El dirigente del Partido Obrero y economista marxista analizó
en profundidad la crisis que atraviesa el país, el escenario electoral y las
tareas de la izquierda revolucionaria en este contexto.
Ilustración Gastón Spur
Por Iván Marín
Marcelo Ramal integra la tendencia pública del Partido
Obrero (PO) que exige su reconocimiento a la dirección nacional de esa fuerza,
es un destacado dirigente de la izquierda en el país y economista marxista y
docente universitario. Prosa Urgente se comunicó con él para entrevistarlo
sobre la situación que atraviesa el país y la crisis que recorre al Partido
Obrero desde hace unos meses cuando un sector comenzó a cuestionar la
orientación política de su conducción. La tendencia a la que pertenece Ramal
también es integrada por Jorge Altamira, a quien entrevistamos a los pocos días
de que se conociera su expulsión. Hoy ese sector lo componen alrededor de mil
militantes y luchan por su reincorporación al partido.
Las condiciones de vida de la masa trabajadora del país son
cada vez peores y el panorama para los próximos meses no es muy alentador. En
Chubut en particular la deuda de más de mil millones de dólares que contrajeron
la actual gestión de Mariano Arcioni (Chubut al Frente), y las dos anteriores,
estrangula las arcas provinciales, y descarga todo su peso sobre los trabajadores,
con preeminencia en estatales. Al pago fuera de tiempo y forma de sus salarios,
se le suma que no se le abonarían los aumentos acordados semanas antes de las
elecciones provinciales. Las conducciones sindicales hacen lo imposible por
contener a sus afiliados, que sin embargo se autoconvocan en asambleas en
distintos puntos del territorio provincial, en especial en el sector docente.
El fantasma de la ocupación de delegaciones estatales y cortes de ruta del
primer semestre del año pasado recorre el escenario cada vez con más fuerza.
En el extenso diálogo que compartimos en YouTube y también
transcribimos a continuación, Ramal explica por qué caracterizan que el
escenario electoral se encuentra bajo la tutela del Fondo Monetario Internacional
(FMI), opina sobre el debate en torno a las Leliqs y sus posibles resoluciones,
polemiza contra los sectores del kirchnerismo que postulan una “vía portuguesa”
para salir de la crisis, argumenta por qué “las elecciones constituyen un
enorme engaño y ficción política”, anticipa que se prepara el estallido de una
crisis nacional con características análogas a la del 2001, propone como
respuesta de las masas trabajadoras a este complejo panorama la realización de
una asamblea constituyente y, entre otras cosas, justifica por qué su sector
político llama a votar al Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU)
a pesar de las enormes diferencias que los distancian. Desde ya, también
polemiza con la dirección nacional del PO.
Hace aproximadamente
10 días la fracción de ustedes del Partido Obrero emitió un comunicado
caracterizando a las elecciones de estar bajo la tutela del Fondo Monetario
Internacional, ¿a qué se refieren con eso?
A varios motivos. El primero de ellos es que objetivamente
el país ha sido colocado bajo una tutela colonial después que con la crisis de
abril-mayo del año pasado, el desbarranque cambiario, la fuga de capitales,
comenzó el proceso de supuesta asistencia financiera que ha cargado al país con
una deuda de casi 60 mil millones de dólares, que Argentina evidentemente no
puede pagar en el próximo período, y que por lo tanto somete al rumbo del país
en los términos del cumplimiento de ese acuerdo, -o sea, si ese acuerdo es efectivamente
cumplido-, a todo tipo de condicionamiento en función de lo que decida el
capital internacional y el FMI. En segundo término, esta situación ha
condicionado el propio proceso electoral. Por un lado, la coalición oficial,
que estaba en desintegración como resultado de toda la crisis política y
económica, ha tenido que armar una fórmula conjunta con el PJ, con un elemento
como Pichetto (Miguel Ángel), que en sus expresiones públicas se esfuerza en
presentarse como un representante de este mismo capital internacional y de la
política de Trump (Donald), en todo lo que tiene que ver por ejemplo con la
cuestión migratoria o represiva. Del otro lado, Cristina Fernández de Kirchner
se corre del lugar central de la fórmula presidencial para hacerle lugar a otro
amigo del capital internacional, que es Alberto Fernández, un exfuncionario de
Domingo Cavallo, que ha mantenido este tipo de contactos durante décadas.
Entonces, es indudable que si a eso le sumamos las
expresiones públicas de los candidatos, en el sentido de que se va a mantener a
rajatablas el acuerdo con el FMI, y que se va a solicitar una reestructuración,
a sabiendas de que esa reestructuración va a tener como contrapartida
exigencias en materia de la confiscación de los fondos jubilatorios estatales,
una reforma laboral y otras medidas lesivas para los trabajadores y para el
país, es muy claro que la verdadera junta electoral de estos comicios es el
Fondo Monetario Internacional.
¿Se desprende de todo
lo que estás diciendo que el ajuste es el único horizonte posible desde la
perspectiva de los partidos patronales?
Sí. Desde luego que así está planteado. Pero en este punto
yo quisiera desmitificar la palabra ajuste, porque se asocia naturalmente a una
restricción de gastos pero a cierto tipo de orden o de encaminamiento de una
crisis, aunque sea dolorosa. En realidad, lo que se prepara acá es el estallido
de una crisis nacional todavía más aguda. Por un lado, porque Argentina va a
tener que hacer frente a un endeudamiento intolerable, y luego porque las
medidas para hacer posible el pago de ese endeudamiento va a llevar a crisis
sociales y choques entre las clases sociales cada vez más fuertes.
En los últimos días
hubo declaraciones de Alberto Fernández sobre las Leliqs, ¿podrías explicarnos
qué resoluciones ves a ese debate y el impacto que puede tener sobre los
sectores populares?
Las Leliqs son un conjunto de letras, de “pagaré”, que el
Banco Central contrajo con el sistema bancario privado con el objetivo de absorber
su propia emisión de moneda nacional y evitar que esa emisión monetaria, en
medio de un proceso de descomposición económica como el que estamos viviendo,
esa emisión monetaria se vaya al dólar. La relativa estabilidad cambiaria de
los últimos meses tuvo como contrapartida la formación de esta bola de nieva,
es decir de una deuda cada vez mayor, que además como se renueva a corto plazo
y a tasas de interés altísimas va forman una espiral de deuda que hoy está
cerca de los 30 mil millones de dólares. Entonces, la medida propuesta por
Alberto Fernández, aunque no se expresó abiertamente, cuando él dice que hay
que terminar con esta cuestión, probablemente se refiera al hecho de armar lo que
se conoció en los primeros años de los noventa como “Plan Bonex”. Es decir, cambiarles
a los bancos estas letras del Banco Central por bonos de mayor duración o
eventualmente tomar dólares del Tesoro nacional, que están hoy en el Banco
Central, y utilizarlos para cancelar esta deuda. Todo esto implicaría un salto
muy importante en la carga de la deuda pública argentina, que seguramente va a
volver a ser pagada por trabajadores y consumidores.
La otra variante para deshacerse de estas Leliqs sería una
megadevaluación por la vía de bajar abruptamente la tasa de interés que rinden
y dejar que los pesos invertidos en estas letras se vayan al dólar. Lo cual
provocaría un cimbronazo económico gigantesco, un nuevo salto fantástico en el
dólar y en los precios. En cualquiera de las dos variantes es evidente que la
quiebra del Banco Central, con la cual lucraron los bancos privados durante
todo el último período, pretende ser resarcida contra trabajadores y jubilados,
y no sobre la base de quienes se beneficiaron con ellas, que son los bancos.
¿Qué opinás de la
posibilidad de darle una salida a la crisis basándose en la experiencia
portuguesa, como adelantaron algunos sectores del kirchnerismo?
¿En qué sentido?
Contraponen la
experiencia portuguesa a la de Grecia, porque supuestamente en Portugal no hubo
ajuste y la economía creció sin necesidad de ajustar sobre el pueblo.
Con Portugal se ha armado un mito de un país que ha tenido
crecimiento sin ajuste. La clave sobre la cual se armó una cierta reactivación
económica en Portugal fue después de que se avanzó en forma absolutamente
violenta sobre las leyes laborales del país y se extendió una norma
generalizada de flexibilización laboral. Esto junto con medidas de ajuste que
también existieron. Es decir que el supuesto modelo portugués fue también un
modelo de ajuste y de flexibilización laboral.
Algunos reivindican
el período del gobierno socialista del 2015, pero eso se hizo sobre la base de
un ajuste que le precedió.
Por supuesto. Se había hecho un trabajo sucio enorme, que no
fue revisado, en materia de recortes en salud, educación, en puestos de
trabajo, y luego sobre la base de una liquidación enorme de conquistas
laborales.
¿Qué tareas,
considerás, que deben llevar adelante los revolucionarios en general en este
escenario, y el Frente de Izquierda en particular en la campaña electoral?
Para nuestra tendencia lo más importante ahora de cara a la
campaña electoral es explicarles a los trabajadores que las elecciones no van a
ser una vía para resolver esta crisis y para resolver sus reclamos. Las
elecciones constituyen un enorme engaño y una enorme ficción política. Digamos,
el engaño y la ficción política tienen dos etapas. Una, tratar de persuadir a
los trabajadores para que hoy no se movilicen a la espera de colocar la
papeleta electoral. Esto que el año pasado se llamaba ´Hay 2019`. Aquello que
Moyano (Hugo), en aquel 21 de febrero, señaló al decir ´aunque hoy seamos 150
mil personas en la calle hay que esperar a que alguien el año que viene le gane
a Macri`. Esta es la primera operación de engaño sobre la cual se basan las
elecciones. Y la segunda, naturalmente como consecuencia de esta, es que los
que supuestamente le darían una salida a esta crisis no se la van a poder dar,
y esto que estamos hablando de las Leliqs anticipan los enormes cimbronazos
económicos que se vienen y que van a tratar de ser cargados sobre las espaldas
de los trabajadores.
Entonces, hay que intervenir en el proceso electoral
explicando su verdadero carácter y llamando a los trabajadores a prepararse
para las enormes luchas que se vienen y también la fuerte crisis política,
porque los bloques llamados a pilotear esta crisis, Macri o F-F, tienen
condiciones políticas muy precarias para llevar adelante la tarea que no pudo
hacer Macri, que es justamente una reestructuración social en la Argentina
contra la clase obrera y contra los oprimidos. De cara a esta realidad,
nosotros sostenemos la vigencia como planteo político frente a la impotencia de
las salidas actuales y de las salidas que se vienen, la lucha por convocar a
una asamblea constituyente que revoque los poderes actuales, los poderes
establecidos, y discuta ella misma reorganizaciones sociales de fondo. Y esto
lo ligo a un problema que estuvo presente en toda esta charla que hemos tenido,
que es el problema de la deuda externa. Porque la fuerza de una decisión
soberana de no pagar la deuda externa está fuertemente ligada a la impugnación
no solo de la deuda sino del Estado y de los regímenes que la contrajeron.
Entonces, una asamblea nacional constituyente que revoque ese régimen, ese
Estado, y se plantea otro sobre bases sociales diferentes, constituiría un
fuerte espaldarazo político para avalar la decisión de no pagar, incluso frente
al conjunto del capital internacional.
¿Podrías profundizar
sobre el carácter de esa asamblea, cómo se concretaría?
Una asamblea constituyente implica la deliberación de
representantes electos nacionalmente que, a diferencia de otras constituyentes
que han existido, a nuestro juicio debería tener dos características. Una, que
resulte libre, soberana. Es decir, que su agenda no viene condicionada por su
convocatoria. Por ejemplo, ha habido constituyentes que solo se reunieron para
discutir si un presidente podía ser reelecto o no. Esta tiene que discutir todo
el régimen político y social. La cuestión de la deuda, el problema energético y
de los recursos no renovables del suelo, el régimen laboral, las condiciones
jubilatorias. Es decir, tiene que colocar toda la agenda de la crisis nacional
en debate. Y, en segundo lugar, que, atendiendo al carácter de la crisis
nacional, debe dar los primeros pasos y las medidas elementales para que esas
transformaciones se ejecuten, por ejemplo la impugnación de la deuda externa. Y
como te decía antes, tendría un enorme valor que una asamblea electa, es decir
la expresión más completa de la soberanía popular, tome la determinación de
impugnar el pago de la deuda, como respaldo político a una decisión de este
tipo.
¿Cómo se deberían
elegir los representantes a esa asamblea?
La convocatoria debería hacerse por algún mecanismo electivo,
democrático. Es una elección, debería por supuesto asegurarse la posibilidad de
una libertad política muy clara para poder en el período previo debatir las
propuestas que se llevan a la asamblea. Y es indudable que la propia naturaleza
de la asamblea está relacionada con quién la convoca. Para nosotros la
pertinencia de una asamblea constituyente es un gran incentivo, un gran
aliciente, para impulsar una gran iniciativa y una movilización de los
trabajadores de carácter histórico, que termine con el régimen actual. En el
país, por toda la crisis que te he pintado, vamos a volver a vivir episodios
similares a los del año 2001, es decir un choque de características generales
entre las masas y estos gobiernos ajustadores. La perspectiva de ese choque nos
obliga a un planteo de poder político, es decir quién va a gobernar a la
Argentina. Nuestra propuesta es que en una lucha, en una movilización, donde
podamos terminar con los Macri, con todo este régimen de hipotecamiento
nacional, lo que emerja sea esta constituyente soberana. Por eso durante el año
pasado nuestra tendencia planteó la necesidad que, al menos en el Partido
Obrero, pero también se lo planteamos al resto de la izquierda, interviniera en
la crisis nacional con tres consignas importantes: fuera Macri, asamblea
constituyente y que gobiernen los trabajadores.
¿La asamblea constituyente
sería la consecuencia lógica o política de la propia dinámica de la
movilización?
Exactamente.
¿En qué estado se
encuentra hoy la crisis del Partido Obrero? Desde su dirección nacional
insisten en que la fracción que vos integrás se colocó sola por fuera del
partido, es decir dicen que no fueron expulsados. ¿Qué opinás al respecto?
El debate que teníamos recién sobre las perspectivas
políticas en la Argentina creo dejó planteado muy claramente cuál es la
polémica política que está en el corazón de esta crisis, porque nuestra
tendencia considera que frente al carácter que tiene toda esta crisis de
régimen político y social en la Argentina la izquierda tiene que plantarse
explicando a los trabajadores el alcance de esta crisis y planteando una
perspectiva de política. Esto fue rechazado durante todo un período en el
debate interno que tuvimos en el Partido Obrero. Transcurrió un congreso del
partido donde soportamos diversos tipos de restricciones para poder dar un
debate antes y durante el congreso. Y como consecuencia de esa situación y de
ese desenlace, y estando presentes estas divergencias, nosotros constituimos a
través de un documento político una tendencia en el Partido Obrero y reclamamos
que fuera reconocida como parte del Partido Obrero. Entendemos que esto forma
parte de la tradición de la historia del movimiento socialista y comunista
internacional, donde a través de fracciones o de tendencias, en distintos
momentos de la historia se desenvolvieron polémicas de cara al conjunto de los
trabajadores. Nosotros no queremos que este debate sobre la perspectiva
política se desarrolle puertas adentro del partido solamente. Pensamos que
tiene que tener un carácter público. Luego, naturalmente, y existiendo esta
polémica, defendemos una unidad de acción. Por ejemplo, nuestra tendencia
convoca al voto al Frente de Izquierda Unidad en todo el país, y estamos
desarrollando una campaña política en apoyo a las listas del Frente de
Izquierda. Solo que lo hacemos desde estas posiciones políticas que yo te
desarrollé durante todo el reportaje, no hemos hablado de las posiciones
políticas de los demás, -me refiero de los demás dentro del Partido Obrero y
del Frente de Izquierda-, pero creo que los planteos que yo te expuse hablan
sobre sí mismos en relación a cuáles pueden ser esas divergencias.
Ahora, nosotros queremos desarrollar esta acción como parte
del Partido Obrero, incluso y sobre todo porque pensamos que esta orientación
que estamos llevando adelante está en el ADN del Partido Obrero. El Partido
Obrero siempre intervino en las grandes crisis nacionales planteando una perspectiva
de poder político. Entonces, frente a esto se nos ha utilizado este eufemismo
de la autoexclusión, que es una expulsión disimulada, que por supuesto
rechazamos.
¿Cómo avizorás que se
puede llegar a resolver esta situación?
Nosotros estamos actuando como tendencia del Partido Obrero
haciendo conocer nuestras posiciones, desenvolviendo estos planteos que hemos
podido discutir acá. Inclusive en estos momentos estamos haciendo una campaña
con charlas y actos en todo el país expresando nuestro punto de vista, pero
siempre en apoyo a las listas del Frente de Izquierda Unidad. Y, por supuesto,
estamos en el reclamo de nuestro reconocimiento como tendencia. Es decir,
queremos hacerlo en el marco del Partido Obrero, tener un espacio para la
tendencia en los materiales del partido, en su página web. El centralismo
democrático como concepto es muy claro, es la unidad de acción y la más
completa libertad en la discusión y en la polémica. En un país donde existe,
por ejemplo, una dictadura militar o condiciones totalitarias, la libertad en
la polémica puede restringirse. Pero en un país donde las condiciones de
libertad política son las que existen hoy en la Argentina, donde vos me llamás
por teléfono y hablamos tan ampliamente sobre nuestras posiciones políticas y
vos después las vas a exponer en un reportaje, por qué todo esto que yo te
estoy explicando, por qué esta polémica no la puede conocer un lector de tu
revista, que seguramente por las características de las preguntas que me
hiciste lo supongo a tu lector como un luchador o un militante de izquierda. ¿Por
qué él no puede intervenir y participar de esta discusión, y esa discusión solo
debería darse lugar a puertas cerradas? No estamos de acuerdo. No ha sido así
en la historia del movimiento socialista y comunista internacional.
Hace pocos días se
desarrolló en Atenas una reunión de organizaciones que integran la Coordinadora
para la Refundación de la Cuarta Internacional (CRCI), donde vos estuviste.
¿Podrías resumir los principales puntos que discutieron?
La reunión dio lugar a un conjunto de debates políticos que
tienen que ver con las polémicas que sostenemos en el Partido Obrero. La
reunión reveló, con la participación de otros delegados internacionales, que
esta polémica incluso tiene un alcance internacional. Lo cual mostró que la
crisis del Partido Obrero no es un problema de una lucha de personas o de
carácter camarillesco, sino que involucra problemas políticos de enorme interés
no solo para la izquierda nacional sino internacional. Es decir, cómo se para
la izquierda en medio de un cuadro mundial donde todas las contradicciones
sociales y políticas del capitalismo se agravan. Un período de guerras,
revoluciones, insurrecciones populares. Entonces, la gran pregunta allí es si
la izquierda tiene que adocenarse y confinarse al progreso parlamentario a la
sombra del régimen imperante, o si tiene que convocar a las masas a una acción
resuelta por el poder político. Esta cuestión estuvo permanentemente presente
en el debate. Y luego en su desenlace se presentó una tentativa de acuerdo o de
tregua que revelaban en su propia confección una suerte de incomprensión de la crisis
del Partido Obrero. En mi caso, junto con mis compañeros de nuestra tendencia,
nosotros sostuvimos que una tregua se corresponde a una situación de conflicto
bélico, y nosotros no nos encontramos en guerra con nadie, por lo menos adentro
del Partido Obrero. La guerra es con el capital, con el Estado, con sus
partidos, con la patronal. Lo que reclamamos en el Partido Obrero es algo mucho
más sencillo, nuestro derecho a poder expresarnos como tendencia, sin pelearnos
con nadie, y teniendo los instrumentos políticos para poder dirigirnos a la
militancia del Partido Obrero y a los trabajadores en general.
¿Y qué opinión tenés
respecto a la respuesta de Gabriel Solano al documento que publicaron ustedes
tras la reunión?
Creo que reitera la incomprensión sobre el debate de fondo
que estamos teniendo, pero esencialmente es la negativa a que podamos actuar
como tendencia. Ese es el eje del planteo. Es decir, refrenda esa negativa y
refrenda también una política expulsiva hacia nosotros. De todos modos, si vos
me decís, ¿vos te considerás expulsado, vos te considerás afuera del Partido
Obrero? Sí y no. Sí porque naturalmente existió la medida expulsiva. Pero el
Partido Obrero no es un sello, no es una personería, ni siquiera un grupo de
dirigentes. El Partido Obrero es una construcción histórica, un programa y una
estrategia. Y nosotros no vamos a renunciar a eso bajo ningún punto de vista.
¿Cómo llega la clase
obrera a este escenario, sobre todo después de las elecciones? ¿Lo que está
sucediendo en el Partido Obrero expresa una crisis de dirección al conjunto de
la clase obrera?
Una pregunta compleja. Primero, la clase obrera llega a este
desenlace electoral cruzada por conflictos muy importantes e interesantes.
Ocupaciones de fábricas; huelgas docentes en Chubut, en Salta; la situación de
Minetti en Córdoba; la gran lucha de Minera Aguilar en Jujuy; Canale en la
provincia de Buenos Aires. Me interesa destacar esto porque se relaciona con lo
anterior. ¿En qué sentido? Le dicen al movimiento obrero que se quede ´tranqui`,
a la espera del desenlace electoral, y a contrapelo de eso todo un sector del
movimiento obrero dice ´no, yo no deposito mis reclamos en la papeleta
electoral sino que salgo a luchar ahora`. Entonces, esto es un gran anticipo,
un gran precedente para todo el período que se viene.
Esto también forma parte del debate que tenemos en el
Partido Obrero porque rechazamos una línea derrotista y conservadora de la
actual dirección, que ha justificado el volcarse muy rápidamente al calendario
electoral con el argumento de que el movimiento obrero estaba planchado. Y
nosotros hemos puesto mucho énfasis en el seguimiento y en el interés en el
desarrollo de estas luchas obreras.
EXCELENTE EXPOSICIÓN DE MARCELO RAMAL. MUY BIEN PROSA URGENTE POR MANTENER LA PREOCUPACIÓN Y DAR UNA VOZ AL DEBATE INTERNO EN EL PO.
ResponderEliminarExcelente planteo y exposición de Marcelo Ramal frente a la situación internacional y nacional, de donde se deduce el errado camino de la dirección actual del Partido Obrero que se ha volcado total y fatalmente solo a un carrerismo puramente electoralista,como si esa fuese la vía resolutiva de los problemas que todos los días atraviesan los trabajadores que salen a luchar y no esperan ni las PASO ni las elecciones de Octubre. En lugar de tratar de "unir todas las luchas" y conformar Coordinadoras para unir el PO actual interviene apareciendo en los conflictos pero como una tarea electoralista porque mientras tanto sigue agitando el tema del del aborto,como si fuera el dolor mas importante de las masas que cada día son más agredidas por el gobierno !!
ResponderEliminarExacto, solo el mov obrero para desentrañar esa situación de quiebra del orden político fracasado, dará respuesta a su situación de padecimiento, tomar el poder en sus manos cambiando su destino con la convocatoria de una Constituyente que lo desarrolle y resuelva quebrando la actual dependencia rehén del capital financiero internacional rompiendo con FMI y el no pago de la deuda. De lo contrario la sumisión a una profunda situación de precarización desde el lugar del trabajo y social. La insoportable crisis del capital lo exige imprescindible, acabar con la dependencia de la dictadura de la propiedad privada y sus tropelías judiciales. Arriba la Tendencia del PO y la Constituyente con poder soberano de los trabajadores
EliminarImpecable Ramal, como siempre. Un dirigente, un militante, una persona tan íntegra como sus posiciones ante la visión cortoplacista y electoralista de la dirigencia del PO
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