jueves, 2 de abril de 2020

La Nación, los milicos y el coranavirus: una nueva editorial que busca la reconciliación


El diario de los Mitre y otra arenga para lavarle la cara a las Fuerzas Armadas, mientras se desarrolla la cuarentena parcial. La derecha argentina y el Estado policial.





Por Iván Marín

Bajo el título “Las Fuerzas Armadas y su insustituible aporte”, diario La Nación publicó este lunes una editorial que pretende insistir, nuevamente, en la reconciliación de la sociedad argentina con los militares. El artículo no lleva firma, por lo que no deja lugar a dudas que es de la línea de los propietarios de la empresa de comunicación.


Luego de hacer un racconto de las intervenciones que están efectuando y podrían realizar las Fuerzas Armadas para intentar contener la pandemia del coronavirus en la Argentina, el texto apela a una supuesta “unidad nacional”, artilugio ideológico que es bajado desde el gobierno de Alberto Fernández y compartido por la oposición patronal y el conjunto de medios de comunicación tradicionales del país: “El desafío es enorme. El aporte que pueden realizar las FF.AA. es insustituible. Como sociedad, las dramáticas horas que transitamos nos recuerdan la importancia de trabajar unidos”. Y, finalmente, se despachan con una conclusión de clara tónica reconciliadora: “No hay lugar para viejos rencores ni recriminaciones. Ante la pandemia que asuela al mundo, los hombres de armas hacen honor al juramento prestado de servir a la patria con una vocación inclaudicable”.


Si bien esta vez se cuidaron de no recurrir a los lugares comunes de la derecha negacionista argenta, como lo hicieron al día siguiente del triunfo de Mauricio Macri en el ballotage de 2015 con otra editorial titulada “No más venganza”, y que fuera ampliamente repudiada, lo cierto es que en última instancia el objetivo no deja de ser similar. Las afirmaciones vertidas tienen por objetivo aprovechar la crisis sanitaria, económica y social en que se desarrolla la pandemia para lavarle la cara a las FF.AA. y naturalizar su presencia en las calles.


Caracterizar como “insustituible” el supuesto aporte de las FF.AA. en las barriadas populares del país no solo es falso, sino que es una clara operación ideológica que busca una vez más saldar una cuenta pendiente que tienen las clases dominantes en nuestro país desde el regreso al régimen constitucional en el 83: el represtigio de las Fuerzas Armadas. Esta tarea estratégica para la burguesía chocó una y otra vez contra la resistencia de amplios sectores del pueblo consciente.


La resistencia en las calles a las diversas tentativas de todos los gobiernos nunca pudo ser quebrada. Así ocurrió con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida de Ricardo Alfonsín, los indultos de Carlos Menem, el procesamiento y encarcelamiento a una minoría de genocidas durante el kirchnerismo mientras la abrumadora mayoría gozó de libertad y el fallido intento de Mauricio Macri de otorgarle el 2 por 1 a los milicos.





Bajo el ropaje de “ayuda humanitaria” ahora todo el arco político patronal pretende aprovechar una situación acuciante en el pueblo para una vez más intentar restituirle autoridad a las FF.AA. Ayer, por ejemplo, diversos medios de comunicación transmitían en vivo el reparto de guiso de lentejas que realizaba el ejército en La Matanza. Las organizaciones de derechos humanos, el movimiento popular, y con más razón la militancia revolucionaria, debe llamar la atención sobre el asunto. La advertencia tiene un carácter también estratégico para el pueblo trabajador: ¡no perdonamos, no olvidamos, no nos reconciliamos! Los milicos no tienen nada que hacer en las barriadas. Las propias organizaciones que allí militan, las vecinales e incluso comités organizados por los propios involucrados se puedan encargar de esas tareas, con la supervisión de personal sanitario y especializado del Estado.


La tónica represiva bajo la cual se desarrolla esta trucha cuarentena, que deja afuera a la mayoría de los trabajadores que se ven obligados a desarrollar sus tareas habituales bajo el yugo de la patronal, lleva en su haber decenas de miles de detenidos en todo el país, y numerosos casos de abusos y torturas denunciadas desde las redes sociales. El avance del Estado policial no puede sino leerse como una medida preventiva ante la inminencia de una “potencial crisis sanitaria y social sin precedentes (...)", como el propio gobierno adelantó en el decreto de “aislamiento social, preventivo y obligatorio”.


La posibilidad de rebeliones populares fue uno de los principales temas de agenda en las reuniones entre Alberto Fernández, los gobernadores e intendentes de las ciudades más populosas. De ahí el reforzamiento del aparato represivo. La izquierda debe estar alerta ante la posibilidad de esta avanzada y propiciar y acompañar la deliberación y autoorganización en los lugares de trabajo y en los barrios para combatir la pandemia. El proceso en otros países ha puesto a la orden del día la huelga general para garantizar la cuarentena en los servicios no esenciales y reclamar por mejores condiciones de vida. Debemos prepararnos para ese escenario en la Argentina.




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