Los máximos referentes de las listas Celeste y Lila militan
desde el año pasado en el Frente de Todos y junto al gobernador Arcioni han
hecho campaña por Alberto Fernández. Sus espacios políticos han votado a favor
de la renegociación de la deuda externa, del ingreso de tropas yanquis al mar
argentino y se han manifestado a favor del congelamiento de los salarios. ¿La
Celeste y la Lila son lo mismo? Una reflexión sobre qué tipo de alianzas se
deben realizar para recuperar la ATECH.
Por Iván Marín
En los últimos 5 años la rivalidad entre Santiago Goodman,
secretario general provincial de la ATECH (Asociación de Trabajadores de la
Educación del Chubut) por la Celeste, y Daniel Murphy, secretario General de
la Regional Sur de la ATECH por la Lila, se han robado los titulares de varios
medios de comunicación, y en especial en las bases docentes solían representar posiciones
conciliadoras con el gobierno en el caso de Goodman y de enfrentamiento por
parte de Murphy. Sin embargo, desde junio del año pasado esta situación cambió
cuando el PCR (Partido Comunista Revolucionario), donde milita Murphy, pasó a
integrar el Frente de Todos, impulsado por el kirchnerismo, espacio en el que
siempre estuvieron Goodman y la Celeste.
Si bien la tradición de asambleas y movimientos
autoconvocados en la docencia chubutense tiene décadas de existencia, desde
2014 hubo un salto cuando en distintos puntos de la provincia cientos de
docentes salieron a las calles contra las políticas de ajuste del gobernador
Martín Buzzi del Frente para la Victoria que eran acompañadas por la a Celeste
de la ATECH. En aquel entonces los cuestionamientos a Goodman y sus alfiles
unieron a las bases, en especial en Puerto Madryn, Trelew y a varias localidades
de la cordillera.
Mientras todo esto sucedía, la tradición combativa de la
Lila en Comodoro Rivadavia era tomada como ejemplo por varios compañeros
autoconvocados. La Lila surgió en su momento como la expresión de acuerdos en
lo sindical de distintas fuerzas políticas y el activismo combativo opositor a
la Celeste, con el paso del tiempo fue hegemonizada por el PCR en la ciudad
petrolera.
Tras el fallecimiento del gobernador Mario das Neves a fines
de octubre de 2017, Mariano Arcioni tomó las riendas del poder y con ello profundizó
las políticas de ajuste en articulación con el presidente Mauricio Macri a
nivel nacional. Durante este proceso surgió la Mesa de Unidad Sindical (MUS),
como aglomeramiento de las conducciones sindicales para contener y desviar el
descontento de las bases. Allí comenzaron los primeros acuerdos entre el Frente
para la Victoria y el PCR en nuestra provincia.
En el primer semestre de 2018 la provincia fue paralizada
por la irrupción en las calles y rutas de trabajadores que luchaban contra el
ataque a sus salarios y el desmantelamiento del Estado. Movilizaciones
provinciales multitudinarias, piquetes en las principales rutas, ocupaciones de
edificios públicos y varias represiones llevaron a poner en jaque la “gobernabilidad”
de Arcioni. Este proceso era bautizado por sus protagonistas como “Chubutazo”.
Tanto Goodman como Murphy coincidían en señalar que Arcioni era Macri. Este
primer episodio terminó con un triunfo parcial de los trabajadores.
En el segundo semestre de 2019 y tras consolidarse la
alianza entre el Frente para la Victoria (Goodman) y el PCR (Murphy), las masas
volvieron a las calles luego de que el gobernador Arcioni no cumpliera con lo
estipulado y firmado en paritarias pocos meses antes. Este segundo episodio del
“Chubutazo” se dio en plena campaña electoral nacional y se caracterizó por una
mayor coordinación de las bases, lo que llevó a que se produjeran acciones que
desbordaron por momentos la institucionalidad burguesa, como puebladas contra
la represión estatal y el incendio de las puertas de Casa de Gobierno y
Legislatura provincial tras el fallecimiento de Jorgelina y Cristina cuando
volvían a Comodoro Rivadavia luego de participar en el primer Plenario de
Delegados Docentes. Fue entonces que el candidato a presidente Alberto
Fernández le bajó línea a sus diputados, referentes y sindicalistas chubutenses
para que garantizaran la “gobernabilidad” de Arcioni y depusieran cualquier
intento de juicio político. Goodman y Murphy aceptaron esta orden sin chistar
e hicieron lo imposible para contener a sus dirigidos. El proceso terminó a
finales de noviembre con una derrota parcial, si tenemos en cuenta el gran
avance en la conciencia y la organización de las bases.
Una vez que Alberto Fernández y Cristina Fernández llegaron
al Ejecutivo Nacional, quedó claro que su principal preocupación pasaría por
pagar la deuda con el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el resto de los
acreedores internacionales. Es decir, una situación similar a la que se vive en
Chubut con la deuda y el accionar del gobierno de Arcioni. En ese marco hay que
entender las posiciones antiobreras del PCR al votar en el congreso el proyecto
de Fernández para renegociar la deuda con el FMI, contra la movilidad
jubilatoria y por el ingreso de tropas yanquis al mar argentino, más de 5 mil
marines para ser específicos, además de acompañar la política contra el ajuste
de los salarios por inflación (cláusulas gatillo), es decir se manifestó a
favor del congelamiento de los mismos. El PCR tiene en su haber un largo
derrotero detrás de fuerzas políticas burguesas: el apoyo a Isabelita en los
setenta, a Menem y al propio Néstor Kirchner a principio de su mandato, son
algunos ejemplos al respecto.
¿La Celeste y la Lila son lo mismo?
La respuesta no podría sino ser negativa. Decir que son lo
mismo, al menos en Chubut, es sectario y falso. La lista Lila, más allá de ser
hegemonizada por una fuerza política pro patronal como el PCR (por ejemplo, en
el conflicto entre el “campo” y el gobierno en 2008, en vez de no apoyar a
ninguno de los dos bandos y mantener la independencia de clase, movilizó con
los primeros), está integrada por decenas de compañeros combativos. Esa, en
todo caso, no es la discusión. El quid de la cuestión pasa por otro lado: ¿cuál
debe ser el programa para recuperar el sindicato de la política propatronal de
la Celeste? Si partimos de que la lista debe mantener una independencia
política del gobierno de Arcioni y del de Fernández, no se puede hacer una
alianza con agrupaciones que son parte de ese gobierno, es decir de la propia
patronal.
Los tiempos apremian, el cierre de listas, de cara a las
elecciones en la ATECh del próximo 7 de mayo, es el miércoles. Plantear un
frente con la lista Lila en las regionales, mediante la previa discusión de un
programa con independencia de clase que involucre al conjunto del activismo
protagonista del “Chubutazo”, solo es viable a condición de no apoyar a nivel
provincial una lista encabezada por el PCR, como todo hace suponer que
sucederá. Para el caso de la regional Este,
la responsabilidad mayor le cabe a Espacio Docente en la Lila, por ser la
agrupación opositora con mayor tradición en la zona. Ellos deben convocar a una
asamblea abierta al conjunto del activismo y de las organizaciones opositoras
para discutir democráticamente un programa antes de la conformación de la
lista, que debe ser de independencia política y por ende no apoyar a nivel provincial a Murphy. Ese es el único camino posible para que la ATECh en el Valle
Inferior del Río Chubut sea recuperada para sus trabajadores. ¡Aun se está a
tiempo!
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