viernes, 18 de septiembre de 2020

Prontuario político de Gustavo Castro, el juez que criminalizó a la conducción de la ATECh

De abogado predilecto de la corporación policial chubutense, defensor de los efectivos que asesinaron a Julián Antillanca y violaron a Maxi Almonacid, a juez penal del corrupto poder económico y político provincial. Te contamos quién es el magistrado que judicializa a 4 sindicalistas por la rebelión popular en Legislatura y Casa de Gobierno.

 



Por Iván Marín

 

En las últimas horas del 17 de septiembre del año pasado y las primeras del día siguiente, se vivió en Rawson una rebelión popular luego de la noticia del fallecimiento de Jorgelina Ruiz Díaz y María Cristina Aguilar cuando volvían a Comodoro Rivadavia tras participar del primer Congreso de Delegados Docentes impulsado por la ATECH (Asociación de Trabajadores de la Educación del Chubut), en el marco del proceso de lucha del conjunto de los estatales por el cobro de sus salarios en forma escalonada. Esa noche se vivieron movilizaciones espontáneas en las ciudades más importantes de la provincia, que continuaron los días siguientes con marchas multitudinarias. En todos los casos se responsabilizaba indirectamente al gobierno a cargo de Mariano Arcioni por el fallecimiento de las compañeras, que perdieron sus vidas organizándose y luchando contras las políticas de ajuste.

 

Es en ese marco que deben entenderse los incendios en los ingresos a Legislatura y a Casa de Gobierno. La espontaneidad y la bronca desatada por la pérdida de las trabajadoras, descarta cualquier pretendida predeterminación. Fue el pueblo el que se rebeló contra aquellas instituciones que considera son las garantes de las políticas criminales que las clases dominantes pretenden hacerles pagar.

 

Por eso la decisión del juez Gustavo Castro de elevar a juicio oral y público a cuatro sindicalistas por un supuesto atentado perpetrado contra esos edificios públicos es lisa y llanamente una infamia que busca profundizar la criminalización de la protesta social en una provincia convulsionada hace 3 años por las movilizaciones contra las políticas de ajuste, proceso bautizado por sus propios protagonistas en las calles como un nuevo “Chubutazo”.

 

Los dirigentes imputados son Santiago Goodman (secretario general), Matías Schierloh, Marcela Ancaleo y Mariana Castro.

 



Un juez al servicio de un régimen en descomposición

 

La designación de Gustavo Castro como juez penal se realizó en noviembre del año pasado y se trató sin dudas de un juego de componendas entre aquellos sectores que precisan de mayor impunidad para sostener prácticas corruptas inherentes a un sistema decrépito al servicio de las multinacionales expoliadoras. Todo el sistema está infectado por el mismo virus: tanto el Poder Judicial, Legislativo como Ejecutivo, es decir el conjunto del personal político de las patronales.

 



Castro ya prestaba estos servicios como abogado: fue defensor de los policías que asesinaron al joven Julián Antillanca en Trelew y de los que violaron en la comisaría Segunda de la misma localidad a Maximiliano Almonacid. Castro solía hacer estos trabajos en conjunto con Fabián Gabalachis, posiblemente el abogado más reconocido del régimen, quien además de ser codefensor en los casos citados, también lo fue de los policías condenados por la brutal golpiza a la familia Torres del barrio INTA y por representar a los funcionarios dasnevistas de las causas de corrupción Revelación y Embrujo, a uno de los genocidas de la Masacre de Trelew (Rubén Paccganini), y de la mal llamada “Manada de Puerto Madryn”, los hijos del poder que violaron a una joven en Playa Unión en 2012 (el caso que trascendiera nacionalmente por la expresión de “desahogo sexual”), entre otros. Por su parte, Martín Castro, uno de los abogados que representa al ministerio Público Fiscal en la acusación, es del riñón de Gabalachis. 


Hay que tener bien presente el nombre de Gustavo Castro para los tiempos que se avecinan porque este es un claro ejemplo de que fue puesto por el personal político del régimen para garantizar impunidad. 

 

Según se informó, por intermedio de la Oficina Judicial, se conformará un tribunal unipersonal y a la mayor brevedad posible se fijará la audiencia de debate. No se puede dejar que se condene a estos sindicalistas. Una gran movilización debe acompañar el desarrollo de la audiencia exigiendo la absolución de los condenados.

 

Más de conjunto, esta situación vuelve a ratificar la imperiosa necesidad de la convocatoria a plenarios de delegados en todas las localidades en todos los sindicatos para organizarse contra las políticas de ajuste del gobernador Mariano Arcioni y la Legislatura del Chubut, que incluye en el corto plazo una "reestructuración del Estado" y la tentativa de avanzar con la megaminería, en ambos casos para pagar la deuda con los acreedores internacionales. 

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