Las patronales pesqueras no ceden un milímetro en su avanzada antiobrera. El gobierno de Ignacio Torres vende humo a través de los medios de comunicación y se ve superado por la situación. La lucha de los marineros amenaza en convertirse en una verdadera rebelión popular y, con ello, sumar al conjunto de la población de Puerto Madryn y de otras localidades portuarias.
Por Iván Marín
El gobernador Ignacio Torres se borró olímpicamente esta mañana de una
reunión que tenía prevista con actores de la pesca y ello derivó en que inmediatamente
el SOMU (Sindicato de Obreros Marítimos Unidos) se levantara del cónclave y
decidiera endurecer las medidas de fuerzas: los acampes que venían llevando
adelante desde hace dos semanas en el acceso al puerto pesquero y en Ruta 3 se
convirtieron en piquetes que impidieron el normal desplazamiento de los
automóviles. Si bien levantaron los cortes durante la tarde, adelantaron que este
martes retomarán las medidas. Como informamos en este artículo, en inmediaciones
del muelle Storni se encuentra la conducción del sindicato y en Ruta 3
agrupaciones opositoras. En todos los casos reclaman lo mismo: volver a
trabajar luego de 8 meses de parálisis y no aceptar una contrarreforma en el
convenio colectivo de trabajo que implicaría, entre otras cosas, una reducción
del 30% en el ítem producción, que es la mayor parte del salario que llega al
bolsillo de los marineros.
Como viene ocurriendo desde que asumió, durante la tarde de
ayer el gobernador Torres intentó mostrarse al frente del conflicto enviando un
comunicado a los medios de comunicación de la provincia en el que anunciaba una
posible solución durante el transcurso de esta mañana en la reunión a la que
nunca se presentó. El equipo de marketing político del mandatario provincial
tiene como estrategia comunicacional propiciar grandes y rimbombantes titulares
en los medios comprados con pauta oficial.
Esta “venta de humo”, en este caso tiene las patas más
cortas que en otras ocasiones. Ocurre que alrededor de 7 mil familias de
marineros, de las cuales 800 viven en Puerto Madryn, se encuentran sin cobrar
un peso desde hace 8 meses. La situación es acuciante. A su vez, el sector de
la pesca en la localidad suma de manera indirecta una cifra cercana a los 15
mil trabajadores, en una ciudad que en el último censo apenas superó los 100
mil habitantes. Asistimos a los prolegómenos de una rebelión popular que puede
modificar abruptamente el panorama social y político provincial. Se hace
imprescindible que los marineros acompañen los piquetes con movilizaciones
masivas por el centro de la ciudad. No cabe ningún tipo de duda que la inmensa
mayoría de la población se sumaría a movilizaciones de este tipo.
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