La desorientación de las fuerzas políticas patronales en
Chubut las lleva a una impotente intentona de rubricación de la “paz social”
mientras se profundiza la crisis estructural de la provincia, bautizada en las
calles como “Chubutazo” aunque aun no termine de “explotar”.
Ilustración Gastón Spur
Por Iván Marín
“La crisis política en Chubut anticipa lo que sucederá en el
país más temprano que tarde”. Esa afirmación ha sido replicada en más de una
oportunidad no solo por las prensas partidarias de izquierda o alternativas,
sino por los medios hegemónicos del régimen. La represión a la docencia ayer,
con la detención del secretario General de la ATECh (Asociación de Trabajadores
de la Educación), el inmediato llamado a paro nacional para hoy viernes por la
CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina)
y la renuncia del principal funcionario del gobierno de Mariano Arcioni, el
ministro Coordinador de Gabinete Federico Massoni, es un episodio más de esta
crisis abierta hace más cuatro meses, a la que en distintos puntos de la
provincia bautizan como “Chubutazo”.
Arcioni llegó a hacerse cargo del Ejecutivo provincial tras
la muerte de Mario Das Neves el 31 de octubre de 2017. El 9 de junio último
resultó triunfador de las elecciones provinciales en la categoría a gobernador
junto a Ricardo Sastre, por Chubut al Frente, la fuerza política creada por Das
Neves que recluta en su mayor parte a militantes peronistas, y en menor grado
radicales y de otros espacios. Entre febrero y marzo el gobierno firmó acuerdos
paritarios homologados con la mayoría de los sindicatos estatales, entre los
que se destacan la cláusula gatillo con los docentes.
A los pocos días de ser electo, el gobernador anunció que
volvería el pago escalonado en el Estado, como ocurriera a partir del primer
semestre del año pasado y que derivara en el inicio de un proceso con
movilizaciones masivas en toda la provincia, cortes de rutas, ocupaciones de
edificios públicas y represiones varias.
La provincia se encuentra endeudada hasta la coronilla
resultado de la política de las gestiones anteriores pero sobre todo de la
actual. En mayo de 2016 solicitó 50 millones de dólares y en julio del mismo
año otros 650 millones en la moneda estadounidense a una tasa del 7,75% a pagar
en 10 años. “Entre 2017 y 2022 la provincia deberá pagar 54 millones de dólares
anuales en concepto de intereses, en 2023 serán 52 millones, mientras que en el
período 2024-2025, otros 50 millones por cada año, y el último pago serán 38
millones de dólares en 2026. En total son 514 millones de dólares en concepto
de servicios por la deuda adquirida en moneda extranjera durante 2016 (sin
contemplar la devolución del capital)”, describe el periodista Sebastián
Premici en su libro, recientemente editado, titulado “La Patagonia ajustada.
Las políticas del macrismo en la región (Premici , 2019, pág. 30)”.
Durante estos últimos 4 meses la gobernabilidad de Arcioni
fue puesta en cuestión pese a haber triunfado en junio con holgura sobre el
Frente de Todos. Eso llevó a que en las elecciones nacionales, tras una floja
performance en las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), sus
candidatos nacionales y algunas intendencias declinaran sus postulaciones en
favor del Frente de Todos. El acuerdo se dio luego de reuniones varias entre el
gobernador y el presidente electo Alberto Fernández. Desde entonces el “Fuera
Arcioni” y las amenazas de juicio político al gobernador dejaron de estar en la
agenda del PJ-Kirchnerismo, aunque no de las masas movilizadas.
Inmediatamente conocidos los resultados de las generales de
octubre, un sector la conducción del Partido Justicialista (PJ) del Chubut marcó
la cancha y anunció la expulsión de más de 140 afiliados que participaron
durante el último tiempo en elecciones representando a otras fuerzas políticas.
“Lo que se va ahora, es un PJ que tiende a cerrarse en sí
mismo, intentando ser oficialistas de Alberto, y opositores de Arcioni, un
gobernador que está en la «mesa» del presidente electo. ¿Se pueden cumplir
ambas condiciones a la vez? Quienes entienden de álgebra pero también de
política saben que es imposible. O por lo menos, muy poco probable”, señala diario El Chubut en “De puño y letra”, su última columna editorial semanal el
lunes pasado.
En ese marco el anuncio del Gobierno de descontar los días
de paro a los trabajadores estatales, con especial énfasis a los docentes,
quienes hace más de 100 días se encuentran con medidas de fuerzas, no hizo más que revivir el descontento latente en el sector. Inmediatamente se produjeron
asambleas autoconvocadas en varias localidades, en muchos casos sin la
conducción de la ATECH, e incluso en las últimas horas del jueves fueron a escrachar
a Massoni al gimnasio donde se entrena. No cabe duda que era el funcionario más
odiado de la gestión. En ese sentido, su renuncia fue un triunfo parcial de la movilización.
La torpeza con la que se manejó con este anuncio el gobierno
no se detuvo allí, sino que se acentuó con la represión a los docentes que
intentaban derribar las vallas en Casa de Gobierno y con la detención a
Goodman. Las imágenes de la violencia con la que se llevaron al dirigente
sindical se viralizaron inmediatamente por todo el país, y el conflicto
político se volvía a nacionalizar. A CTERA no le quedó otra que anunciar un
paro nacional, incluso antes de la liberación de Goodman.
Para entonces la cabeza de Massoni era pedida por todo el
mundo, entre ellos el diputado nacional camporista Santiago Igón. Es así que
tanto el PJ-kirchnerismo como el sector de Chubut al Frente comandado por
Sastre y el intendente Adrián Maderna utilizan la debilidad del gobierno para
negociar no solo un “Pacto Social” ordenado por Alberto Fernández en busca de
una utópica “paz social”, sino también resolver su situación dentro del PJ. Las
burocracias sindicales juegan un rol fundamental al respecto. Chubut anticipa
lo que sucederá en el resto del país, y esto incluye no solo el intento de
descargar la crisis sobre los trabajadores, sino también la impotencia de las
fuerzas políticas patronales para resolver el asunto sin que se produzca la
resistencia de las masas en las calles. La crisis del régimen se anticipa
también en Chubut.
En las próximas horas se sucederán reuniones oficiales y no
tanto entre las burocracias que dirigen las CGTs, CTAs y Mesas de Unidad
Sindical con el Gobierno, el Frente de Todos, Chubut al Frente e incluso
Cambiemos (PRO y UCR), en la que los medios de comunicación tradicionales de la
zona jugarán un rol fundamental para intentar contener a la “opinión pública”.
Sin embargo, como se dijo más arriba, la crisis chubutense es
estructural y está atada sobre todo a la millonaria deuda en dólares que
mantiene con acreedores internacionales, en su mayoría. Por lo pronto no se percibe un salvataje nacional en el horizonte, pues eso sentaría un precedente
para el resto de las provincias que se encuentran en una situación similar a la
del Chubut, en un contexto donde el propio Estado nacional debe afrontar una
deuda impagable.
Nada parece indicar la efectividad de un “Pacto Social” en
el corto plazo sin propinarle una derrota histórica a la clase trabajadora de
nuestra provincia. La correlación de fuerzas parece indicar que la resistencia
a las políticas de ajuste está lejos de apaciguarse. Por el contrario, con sus
flujos y reflujos, la bronca sigue latente, y las conducciones sindicales ven
cada más horadada su legitimidad ante las bases. Los embrionarios procesos de
coordinación de las luchas que se dieron en septiembre amenazan con recobrar
fuerza a pesar de que las burocracias hagan lo imposible para que no se
desarrollen, como por ejemplo la conducción de la ATECH que no acató lo votado
en el segundo Plenario Provincial de Delegados/as Docentes para que se hiciera
un tercer plenario. Dicha dilación lleva más de un mes y es obviamente
funcional a los planes de Arcioni y el resto del arco patronal.
Por su parte, las fuerzas políticas del Frente de Izquierda
y de los Trabajadores Unidad (FITU), el PO, MST y PTS, dejaron pasar una
oportunidad histórica durante la campaña electoral en nuestra provincia para
darle una orientación al “Chubutazo” en curso. Sus candidatas y candidatos
provinciales se resignaron a agitar las consignas que llevaban adelante sus
referentes nacionales. La agitación durante
la campaña de plenarios provinciales de trabajadores, la construcción de la
huelga general, el “Fuera Arcioni” y la asamblea constituyente libre soberana hubieran
fortalecido una perspectiva de poder a la clase trabajadora en nuestra
provincia ante este nuevo capítulo en que se encuentra en la lucha por defender sus
conquistas. Se hace imprescindible tomar esta orientación para los
convulsionados tiempos que vivimos.
O sea,las culpa es del Frente de todos y no del gobierno del salvaje ajuste y tomador de deudas más grande de la historia? Mirá vos !
ResponderEliminar