jueves, 26 de diciembre de 2019

Por un Chubutazo contra la megaminería y el ajuste


Un nuevo episodio de la crisis provincial se abre con otro intento de instalar la megaminería en una provincia movilizada hace más de dos años contra el ajuste. El “Fuera Arcioni” regresa a escena, la consigna por una Asamblea Constituyente libre y soberana marca, como en Chile, la discusión para una provincia sobre nuevas bases sociales y la huelga general como condición sine qua non para su concreción.







Por Iván Marín


La mañana del lunes 29 de mayo de 2017 concentró en pocas horas casi todas las contradicciones en la que está sumida la bancarrota económica, política e institucional de la provincia, y con ella la impotencia de las clases dominantes para darle una salida sin que la “gobernabilidad” estalle en mil pedazos. Mientras en el Centro Cultural “José Hernández” de Rawson, el entonces gobernador Mario das Neves y su vice, Mariano Arcioni, encabezaban la llamada “Cumbre Ambiental”, en rechazo a los intentos de implantar una central atómica en la ciudad de Sierra Grande, se firmaba un acuerdo para el uso racional del agua dulce y se anunciaba que antes de fin de año la Legislatura trataría la Iniciativa Popular de la Unión de Asambleas Ciudadanas del Chubut contra la megaminería, a 15 kilómetros de allí, sobre Ruta 25, a poco menos de 200 metro del río Chubut, la patronal de Cervecería y Maltería Quilmes S.A le comunicaba a medio centenar de trabajadores que la histórica planta embotelladora de Pepsi en Trelew cerraría sus puertas. Ajuste, desocupación y megaminería: el combo disciplinador llegaba para quedarse en una provincia que, pese a la complicidad de las conducciones sindicales, en especial del ámbito privado, comenzaría a movilizarse en defensa propia.


No es que el difunto Das Neves fuera un consecuente luchador contra la megaminería, de hecho durante sus dos primeros mandatos (2003-2011) avaló y alentó la exploración minera en la meseta, en particular la del Proyecto Navidad de Pan American Silver. Esa cumbre en realidad ofició como acto de lanzamiento de la campaña electoral que llevaría en la cabeza de la lista a diputados nacionales por Chubut Somos Todos al actual gobernador Mariano Arcioni. Das Neves lo apadrinó y a la vez le impuso la orientación de la campaña electoral: le negativa rotunda a la megaminería. La maniobra del difunto gobernador tuvo al menos cuatro propósitos: por un lado, consciente que lidiaba con una enfermedad terminal, por la cual terminó falleciendo el 31 de octubre de ese año, intentaba limpiar su imagen ante la comunidad; por el otro, le dejaba un lastre a su sucesor, con el cual iba a tener que lidiar: la presión del lobby minero, y el compromiso ante la comunidad asumido en la campaña; a la vez se desmarcaba del gobierno nacional al mostrarse con cierto grado de relativa independencia; y, por último, intentó despejar de la agenda de discusiones el ajuste económico en curso, que se expresaba por aquel entonces con particular fuerza en el ámbito privado con cientos de despidos y suspensiones, pérdidas de conquistas y aumento de la precarización laboral.


Hacia finales de 2015, y en los primeros meses de 2016, la crisis por la caída de precio del barril de petróleo derivó en cientos de despidos por goteo. Pese a enormes movilizaciones en Comodoro Rivadavia, Jorge Ávila, secretario General del Sindicato del Petróleo y Gas Privado del Chubut firmó una adenda que en los hechos implicó una reforma laboral en el sector: derivando en la pérdida de numerosas conquistas. En las textiles la cosa no fue mucho mejor, al igual que en comercio. El conglomerado Trelew-Rawson comenzaba a liderar los índices de desocupación del país. En Puerto Madryn cerraba en febrero de 2017 Cerámica San Lorenzo, dejando 150 familias en las calles. A todo esto, la obra pública entró en un parate del que nunca pudo levantarse. Ninguna de las tres CGTs de la provincia (Valle, Sur y Cordillera) le realizó ningún paro provincial al gobierno. Todas estaban en manos del PJ-kirchnerismo.


Durante la segunda mitad del segundo período de Das Neves al frente de la gobernación (2007-2011) la provincia había comenzado a endeudarse por primera vez en varios años. Lo mismo ocurrió en la gestión de Martín Buzzi (FPV). Pero el salto mayor se produjo, sin dudas, en el tercer mandato de Das Neves: En mayo de 2016 solicitó 50 millones de dólares y en julio del mismo año otros 650 millones en la moneda estadounidense a una tasa del 7,75% a pagar en 10 años. “Entre 2017 y 2022 la provincia deberá pagar 54 millones de dólares anuales en concepto de intereses, en 2023 serán 52 millones, mientras que en el período 2024-2025, otros 50 millones por cada año, y el último pago serán 38 millones de dólares en 2026. En total son 514 millones de dólares en concepto de servicios por la deuda adquirida en moneda extranjera durante 2016 (sin contemplar la devolución del capital)”, describe el periodista Sebastián Premici en su libro, recientemente editado, titulado “La Patagonia ajustada. Las políticas del macrismo en la región”.


Lo que ocurrió tras la muerte de Das Neves el lector de Prosa Urgente pudo seguirlo al calor de los acontecimientos: con la asunción de Arcioni se profundizaron las políticas de ajuste, en especial en el ámbito estatal. En enero de 2018 se aprobó el pacto fiscal ordenado por Mauricio Macri. Paralelamente se conformaba la Mesa de Unidad Sindical (MUS), como instancia de coordinación de las cúpulas sindicales, la mayoría de ellas del sector estatal. A su vez, las bases de salud en cordillera impulsaron las Asambleas Interhospitalarias. En febrero se instaló un rumor y en marzo se concretó: el gobierno comenzaría a pagar los sueldos de forma escalonada según montos salariales, en algunos casos se llegó a cobrar con casi un mes de retraso. Para el caso docente, además, se les debía sentarse a negociar paritaria desde octubre del año anterior. En movilizaciones multitudinarias convocadas por la MUS comenzó a entonarse “Paso, paso, paso se viene el Chubutazo”. Los cortes de rutas se hicieron más frecuentes. El 30 de mayo docentes autoconvocados toman el ministerio de Educación y se desata una oleada de ocupaciones de dependencias estatales por toda la provincia. En no pocas ocasiones las conducciones sindicales fueron desbordadas por las bases. Hacia principio de julio el gobierno debió ceder ante algunas demandas y el primer y extenso episodio de la resistencia estatal a los planes de ajuste, bautizado como “Chubutazo”, se cerraba con un alto costo para el gobierno.


En 2019, luego de no cumplir con los acuerdos paritarios rubricados semanas antes de las elecciones provinciales en las que se eligió a la fórmula Mariano Arcioni-Ricardo Sastre al frente del Ejecutivo, comenzaron nuevamente los reclamos y las movilizaciones hacia el final del primer semestre. Esta vez los enfrentamientos con el gobierno se hicieron más agudos y cobraron un carácter más político: el “Fuera Arcioni” se instaló en todas las movilizaciones. Hubo represiones estatales y paraestatales, con el uso de una patota que respondía al burócrata petrolero Ávila. Las docentes Jorgelina y Cristina fallecieron en un accidente automovilístico cuando volvían a Comodoro Rivadavia tras participar en el histórico primer Plenario de Delegados Docentes Provinciales. Esa noche la comunidad del Valle Inferior del Río Chubut e incluso de Madryn se congregó en las puertas de Legislatura y quemó partes de las instalaciones, también hizo lo propio con la Puerta 2 de Casa de Gobierno. Si no fuera por la ayuda prestada por Alberto Fernández desde Buenos Aires, y las burocracias sindicales, la continuidad de Arcioni al frente del Ejecutivo hubiera sido una incógnita. Las conducciones sindicales en reuniones secretas con el gobierno lograron encausar una salida, aunque este segundo episodio del Chubutazo se cerraba con un sabor a derrota parcial hacia finales de noviembre.   


Mientras todo este proceso se desarrollaba, se supo mediante una denuncia de Prosa Urgente, que el gobernador Mariano Arcioni se reunía desdediciembre de 2017 una vez por mes en secreto con directivos de Pan American Silver para tratar el proyecto de zonificación minera y de esta manera darle vía libre al Proyecto Navidad en la meseta chubutense.


Con la llegada de Alberto Fernández a la presidencia de la nación se supo que los intentos del lobby minero para derrotar a sus dos principales contrincantes no se iban a hacer esperar: las provincias de Mendoza y Chubut. En la provincia cuyana la derogación de la Ley 7722 fue respondida con movilizaciones multitudinarias y represión estatal. Durante horas de este mediodía el gobernador radical Rodolfo Suárez anunció la suspensión de la nueva ley minera, marcando el primer golpe para el lobby. La exigencia ahora es que la derogue.


En Chubut se desarrollan movilizaciones en toda la provincia, durante las últimas horas del jueves se lleva adelante una vigilia artística en las puertas de Legislatura a la espera de una movilización masiva para la mañana de este viernes, en ocasión de una sesión extraordinaria donde se tratará entre otros temas la aprobación de un presupuesto de ajuste.


Según destacó el periodista Marcelo García para el Extremo Sur, “El Presupuesto 2020 de Chubut contempla un déficit primario de 1.320 millones de pesos y un déficit financiero -tras el pago de deuda- de 11.189 millones de pesos para el año que viene; cifra que se asemeja al déficit financiero de 11.491 millones de pesos producido en 2017 cuando Mariano Arcioni era vicegobernador del fallecido Mario Das Neves”.


“A la hora de comparar la significación del peso de los pagos de deuda provincial frente a los gastos, Chubut pagará 13.954 millones de pesos en cancelaciones de amortizaciones e intereses de deuda frente a gastos de funcionamiento (bienes de consumo y servicios) que han sido proyectados en 8.248 millones de pesos”, describe el artículo mencionado. Agrega que: “Los gastos de funcionamiento solamente aumentarán 8,2%. Eso los dejaría muy por debajo de la proyección de inflación de 43% estimada para 2020. Ese dato del presupuesto presagia un fuerte ajuste de casi 25% en términos reales de los fondos destinados al funcionamiento del Estado”.


Durante los últimos días, el Partido de los Trabajadores Socialista (PTS) en el Frente de Izquierda viene levantando erróneamente la consigna por un plebiscito vinculante para decidir la cuestión minera. Esto no solo representa un error de adaptación al régimen democrático burgués, sino también un alto grado de irresponsabilidad: se pretende ir a un escenario incierto, donde el Estado y el lobby minero cuentan con mil y un recursos para ensuciar la contienda. Una derrota de un plebiscito vinculante impulsado por el movimiento “No a la Mina”, con fraude o no, implicaría una catástrofe para la lucha. El plebiscito se realizaría en una provincia sumida en una bancarrota económica y política, con sectores de la población en situación desesperante. El gobierno tiene bien en claro esta situación, y por ello no descartan ser ellos mismos los que impulsen el plebiscito, como ya dejó trascender el gobernador por Cambiemos en Mendoza, Suárez.


De todo lo anterior se desprende que nos encontramos en la puerta del tercer episodio del Chubutazo, esta vez abierto por el intento formal de derogar la ley 5001 y dar paso a la megaminería en la provincia. La lucha en las calles volverá a actualizar la consigna de “Fuera Arcioni”. Ella también llevará necesariamente a debatir qué provincia queremos. La consigna “Asamblea Constituyente libre y soberana” podría cumplir el mismo rol que tiene en Chile: discutir una provincia sobre nuevas bases sociales, sin extractivismo, y con una economía al servicio del pueblo trabajador. Desde ya, la imposición de esta consigna requiere de una huelga general por tiempo indeterminado que pare la producción y distribución de mercancías de la provincia con piquetes y movilizaciones. Solo la acción directa y la coordinación de las masas puede parar los intentos del lobby minero.

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