viernes, 8 de noviembre de 2019

Tras la renuncia de Massoni, se cocina un “Pacto Social” contra los trabajadores


La desorientación de las fuerzas políticas patronales en Chubut las lleva a una impotente intentona de rubricación de la “paz social” mientras se profundiza la crisis estructural de la provincia, bautizada en las calles como “Chubutazo” aunque aun no termine de “explotar”.


Ilustración Gastón Spur


Por Iván Marín

“La crisis política en Chubut anticipa lo que sucederá en el país más temprano que tarde”. Esa afirmación ha sido replicada en más de una oportunidad no solo por las prensas partidarias de izquierda o alternativas, sino por los medios hegemónicos del régimen. La represión a la docencia ayer, con la detención del secretario General de la ATECh (Asociación de Trabajadores de la Educación), el inmediato llamado a paro nacional para hoy viernes por la CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina) y la renuncia del principal funcionario del gobierno de Mariano Arcioni, el ministro Coordinador de Gabinete Federico Massoni, es un episodio más de esta crisis abierta hace más cuatro meses, a la que en distintos puntos de la provincia bautizan como “Chubutazo”.


Arcioni llegó a hacerse cargo del Ejecutivo provincial tras la muerte de Mario Das Neves el 31 de octubre de 2017. El 9 de junio último resultó triunfador de las elecciones provinciales en la categoría a gobernador junto a Ricardo Sastre, por Chubut al Frente, la fuerza política creada por Das Neves que recluta en su mayor parte a militantes peronistas, y en menor grado radicales y de otros espacios. Entre febrero y marzo el gobierno firmó acuerdos paritarios homologados con la mayoría de los sindicatos estatales, entre los que se destacan la cláusula gatillo con los docentes.


A los pocos días de ser electo, el gobernador anunció que volvería el pago escalonado en el Estado, como ocurriera a partir del primer semestre del año pasado y que derivara en el inicio de un proceso con movilizaciones masivas en toda la provincia, cortes de rutas, ocupaciones de edificios públicas y represiones varias.


La provincia se encuentra endeudada hasta la coronilla resultado de la política de las gestiones anteriores pero sobre todo de la actual. En mayo de 2016 solicitó 50 millones de dólares y en julio del mismo año otros 650 millones en la moneda estadounidense a una tasa del 7,75% a pagar en 10 años. “Entre 2017 y 2022 la provincia deberá pagar 54 millones de dólares anuales en concepto de intereses, en 2023 serán 52 millones, mientras que en el período 2024-2025, otros 50 millones por cada año, y el último pago serán 38 millones de dólares en 2026. En total son 514 millones de dólares en concepto de servicios por la deuda adquirida en moneda extranjera durante 2016 (sin contemplar la devolución del capital)”, describe el periodista Sebastián Premici en su libro, recientemente editado, titulado “La Patagonia ajustada. Las políticas del macrismo en la región (Premici , 2019, pág. 30)”.


Durante estos últimos 4 meses la gobernabilidad de Arcioni fue puesta en cuestión pese a haber triunfado en junio con holgura sobre el Frente de Todos. Eso llevó a que en las elecciones nacionales, tras una floja performance en las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), sus candidatos nacionales y algunas intendencias declinaran sus postulaciones en favor del Frente de Todos. El acuerdo se dio luego de reuniones varias entre el gobernador y el presidente electo Alberto Fernández. Desde entonces el “Fuera Arcioni” y las amenazas de juicio político al gobernador dejaron de estar en la agenda del PJ-Kirchnerismo, aunque no de las masas movilizadas.


Inmediatamente conocidos los resultados de las generales de octubre, un sector la conducción del Partido Justicialista (PJ) del Chubut marcó la cancha y anunció la expulsión de más de 140 afiliados que participaron durante el último tiempo en elecciones representando a otras fuerzas políticas.


“Lo que se va ahora, es un PJ que tiende a cerrarse en sí mismo, intentando ser oficialistas de Alberto, y opositores de Arcioni, un gobernador que está en la «mesa» del presidente electo. ¿Se pueden cumplir ambas condiciones a la vez? Quienes entienden de álgebra pero también de política saben que es imposible. O por lo menos, muy poco probable”, señala diario El Chubut en “De puño y letra”, su última columna editorial semanal el lunes pasado.


En ese marco el anuncio del Gobierno de descontar los días de paro a los trabajadores estatales, con especial énfasis a los docentes, quienes hace más de 100 días se encuentran con medidas de fuerzas, no hizo más que revivir el descontento latente en el sector. Inmediatamente se produjeron asambleas autoconvocadas en varias localidades, en muchos casos sin la conducción de la ATECH, e incluso en las últimas horas del jueves fueron a escrachar a Massoni al gimnasio donde se entrena. No cabe duda que era el funcionario más odiado de la gestión. En ese sentido, su renuncia fue un triunfo parcial de la movilización. 


La torpeza con la que se manejó con este anuncio el gobierno no se detuvo allí, sino que se acentuó con la represión a los docentes que intentaban derribar las vallas en Casa de Gobierno y con la detención a Goodman. Las imágenes de la violencia con la que se llevaron al dirigente sindical se viralizaron inmediatamente por todo el país, y el conflicto político se volvía a nacionalizar. A CTERA no le quedó otra que anunciar un paro nacional, incluso antes de la liberación de Goodman.


Para entonces la cabeza de Massoni era pedida por todo el mundo, entre ellos el diputado nacional camporista Santiago Igón. Es así que tanto el PJ-kirchnerismo como el sector de Chubut al Frente comandado por Sastre y el intendente Adrián Maderna utilizan la debilidad del gobierno para negociar no solo un “Pacto Social” ordenado por Alberto Fernández en busca de una utópica “paz social”, sino también resolver su situación dentro del PJ. Las burocracias sindicales juegan un rol fundamental al respecto. Chubut anticipa lo que sucederá en el resto del país, y esto incluye no solo el intento de descargar la crisis sobre los trabajadores, sino también la impotencia de las fuerzas políticas patronales para resolver el asunto sin que se produzca la resistencia de las masas en las calles. La crisis del régimen se anticipa también en Chubut.


En las próximas horas se sucederán reuniones oficiales y no tanto entre las burocracias que dirigen las CGTs, CTAs y Mesas de Unidad Sindical con el Gobierno, el Frente de Todos, Chubut al Frente e incluso Cambiemos (PRO y UCR), en la que los medios de comunicación tradicionales de la zona jugarán un rol fundamental para intentar contener a la “opinión pública”.


Sin embargo, como se dijo más arriba, la crisis chubutense es estructural y está atada sobre todo a la millonaria deuda en dólares que mantiene con acreedores internacionales, en su mayoría. Por lo pronto no se percibe un salvataje nacional en el horizonte, pues eso sentaría un precedente para el resto de las provincias que se encuentran en una situación similar a la del Chubut, en un contexto donde el propio Estado nacional debe afrontar una deuda impagable.


Nada parece indicar la efectividad de un “Pacto Social” en el corto plazo sin propinarle una derrota histórica a la clase trabajadora de nuestra provincia. La correlación de fuerzas parece indicar que la resistencia a las políticas de ajuste está lejos de apaciguarse. Por el contrario, con sus flujos y reflujos, la bronca sigue latente, y las conducciones sindicales ven cada más horadada su legitimidad ante las bases. Los embrionarios procesos de coordinación de las luchas que se dieron en septiembre amenazan con recobrar fuerza a pesar de que las burocracias hagan lo imposible para que no se desarrollen, como por ejemplo la conducción de la ATECH que no acató lo votado en el segundo Plenario Provincial de Delegados/as Docentes para que se hiciera un tercer plenario. Dicha dilación lleva más de un mes y es obviamente funcional a los planes de Arcioni y el resto del arco patronal.


Por su parte, las fuerzas políticas del Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU), el PO, MST y PTS, dejaron pasar una oportunidad histórica durante la campaña electoral en nuestra provincia para darle una orientación al “Chubutazo” en curso. Sus candidatas y candidatos provinciales se resignaron a agitar las consignas que llevaban adelante sus referentes nacionales. La agitación durante la campaña de plenarios provinciales de trabajadores, la construcción de la huelga general, el “Fuera Arcioni” y la asamblea constituyente libre soberana hubieran fortalecido una perspectiva de poder a la clase trabajadora en nuestra provincia ante este nuevo capítulo en que se encuentra en la lucha por defender sus conquistas. Se hace imprescindible tomar esta orientación para los convulsionados tiempos que vivimos.  

1 comentario:

  1. O sea,las culpa es del Frente de todos y no del gobierno del salvaje ajuste y tomador de deudas más grande de la historia? Mirá vos !

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