Docente autoconvocado de Trelew traza balance sobre los
últimos dos años de lucha del sector. La autoorganización de las bases en las calles ante el corset
de las conducciones sindicales. El plenario de delegados provincial marca el
camino para el 2020.
Por Iván Marín
Oscar Sittig es docente en varios establecimientos escolares
de Trelew, y delegado de la Escuela N 762. Es parte del sector de
autoconvocados que viene protagonizando luchas desde el año 2014, contra el
gobierno de Martín Buzzi (FPV), primero, y en particular desde el año pasado con
Mariano Arcioni (Chubut al Frente) a la cabeza del Ejecutivo provincial. Al
igual de lo que hicimos con Lautaro y Lucía de la Junta de EstudiantesAutoconvocados (JEA), desde Prosa Urgente entrevistamos a Sittig con la
intención de que nos diera un balance personal del proceso de lucha estatal,
que tuvo al colectivo docente como uno de sus principales protagonistas.
El entrevistado no milita en ninguna agrupación docente, por
lo que nos pareció que su interpretación del proceso puede coincidir con un
sector importante del núcleo duro del activismo docente, que, como se sabe, es
heterogéneo en cuanto a posiciones políticas y sindicales. Durante los más de
20 minutos de entrevista Sittig hace referencia a cómo se autoorganizaron ante
la falta de representatividad de la conducción de la ATECH (Asociación de
Trabajadores de la Educación del Chubut). Repasa que ese fue uno de los motivos
por lo que él y otros compañeros se desafiliaron en algún momento, pero tras un
balance crítico vieron la necesidad de volver a dar la lucha al interior del
sindicato. Se refiere a la toma del ministerio de Educación el 30 de mayo del
2018, y compara aquel proceso con el que comenzó a mediados del presente año.
Reivindica la realización de los dos plenarios provinciales de delegados
docentes, señala los límites en la coordinación que hubo en las asambleas de
estatales autoconvocados afuera de Legislatura tras la muerte de Jorgelina y Cristina,
y avizora un 2020 que encontrará al núcleo del activismo docente mejor
preparado.
Dejamos a continuación la entrevista en dos formatos: enlace
directo a YouTube y la desgrabación.
¿Cuáles fueron tus
inicios en la lucha docente?
Fue en el año 2014. Hubo un paro de aproximadamente un mes,
se estaba peleando por un porcentaje de aumento en la paritaria y se presionó a
la conducción del sindicato para que pudiera salir la medida de fuerza. Fue
durante el gobierno de Buzzi (Martín).
¿En ese momento ya
eras delegado de tu colegio?
Yo estuve afiliado a la ATECh durante unos años, y después
como las mismas conducciones iban ganando el sindicato en un punto decidí
renunciar y dejé la cuestión sindical. Digamos que en ese momento del conflicto
ya me había desafiliado pero estaba participando de todas las acciones que se
llevaban a cabo.
Infiero que uno de
los primeros balances que hiciste individualmente es de la necesidad de estar
afiliado para dar la lucha…
Claro. Una vez que surgió el tema de la toma, estamos
hablando del 2018, fue durante la toma cuando muchos compañeros, me incluyo,
nos volvimos a afiliar al sindicato. Lo positivo de esto es que pude ser
delegado nuevamente porque la antigüedad no caduca.
Este último proceso de
lucha estatal lo podemos situar a finales de 2017, principios de 2018, cuando
fallece Das Neves, asume Mariano Arcioni, despliega una serie de medidas que
los afecta a ustedes. Una de las primeras fue el no cumplimiento de las
paritarias en el año 2017.
Sí. En octubre de 2017 teníamos una reunión paritaria. El
sindicato presenta una nota, esa nota el gobierno hace oídos sordos. Así que la
negociación que empezó en febrero-marzo de 2018 fue por esa paritaria del año
anterior. Estábamos un año atrasados. Venimos siempre con esa especie de
“delay” en las negociaciones. A principio del mes de marzo hubo algunos paros
que fueron intermitentes. Se fueron haciendo acciones, reclamos, y finalmente
ante cierta inacción, quizás, del sindicato docente, surgió la toma del
ministerio.
¿La toma del
ministerio de Educación surgió por docentes autoconvocados?
Yo considero que sí. Creo que en eso no hay mucha duda. Es
gente inclusive que no estaba afiliada al sindicato. La gran mayoría no estaba
afiliada, me incluyo.
Eso fue el 30 de
mayo. Pero ustedes ya venían con varios meses de lucha. Recuerdo incluso un
viaje a Ruta 26, en inmediaciones de Pan American Energy. Ahí los
autoconvocados ya se venían organizando también.
Había organización. Yo diría bastante espontánea, pero había
una idea común. No nos sentíamos identificados por el sindicato, más allá de
que no estábamos afiliados, y que teníamos que tomar acciones nosotros.
¿Los autoconvocados
eran más bien una expresión de no sentirse identificados con la conducción del
sindicato, más que con el sindicato mismo? No es que estaban todos por fuera
del sindicato.
No. Había gente que estaba afiliada al sindicato. De hecho,
estaba la agrupación Lila, que es una agrupación opositora a la Celeste que
está hace años ya al mando, y también participaba de las acciones junto con
nosotros. Hubo gente inclusive que estuvo dentro del ministerio y demás. Pero
bueno, el primer factor importante fue la espontaneidad. La organización vino
después cuando hubo que sostener a la gente que estaba adentro y se armó un
acampe afuera. Y te vas organizando, te vas armando, vas consiguiendo cosas.
Ahí comenzó más bien
un nivel de coordinación con sectores de otros lugares de la provincia porque
iban compañeros de Madryn, también se sumó Rawson, Comodoro, Esquel.
Sí. A medida que se sostuvo, y que fue una especie de
bandera de la lucha, no solo docente sino que terminó siendo también del resto
de los estatales, toda la provincia convergió en ese lugar, que fue un poco lo
que nos faltó este año: un lugar de referencia donde poder juntarnos,
reunirnos. En un punto fue Legislatura con gente de salud en algún momento,
pero fue algo que no duró mucho. Creo que nos faltó ese lugar de referencia por
fuera del sindicato, porque la acción claramente, la toma del ministerio de
Educación no tuvo nada que ver con el sindicato. El sindicato vino a la cola de
autoconvocados.
¿Cómo se llevaron
adelante esas instancias de coordinación?
Hubo un grupo que quedó adentro. Y los primeros días hubo
algún cerco policial que no permitía ingresar gente. Permitía salir, pero el
que salía no volvía a entrar. Hicimos distintas asambleas, entre tres, cuatro,
cinco asambleas por día donde cada uno tomaba la palabra y había propuestas. Y
lo primero que se propuso fueron las comisiones. Armar comisiones de
comunicación, por el tema de la comida. Distintas comisiones, cada persona se
postulaba y se votaba. Todo fue bien democrático. Y allí se organizó, una vez
que la policía se retiró, porque no se quedó mucho tiempo, - de hecho, estuvo
Massoni en el ministerio y dijo, ´bueno, ahora quedan a cargo ustedes,
arréglense`, y el tipo se fue. Ya quedó así. A partir de ese momento también se
organizó afuera para poder sostener a la gente adentro, porque siempre había un
temor al principio de que hubiera un desalojo violento, cosa que finalmente no
sucedió.
En 2019 este nivel de
coordinación que ustedes tenían como docentes pegó un salto en el sentido que
se le dio cierta formalidad. Lograron algo que, por lo que yo tengo entendido,
no se había realizado en ATECh, al menos desde su conformación como sindicato,
sí en otras ocasiones anteriores, que fue la realización de dos plenarios de
delegados, cuya exigencia venía del año anterior y no se había logrado. ¿Cómo llegaron
a eso, si lo hicieron en conformidad con la conducción de la ATECh o más bien a
pesar de ellos, y qué experiencia te llevás?
La conducción central provincial de ATECh no apoyó. Se
instaló fuerte en las distintas asambleas de delegados en las seis regionales.
Pudimos coordinarlo, a través de Whatsaap básicamente a un grupo de gente, e
instalar la cuestión. Se les explicó a los compañeros por qué era necesario,
cuajó, se votó, se ganó. Pero más allá de eso, tuvimos la necesidad de tener
que ir a presionar en una reunión del Consejo Directivo, donde se nuclean todos
los referentes de la conducción sindical, e ingresar al lugar sin violencia,
pero con un poco de enojo. Y nos quedamos observando durante horas los planteos
que había respecto del plenario. La gente de Comodoro, a cargo Murphy (Daniel),
fue quien lo planteó fuerte. Y finalmente se votó y salió el plenario. Fue una
presión básicamente de las bases, más allá de que Comodoro lo traía como
mandato y demás. Hubo una especie de empate técnico en eso, y la cuestión
volvió de vuelta a la reunión de delegados regionales y salió el plenario. Pero
en ningún momento la conducción estaba interesada en ese tipo de reunión de
delegados a nivel provincial.
¿Por qué considerás
que no estaba interesada?
Yo creo básicamente porque en un punto ellos pensaban que
tenían cierta fuerza, que había empuje del sector docente y todavía se pensaba
que el sindicato podía llegar a modificar algo. Y bueno, la cuestión es que la
gente se afiliara en ese caso, no digo masivamente pero mucha gente que se
afilió, muchos delegados opositores a la conducción. Ellos notaron cierta
presión en las distintas regionales, sobre todo Comodoro que tiene muy aceitado
la cuestión de las asambleas y demás. Yo pienso que ellos sentían que se socavaba
o perdían un poco el control de la cuestión. Para mí ya lo habían perdido el
año pasado con la toma, pero este año aun más. Y creo que básicamente por eso
la decisión de no llevarlo a acabo. Pero bueno, fue algo casi inevitable.
Finalmente, después pasó que hubo un segundo plenario que realmente no funcionó
bien porque lograron mover las piezas para que no saliera todo lo que se
quería. Y luego ya diluyó porque no hubo un tercer plenario, que tendría que
haberlo habido. Se iba a hacer en la meseta y no se llegó a nada. Bueno, porque
la deriva de los acontecimientos fue para otro lado. El tema de Legislatura,
Casa de Gobierno, todos los acontecimientos violentos fueron cambiando el mapa.
Dos procesos
aparentemente paralelos. ¿Por un lado el de las bases, porque este plenario
surgió ´desde abajo`; por el otro lado el de las conducciones sindicales más
bien maniobrando para que no se hiciese un tercer plenario?
Sí, tal cual. Ni siquiera maniobraron porque se insistió
mucho en el tercer plenario. De hecho, se tenía que hacer cada dos semanas. Y
no pasó más nada.
¿Fue votado?
Fue votado siempre. Al menos en la regional Este yo doy fe
porque no he faltado a ninguna reunión de delegados y siempre estuvo presente
el tema, y se reclamó. Inclusive hubo un grupo que estaba armado en la regional
(de Whatsapp), que lo cancelaron, y ahora mandan la información a través de una
lista de difusión que uno no puede responder ni nada. Se ha cortado
prácticamente la comunicación con la conducción regional.
¿Qué te llevás como
experiencia de ese plenario, te parece interesante esa forma de organizarse y
discutir para debatir los planes de lucha?
Yo creo que es la mejor forma porque esta es una provincia,
a pesar de que no hay mucha gente, muy diversa. No es lo mismo las medidas que
se puedan tomar en esta región, en Comodoro, que las acciones que se puedan
tomar en la cordillera. Impactan de distinta manera. Nosotros tenemos claro,
por ejemplo, que cortar el acceso a los pozos petroleros en Comodoro es una
medida muy fuerte, que en cordillera no se puede hacer porque cortar la Ruta 40
pasan tres camiones por día, ellos mismos lo expresaron.
Y fue muy importante el primer plenario porque el sindicato
hizo una operación poniendo una marcha a mitad del plenario, a mediodía. Y hubo
ahí una discusión fuerte adentro del plenario para decidir si íbamos o no,
inclusive Murphy estuvo mediando. Y nos quedamos, y fue el mejor momento del
plenario. Cuando toda la conducción se va hay un grupo importante de gente que
se queda, nos ponemos en ronda, armamos un grupo, nos pasamos los teléfonos y
empezamos a poner sobre la mesa cuestiones vitales que estaban pasando en ese
momento. Y quedaron armados los grupos que siguen funcionando hasta hoy con
gente de toda la provincia.
Además de esta
instancia que es formal, la del plenario de delegados provinciales, se llevaron
adelante otras más bien informales. Por ejemplo, asambleas intersectoriales
afuera de Legislatura cuando se realizó el acampe, que comenzó el mismo día que
el plenario y después se desarrolló más a partir de la muerte de las compañeras
Jorgelina y Cristina. ¿Qué saldo tenés de esas asambleas?
Yo creo en lo personal que hubiera sido más interesante además
de que participara el sector docente y salud, que eran los dos sectores más
visibles y que lograron ahí juntarse y establecieron una especie de asamblea,
que en lo personal yo no pude participar mucho, participé en dos o tres
asambleas, porque el convencimiento personal mío era que por la vía
institucional no íbamos a conseguir nada, que de hecho a larga quedó
demostrado. Sabíamos que el Ejecutivo no respondía, sabíamos que el Poder
Legislativo, ya lo está demostrando ahora con lo que está haciendo con la
megaminería, tampoco responde; y tuvimos también el intento de salida judicial
cuando se hicieron descuentos masivos, y tampoco funcionó. Digamos, la misma
conducción sindical terminó diciendo que la única forma de solucionarlo era a
través de la negociación política. Así que a mí me parece que hubiera sido aun
más rico si se hubiesen sumado los otros sectores. Pero sabemos cuán dividido
estaba ATE, y los judiciales que arreglaron por su lado un pequeño aumento y
cobraron más o menos al día con sus retenciones de servicios. Faltó
coordinación y unión entre todos los sectores de base.
¿Si lo comparás con
el año pasado te parece que hubo un poco más de coordinación?
Yo estoy convencido que sí porque de hecho, por ejemplo
hablando de la cuestión de la burocracia sindical, la MUS (Mesa de Unidad Sindical) estaba unida, entre
comillas, digamos, Quiroga participaba, la gente de pesca, viales y demás. Al
poco tiempo hubo una fractura. Pero Quiroga era un tipo que solía estar
hablando en el ministerio de Educación, la gente de viales lo mismo. Estuvo
Baradel en ese lugar hablando y demás. Me parece que sí, porque era ese lugar
que simbolizaba algo.
¿Considerás que al
conflicto lo fueron desactivando desde las cúpulas sindicales, obviamente en
coordinación con el Gobierno, en un momento en que se podría llegar a haber
desarrollado más esa coordinación por abajo? Porque pareciera que esa
coordinación que tenían ustedes, que también se daba en salud, de alguna manera
era mucho más real que la de la MUS, que era ´por arriba`.
Yo creo que, de todas maneras, si uno tiene que hacer una
mea culpa, nos faltó bastante coordinación de poder estar metidos aun más en
cuestiones. Y te voy a decir algo que es absolutamente personal, pero
paradójicamente cuando las dos compañeras fallecen en la ruta, que se genera
ese enojo y esa reacción, fue el principio de una etapa de retroceso. Porque la
gente en vez de canalizar ese enojo y poder convocar y reaccionar de otra
forma, más organizados, más allá de lo que había pasado, nos sumimos en una
especie de luto o de inacción. Porque fue eso lo que pasó. Y eso fue totalmente
captado por la burocracia y lo profundizó. Esta cuestión de estar parados
lamentándonos por la pérdida. Me parece que no nos pudimos recuperar de ese
golpe. La gente de Comodoro quedó muy golpeada, no solo por eso sino por la
represión de 3 y 26, y por tantos días de estar en la ruta juntos con la gente
de Sarmiento. Se habían sacrificado mucho. De hecho, yo viajé a Comodoro y a
Sarmiento con un grupo de compañeros para ver ahí cómo eran los piquetes, ver
la posta. Vimos a los patoteros en la ruta, porque fuimos el día después,
estuvimos en la marcha enorme de Comodoro que lamentablemente la conducción
sindical de Comodoro también diluyó porque la gente empezaba a marchar hacia 3
y 26. Meter las 14 mil personas donde estaba la patota hubiera sido muy
significativo, y sin embargo dieron la vuelta y terminaron en la plaza y se
terminó ahí. Está todo pensado, obviamente que no es inocente.
¿Me equivoco si el
“Fuera Arcioni” vino desde las bases y en algún momento se lo quiso canalizar
con el juicio político y después fue desactivado?
Yo no lo tengo tan claro. En lo personal tengo claro que si
había realmente una presión popular grande, no solamente del sector docente
sino de todos los sectores de trabajadores provinciales, la cuestión era que se
fuera Arcioni. Que se haya ido Massoni no es algo negativo para nada, pero
hubiera sido una manifestación popular grande en las calles con mucha gente,
con un gobierno en un momento muy debilitado, hubiera sido algo importante.
Pero bueno, no se aprovechó. Digamos, las conducciones sindicales tampoco
supieron llevar adelante a la masa de gente que por ahí hacían ciertas marchas.
Todo quedaba en un discurso y en una retórica. Pero en ningún punto dijimos
´somos 6 mil acá, plantémonos y no nos movamos, y hasta que no pase lo que
tenga que pasar no nos vamos`. De hecho, hubo represiones pero en momentos en
que tampoco éramos tanta gente. No es lo mismo si hay 100 tipos que si hay 6
mil. Y bueno, eso obviamente que el sindicato no lo quería y las bases no
supieron capitalizarlo. En un punto, esto lo resumió otra compañera, nosotros
le hablamos mucho a los sectores más cercanos, de vanguardia, que ya estábamos
convencidos de lo que había que hacer, y nos olvidamos que había que volver al
aula, volver a las asambleas escolares, y hablar con todos esos compañeros que
estaban volviendo a trabajar. Perdimos un poco la brújula, el foco.
De alguna manera el
plenario de delegados cumplía esa articulación y por eso lo desactivaron
El plenario de delegados tenía esa misma función porque le
estábamos hablando a gente que estaba convencida que había que combatir. Había
gente que no era delegada que se le permitió estar sin voz ni voto y observar
lo que pasaba. En un punto habíamos dicho, volvamos a la escuela, a la asamblea
escolar, hablemos con los compañeros, recorramos escuelas porque el sindicato
no lo estaba haciendo. Lo hizo solamente cuando necesitó la firma de la gente para
levantar el paro, que fue lo que pasó al final. Fue lo mismo que pasó el año
pasado.
¿Qué enseñanza te
llevás de esta segunda parte de la lucha, porque la primera fue el año pasado,
en el sentido de si el proceso se vuelve a reactivar el año que viene como
parece indicar que puede llegar a pasar?
Yo te lo resumiría con la palabra ´organizar`. O sea, hay
que organizarse, hay que distribuir roles, funciones. Decir ´vamos a hacer esto`,
lo hacemos. ´Nos reunimos por afuera del sindicato`. O sea, hacer todo lo
posible para que eso que planeamos salga, en mayor o menos medida. Eso creo que
nos faltó. En un punto había un número muy grande de gente de paro. Bueno,
captar esa gente que muchas veces no participaba. Pasa que el sector docente es
un sector muy reticente a pasar la línea de lo permitido, no se aleja. De
hecho, no iba mucho a los piquetes tampoco. El piquete en la ruta es una medida
fuerte, que impacta, sostenido. Pero para hacerlo tenés que tener un número de
gente para hacer rotaciones y demás.
¿Considerás que hay
un núcleo duro, al menos en el sector docente predispuesto a organizarse?
Sí, acá y nivel provincial. Eso es bueno. Que a nivel
provincial vos sabés que tenés referentes en todos lados que van a apoyar la
medida en el lugar que sea como puedan.
¿Se desprende de esto
que vos ves que las bases docentes están mejor preparadas en caso de un
conflicto en el año 2020 que en el año 2018?
Yo tengo mis dudas.
¿Por?
Creo que este fue el más largo que nos tocó vivir, el más
desgastante, fue el que menos nos llevamos porque nos llevamos nada. Nos han
pagado dos cláusulas gatillo y no se consiguió casi más nada. Tenemos muy claro
cuál es la política que viene de nación y va a venir de provincia. Y yo no sé
con qué fuerza vamos a arrancar en febrero-marzo si hay algún inconveniente,
porque no nos han cumplido la paritaria desde el 2018, y en febrero-marzo hay
que estar discutiendo paritaria. Hay que ver qué baja de nación, si va a volver
la paritaria docente nacional. Va a haber un veranito donde más o menos la gente
va a estar calma, va a recuperar fuerza. Y para mí el panorama es incierto.
Pronóstico reservado, diría yo.
Yo me refería a esto,
¿el núcleo duro que puede llegar a enfrentar ese proceso es mayor o menor al
del 2018?
Yo creo que es mayor. Inclusive ingresó gente nueva, gente
que ya estaba en el 2018 y que ya estaba en 2014 y se agregó gente nueva.
Nuevos afiliados, cada vez más escuelas tienen más afiliados y delegados. Se
creó una consciencia de que es la única manera. Así lo logró Comodoro. ¿Por qué
en Comodoro dominan las asambleas y más o menos no dejan accionar a Murphy como
él quiere? Porque hay muchos delegados, casi todas las escuelas tienen, y el
90% de esos delegados no son afines a la comisión. Esa es la búsqueda que
tenemos que lograr en esta regional, que es enorme.
¿Hay un mayor nivel
de consciencia al menos en la vanguardia?
Yo creo que sí. Ahora el trabajo es con el resto.
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