entre todos los sectores de base.
¿Si lo comparás con
el año pasado te parece que hubo un poco más de coordinación?
Yo estoy convencido que sí porque de hecho, por ejemplo
hablando de la cuestión de la burocracia sindical, la MUS (Mesa de Unidad Sindical) estaba unida, entre
comillas, digamos, Quiroga participaba, la gente de pesca, viales y demás. Al
poco tiempo hubo una fractura. Pero Quiroga era un tipo que solía estar
hablando en el ministerio de Educación, la gente de viales lo mismo. Estuvo
Baradel en ese lugar hablando y demás. Me parece que sí, porque era ese lugar
que simbolizaba algo.
¿Considerás que al
conflicto lo fueron desactivando desde las cúpulas sindicales, obviamente en
coordinación con el Gobierno, en un momento en que se podría llegar a haber
desarrollado más esa coordinación por abajo? Porque pareciera que esa
coordinación que tenían ustedes, que también se daba en salud, de alguna manera
era mucho más real que la de la MUS, que era ´por arriba`.
Yo creo que, de todas maneras, si uno tiene que hacer una
mea culpa, nos faltó bastante coordinación de poder estar metidos aun más en
cuestiones. Y te voy a decir algo que es absolutamente personal, pero
paradójicamente cuando las dos compañeras fallecen en la ruta, que se genera
ese enojo y esa reacción, fue el principio de una etapa de retroceso. Porque la
gente en vez de canalizar ese enojo y poder convocar y reaccionar de otra
forma, más organizados, más allá de lo que había pasado, nos sumimos en una
especie de luto o de inacción. Porque fue eso lo que pasó. Y eso fue totalmente
captado por la burocracia y lo profundizó. Esta cuestión de estar parados
lamentándonos por la pérdida. Me parece que no nos pudimos recuperar de ese
golpe. La gente de Comodoro quedó muy golpeada, no solo por eso sino por la
represión de 3 y 26, y por tantos días de estar en la ruta juntos con la gente
de Sarmiento. Se habían sacrificado mucho. De hecho, yo viajé a Comodoro y a
Sarmiento con un grupo de compañeros para ver ahí cómo eran los piquetes, ver
la posta. Vimos a los patoteros en la ruta, porque fuimos el día después,
estuvimos en la marcha enorme de Comodoro que lamentablemente la conducción
sindical de Comodoro también diluyó porque la gente empezaba a marchar hacia 3
y 26. Meter las 14 mil personas donde estaba la patota hubiera sido muy
significativo, y sin embargo dieron la vuelta y terminaron en la plaza y se
terminó ahí. Está todo pensado, obviamente que no es inocente.
¿Me equivoco si el
“Fuera Arcioni” vino desde las bases y en algún momento se lo quiso canalizar
con el juicio político y después fue desactivado?
Yo no lo tengo tan claro. En lo personal tengo claro que si
había realmente una presión popular grande, no solamente del sector docente
sino de todos los sectores de trabajadores provinciales, la cuestión era que se
fuera Arcioni. Que se haya ido Massoni no es algo negativo para nada, pero
hubiera sido una manifestación popular grande en las calles con mucha gente,
con un gobierno en un momento muy debilitado, hubiera sido algo importante.
Pero bueno, no se aprovechó. Digamos, las conducciones sindicales tampoco
supieron llevar adelante a la masa de gente que por ahí hacían ciertas marchas.
Todo quedaba en un discurso y en una retórica. Pero en ningún punto dijimos
´somos 6 mil acá, plantémonos y no nos movamos, y hasta que no pase lo que
tenga que pasar no nos vamos`. De hecho, hubo represiones pero en momentos en
que tampoco éramos tanta gente. No es lo mismo si hay 100 tipos que si hay 6
mil. Y bueno, eso obviamente que el sindicato no lo quería y las bases no
supieron capitalizarlo. En un punto, esto lo resumió otra compañera, nosotros
le hablamos mucho a los sectores más cercanos, de vanguardia, que ya estábamos
convencidos de lo que había que hacer, y nos olvidamos que había que volver al
aula, volver a las asambleas escolares, y hablar con todos esos compañeros que
estaban volviendo a trabajar. Perdimos un poco la brújula, el foco.
De alguna manera el
plenario de delegados cumplía esa articulación y por eso lo desactivaron
El plenario de delegados tenía esa misma función porque le
estábamos hablando a gente que estaba convencida que había que combatir. Había
gente que no era delegada que se le permitió estar sin voz ni voto y observar
lo que pasaba. En un punto habíamos dicho, volvamos a la escuela, a la asamblea
escolar, hablemos con los compañeros, recorramos escuelas porque el sindicato
no lo estaba haciendo. Lo hizo solamente cuando necesitó la firma de la gente para
levantar el paro, que fue lo que pasó al final. Fue lo mismo que pasó el año
pasado.
¿Qué enseñanza te
llevás de esta segunda parte de la lucha, porque la primera fue el año pasado,
en el sentido de si el proceso se vuelve a reactivar el año que viene como
parece indicar que puede llegar a pasar?
Yo te lo resumiría con la palabra ´organizar`. O sea, hay
que organizarse, hay que distribuir roles, funciones. Decir ´vamos a hacer esto`,
lo hacemos. ´Nos reunimos por afuera del sindicato`. O sea, hacer todo lo
posible para que eso que planeamos salga, en mayor o menos medida. Eso creo que
nos faltó. En un punto había un número muy grande de gente de paro. Bueno,
captar esa gente que muchas veces no participaba. Pasa que el sector docente es
un sector muy reticente a pasar la línea de lo permitido, no se aleja. De
hecho, no iba mucho a los piquetes tampoco. El piquete en la ruta es una medida
fuerte, que impacta, sostenido. Pero para hacerlo tenés que tener un número de
gente para hacer rotaciones y demás.
¿Considerás que hay
un núcleo duro, al menos en el sector docente predispuesto a organizarse?
Sí, acá y nivel provincial. Eso es bueno. Que a nivel
provincial vos sabés que tenés referentes en todos lados que van a apoyar la
medida en el lugar que sea como puedan.
¿Se desprende de esto
que vos ves que las bases docentes están mejor preparadas en caso de un
conflicto en el año 2020 que en el año 2018?
Yo tengo mis dudas.
¿Por?
Creo que este fue el más largo que nos tocó vivir, el más
desgastante, fue el que menos nos llevamos porque nos llevamos nada. Nos han
pagado dos cláusulas gatillo y no se consiguió casi más nada. Tenemos muy claro
cuál es la política que viene de nación y va a venir de provincia. Y yo no sé
con qué fuerza vamos a arrancar en febrero-marzo si hay algún inconveniente,
porque no nos han cumplido la paritaria desde el 2018, y en febrero-marzo hay
que estar discutiendo paritaria. Hay que ver qué baja de nación, si va a volver
la paritaria docente nacional. Va a haber un veranito donde más o menos la gente
va a estar calma, va a recuperar fuerza. Y para mí el panorama es incierto.
Pronóstico reservado, diría yo.
Yo me refería a esto,
¿el núcleo duro que puede llegar a enfrentar ese proceso es mayor o menor al
del 2018?
Yo creo que es mayor. Inclusive ingresó gente nueva, gente
que ya estaba en el 2018 y que ya estaba en 2014 y se agregó gente nueva.
Nuevos afiliados, cada vez más escuelas tienen más afiliados y delegados. Se
creó una consciencia de que es la única manera. Así lo logró Comodoro. ¿Por qué
en Comodoro dominan las asambleas y más o menos no dejan accionar a Murphy como
él quiere? Porque hay muchos delegados, casi todas las escuelas tienen, y el
90% de esos delegados no son afines a la comisión. Esa es la búsqueda que
tenemos que lograr en esta regional, que es enorme.
¿Hay un mayor nivel
de consciencia al menos en la vanguardia?
El joven poblador originario de Chacay Oeste le respondió al
presidente Alberto Fernández. Además, se refirió al reciente viaje de la UACCh
a Gan Gan, denunció la usurpación de la minera a un enterratorio de los pueblos
originarios y convocó a una multitudinaria movilización a Legislatura para el
27 de diciembre.
Por Iván Marín
El fin de semana del 14 y 15 de diciembre una delegación de
la Unión de Asambleas de las Comunidades del Chubut (UACCh) compuesta por
activistas de varias localidades del Valle Inferior del Río Chubut y la
cordillera visitó la localidad de Gan Gan en ocasión de la Séptima Feria de
Actividades Productivas de la Meseta. Iván Paillalaf, originario de la
comunidad Chacay Oeste y miembro de la UACCh en Trelew, viajó al evento. “Es una
feria que se realiza para poder visibilizar todas esas actividades productivas
que ya hay en la meseta y que están siendo invisibilizadas como alternativas
también a la megaminería”, manifestó a Prosa Urgente.
Consultado por las actividades productivas que se exponen en
la feria, el joven respondió: “Más que nada toda la cuestión ganadera. Pudimos
ver los trabajos que hacen principalmente mujeres, hilados, tejidos. Hay cooperativas
en Gastre y Laguna Fría de pelo de chivo, de lana. Y también toda esta cuestión
de la agricultura familiar. Muchas familias llevaron sus productos, lo que
pueden cultivar allá en esta época”.
Paillalaf se refirió también a la asamblea que realizaron en
Gan Gan para intercambiar sobre la megaminería, y en particular el Proyecto
Navidad impulsado por Pan American Silver en la zona: “Se debatió esta nueva
embestida que está realizando Pan American Silver, más que nada durante este
último año, con el cambio de gobierno, a raíz también de las complicidades con
el poder político provincial y nacional. Desde antes de asumir al gobierno
Fernández (Alberto) estaba diciendo que quería la minería en Chubut, y sus
dichos últimamente también lo confirman completamente. Llegó a decir que
estaban explotando en la meseta oro y plata. Lo cual es totalmente falso porque
no se está explotando”.
“Entonces, se habló mucho de eso, de qué estrategia podemos
tomar. Y se habló más que nada de la necesidad de salir a las calles y poder
organizarnos como pueblo consciente de que no queremos la megaminería”,
enfatizó.
¿Qué recepción tuvo
ese mensaje en los pobladores?
En los pobladores ese mensaje se recibió muy bien. Por lo
menos los que pudieron estar en la asamblea. También cuando pudimos salir a
marchar por las calles mucha gente al ver que estaba saliendo gente se acercó,
conocía el mensaje y sabía todos los argumentos. Pero nos preocupó, y queremos
denunciar esta situación, el hecho de que nos contó la población de que allá no
se pueden expresar mucho, o directamente no se expresan porque tienen miedo.
Muchos allá son trabajadores del Estado. Y el hecho de que
el poder político del Estado esté a favor de la megaminería, los jefes
comunales se muestren a favor de la megaminería, hace que ellos no se expresen
porque tienen miedo que les quiten el trabajo o los demás beneficios de los
pocos que llegan allá del Estado. Entonces, esa es una situación muy grave que
queremos empezar a visibilizar y a denunciar porque también es otra de las
trabas que tiene la población para no organizarse o no expresarse.
Respecto a la situación de los pueblos originarios de la
zona, Paillalaf describió que “pudimos viajar hasta la tranquera donde se
realizó la exploración para el Proyecto Navidad,y en el año 2005 allí se
realizó el traslado, la usurpación de un Chenque, un enterratorio ancestral de
los pueblos originarios Mapuche-Tehuelche. Donde no se respetó nuestro derecho
a la consulta previa, donde se hicieron negociados con el lonko de la comunidad
Yala Laubat-Blancuntre, Chiquichano. Toda una situación irregular que atenta
contra nuestra espiritualidad, nuestra cultura y con todos los derechos que el
mismo Estado reconoce y que no está cumpliendo”.
Sobre el particular, resaltó que “eso es algo que también
quisimos denunciar como UACCh y también como pobladores originarios, porque el
día 15 tuvimos un pichi trawn, que es una reunión de los pueblos originarios, y
desde ahí también sacamos una proclama a toda la población consciente para que
apoye la lucha y también denunciando todas estas infracciones”. Adelantó que
esperan “volver a la meseta en enero a Laguna Fría, que es una comunidad
Mapuche-Tehuelche”.
Para finalizar, invitó a la “Ronda Ambiental”, que se
realizará el miércoles 25 de diciembre a las 18 horas en Plaza Independencia de
Trelew, donde posiblemente también hagan una asamblea para debatir sobre la
avanzada minera.
Además, convocó para la vigilia a Legislatura provincial en
Rawson, que se realizará el jueves 26 a partir de las 20 horas en víspera de la
sesión extraordinaria que se llevará a cabo el viernes 27. Esperan una
concurrencia multitudinaria para esa sesión, por lo cual convocan a las
comunidades de la zona a estar presentes a partir de las 8 de la mañana. “Nosotros desde hace varios meses que estamos
realizando guardias en Legislatura pero esta es muy necesario que estén porque
se realmente se van a sentir envalentonado con la reforma de la ley 7722 en
Mendoza, así que van a ir con todo esta vez. Está muy fuerte el peligro de que
quieran derogar la 5001”, sentenció.
Lucía y Lautaro de la Junta de Estudiantes Autoconvocados
hacen un repaso de la enorme lucha que los tuvo como protagonista este año. Sus
experiencias de coordinación con otras ciudades de la provincia y sus vínculos
con la docencia y la comunidad.
Por Iván Marín
Hace más de dos años que Chubut se encuentra movilizada
contra las políticas de ajuste del gobernador Mariano Arcioni. A los
trabajadores estatales que se levantaron a lo largo y ancho de la provincia,
este año se le sumaron los estudiantes secundarios, quienes ocuparon
establecimientos escolares en varias localidades en reclamo de mejores
condiciones edilicias, exigiendo el derecho a la conformación de centros de
estudiantes y en algunos casos el cumplimiento del Programa Nación de Educación
Sexual Integral (ESI), entre otros puntos.
El 2019 culmina, pero la lucha no. La avanzada del lobby
minero y el ajuste del gobierno de Arcioni, al que ahora se le suma el de
Alberto Fernández, avizora un verano movidito. Por lo que se hace
imprescindible pensar balances de lo desarrollado hasta el momento. Con ese
objetivo es que charlamos con Lucía y Lautaro, estudiantes de las escuelas 787
(ex Nacional) y 712, respectivamente, ambos de Trelew.
Los entrevistados repasan la conformación de la Junta de Estudiantes
Autoconvocados (JEA) como respuesta de un conjunto de estudiantes a las pésimas
condiciones edilicias de la zona, la necesidad de que se les respete el derecho
a tener centros de estudiantes y también por cuestiones pedagógicas. Destacan
que la JEA está conformada por estudiantes de Trelew, Rawson, Playa Unión,
Gaiman y Dolavon.
Durante más de 20 minutos de entrevista, Lucía y Lautaro
destacan la coordinación con tomas de otras localidades de la provincia,
algunas que se encuentran a más de 600 kilómetros de distancia, en plena
cordillera chubutense. Subrayan experiencias en comunes que vivieron frente a
los ataques del gobierno.
La ocupación del Colegio Nacional de Trelew por más de 60
días ocupa en un lugar importante del reportaje. Hicieron referencia a la autoorganización
para sostenerla y a las dificultades que les tocó vivir.
Consultados por la relación que mantuvieron con la docencia,
Lucía respondió que: “Autoconvocados nos estuvo acompañando desde el primer
momento, inclusive antes, cuando nosotros íbamos y los acompañábamos en las
marchas. Sí quiero aclarar que muchos gremios se acercaron en el transcurso de
la ocupación pero mayormente la gente que cuando nos levantábamos y nos
reuníamos, estaba afuera y nos traía comida era autoconvocados”.
Lautaro amplía: “Los mismos docentes se acercaban a
preguntar cómo estábamos, si necesitábamos algo, cómo podían ayudarnos. Muchas
veces han hecho asambleas en las escaleras de la escuela o adentro. Entonces,
el contacto con los docentes era constante”.
A continuación, el enlace a YouTube con la entrevista completa a los estudiantes:
La charla que dio en Trelew confirma la profundización de la
deriva democratizante del PTS y la huida a balancear los procesos de lucha en
los que participa, en este caso el de los estatales en Chubut. Autobombo en
redes sociales versus construcción partidaria revolucionaria.
Por Iván Marín
El sábado 30 de septiembre Christian Castillo, dirigente del
Partido de los Trabajadores Socialista (PTS), dio una charla en el paquete bar
La Dolores. Lo acompañó en la mesa la docente Noemí Barra y la trabajadora de
la salud Lucía.
La exposición, que versó sobre la situación que se atraviesa
en Chile y Bolivia, recién se difundió en redes sociales el mismo día que se
llevó adelante, por lo que tuvo un carácter semiabierto, es decir cerrado. Por
redes sociales transmitieron solo la intervención de Castillo. Se infiere, a
partir del análisis que haremos, que los organizadores buscaron evitar el
debate abierto con público foráneo que pusiese en cuestión la orientación
política del PTS en el último tiempo.
La actividad se desarrolló mientras el “Chubutazo”, ese
proceso al que caracterizamos como “la respuesta en las calles de los
trabajadores estatales (pasivos y activos) y los estudiantes a los intentos de
los gobiernos de Arcioni y Macri de descargar la crisis sobre sus espaldas”,
ingresó en un impasse a partir de los primeros pasos que dieron el
PJ-kirchnerismo y las cúpulas que integran la Mesa de Unidad Sindical para
sellar junto al gobierno de Mariano Arcioni un “Pacto Social” ordenado por el
presidente electo Alberto Fernández. La magnitud de la deuda de la provincia (y
los elevados compromisos a pagar en el corto plazo), los altos índices de
desocupación y precarización laboral, como así también la creciente
pauperización de las condiciones de vida, hacen muy precario cualquier tipo de
acuerdo que pretenda contener el descontento social.
Lo señalado en el párrafo anterior no es un detalle menor.
El PTS en vez de organizar una charla para balancear el proceso de lucha de los
estatales en nuestra provincia y en particular su intervención como partido en
el mismo, en el marco de una situación internacional convulsionada, procede al
revés: impulsa una actividad sobre las luchas de los pueblos chilenos y
bolivianos que no solo las desliga de la crisis económica mundial de las que
son su resultado, sino que ubica el “Chubutazo” como un proceso con vida propia
desligado por completo del escenario mencionado.
Es así que Castillo al comienzo de su análisis le recalca al
público: “Vienen de haber protagonizado un proceso de lucha que no hubo en
ningún otro lado del país y de algún modo parte de la experiencia que va a
empezar a hacer la clase trabajadora con el nuevo gobierno peronista, en parte
se ha hecho al menos en una vanguardia en la provincia contra el gobierno de
Arcioni”. Y, como no podía ser de otra manera, inmediatamente hizo referencia a
los resultados electorales: “En ese sentido creo hay una explicación de por qué
la elección del Frente de Izquierda acá fue mejor que la de las PASO (Primarias
Abiertas, Simultáneas y Obligatorias)”, para luego resaltar que “ese es un dato
de la particularidad provincial”.
Insistimos: en vez de articular el proceso chubutense con el
que se vive en varios países de Latinoamérica, que tiene entre otras
características principales Estados enormemente endeudados con acreedores
internacionales y pueblos empobrecidos por pagar esos compromisos que se
movilizan por mejores condiciones de vida generando crisis políticas de
envergadura, Castillo prefirió hacer una mención de compromiso a la situación de
Chubut y resaltar los resultados electorales del Frente de Izquierda,
desconociendo que eso no implicó un mayor reclutamiento de fuerza militante y
mucho menos de una intervención correcta en el escenario de lucha.
Luego de incursionar en las situaciones en Chile y Bolivia, donde
primó la descripción de los acontecimientos y el autobombo al informar que
tienen agrupaciones hermanas (pequeñísimas) en esos países, intentó abordar muy
tangencialmente algunas polémicas dentro de la izquierda pero falseando
posiciones. Por ejemplo, respecto al proceso chileno señaló que la Tendencia
del Partido Obrero “no le da importancia a que el proletariado no está en el
centro”, cuando en realidad lo que plantea ese sector es que la revolución será
obra de las masas no de una vanguardia. En un pasaje archicitado de su Historia de la Revolución Rusa, León
Trotsky se manifiesta sobre el particular:
“Sólo
estudiando los procesos políticos sobre las propias masas se alcanza a
comprender el papel de los partidos y los caudillos, que en modo alguno
queremos negar. Son un elemento, si no independiente, sí muy importante de este
proceso. Sin una organización dirigente, la energía de las masas se disiparía,
como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero, sea como fuere, lo
que impulsa el movimiento no es la
caldera ni el pistón, sino el vapor”.
El dirigente del PTS acentúa la orientación que tomaron
inmediatamente tras el fracaso electoral para tratar de abroquelar a su propia
base: el autobombo respecto de la construcción a nivel internacional como si
esto por sí mismo significaría una intervención revolucionaria en los procesos y la supuesta mayor influencia ideológica con La Izquierda Diario luego de realizar encuestas a hermanos/as, novios/as, padres, abuelos/as, amigos/as y personas cercanas a sus militantes.
En todo caso, lo que debería primar en toda polémica es con qué programa y
estrategia se afrontan los escenarios convulsivos.
Para mayor claridad tenemos el caso del “Chubutazo” donde el
PTS es protagonista. Dijo al Chipi al respecto: “La caída del gobernador
(Mariano Arcioni) producto de la movilización estuvo ahí, no fue por falta de
lucha de clases sino”, comienza señalando correctamente, y agrega justificándose
que “nuestro peso (PTS) era muy limitado como para poder jugar un lugar
decisivo. Eso mismo se reactualiza en cada uno de los hechos de la lucha de clases
que estamos viviendo ahora”.
Al menos tres cuestiones se desprenden de esta última afirmación
que Castillo, obviamente, pasó por alto. La primera de ellas es por qué el peso
del PTS es limitado en la provincia y en particular en la lucha estatal, siendo
que se sabía que Chubut comenzó una política de endeudamiento hace
aproximadamente una década, que pegó un salto fenomenal en 2016 con la
adquisición de dos préstamos que sumaron 700 millones de dólares (más otros 515
de intereses), que hay una historia de grandes batallas de clases y que en
particular desde 2014 se presagiaba que se podría llegar a la situación por la que
se atraviesa en la actualidad. Es de conocimiento público que al interior del
PTS en la zona hubo una discusión sobre qué orientación debía tener la
construcción partidaria en donde la dirección nacional planteaba (sin dar
segundas opciones) que necesariamente tenía que ser la universidad, y un sector
de los que construían el partido en Trelew una y otra vez dijeron que debía ser
en la docencia. Esta polémica derivó, luego de enfrentamientos de tono faccionales
(con métodos de camarilla) impulsados por la dirección, en el alejamiento del
sector en disidencia. La lucha de clases se encargó de saldar la discusión.
La segunda cuestión sin abordar por el dirigente es la
intervención del PTS en la lucha, no muy distinta por cierto al del resto de
las fuerzas que integran el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU).
En estas páginas hemos impulsado en más de una oportunidad esta polémica. Baste
decir que el inicio del “Chubutazo” este año coincidió con el proceso electoral
nacional. Dijimos en un artículo sobre el particular:
“(…)
se dejó pasar una oportunidad histórica. Quizá como en ningún otro lado, en
Chubut se expresó a la luz de todo el mundo la crisis estratégica en la que
está envuelta la izquierda revolucionaria en nuestro país, y que viene
señalando la Tendencia del Partido Obrero. Una izquierda que pretende abordar
de forma parlamentaria problemas estructurales que padecen las masas. Una
izquierda que no apuesta a darle una perspectiva de poder a los trabajadores,
que no puso la campaña electoral al servicio del “Chubutazo”, sino que se valió
del mismo para tratar de subir los porcentajes pretendidos. Los números
reflejan que en Chubut había recepción para realizar una campaña revolucionaria”.
Esto se refleja en el hecho de que:
“No
solo estuvo ausente de las consignas de agitación de la campaña electoral el
´Fuera Arcioni` que resuena en cada una de las movilizaciones provinciales,
sino también la necesidad de coordinar las luchas mediante plenarios o
asambleas de delegados. Tampoco se aprovechó a denunciar el rol que juega la
burocracia sindical como escollo para que se desarrolle el proceso, en
particular la MUS y las CGTs y CTAs. Ni siquiera hubo referencia alguna a la
tibia exigencia de un paro de 36 horas a las centrales sindicales. Desde ya, la
imprescindible consigna de ´huelga general`, en una provincia paralizada hace
más de tres meses en el ámbito estatal, brilló por su ausencia. En ese marco,
tampoco puede sorprender que no hayan agitado la necesidad de una asamblea
constituyente libre y soberana, que revoque todos los poderes del estado y
discuta una provincia sobre nuevas bases sociales, en perspectiva de un
gobierno de los trabajadores”.
Hay que agregar que el PTS además le hizo seguidismo a
varias de las maniobras de la MUS y el PJ-Kirchnerismo para desviar la lucha:
por ejemplo cuando se quiso canalizarla por la vía legislativa con un proyecto
distraccionista, al igual de lo ocurrido el año pasado, o sin poner en el
centro de la orientación la necesidad de plenarios provinciales de delegados
para tratar de achicar la brecha entre la vanguardia y el resto de los
trabajadores que permaneció más pasivo.
Por último, y no menos importante, el PTS nunca impulsó un
plenario con la vanguardia para hacer un balance de los acontecimientos, y
sobre todo de su intervención en los mismos, en estas últimas dos semanas.
En definitiva, un Chipi Castillo descafeinado, mucho más
cerca de un Fernando Rosso (posiblemente el más peronista de los trotskistas
del PTS), con un discurso lavadísimo, muy alejado de aquel Castillo que se ganó
un lugar dentro del trotskismo vernáculo por sus análisis agudos y críticos
incluso con las propias intervenciones. Debe señalarse que para muchos Castillo
es la única figura pública del PTS con una formación marxista profunda capaz de
discutirle de igual a igual a cualquier cuadro de la burguesía sin recurrir a
respuestas armadas por asesores electorales y de imágenes, como ocurrió con
Nicolás del Caño en el debate presidencial, o en cada una de las
participaciones de sus referentes, incluso en actos públicos.
De lo que se concluye que no alcanza con tener algunos
militantes en Chile o Bolivia. De lo que se trata en primera instancia, como se
dijo más arriba, es de tener en claro primero que nada el programa y la
estrategia para intervenir en los procesos de lucha.