jueves, 20 de junio de 2019

El MST violó acuerdo con el FIT al otro día de su presentación nacional


La candidata a intendenta de Trelew por el MST se sumó a la lista de ATE encabezada a nivel nacional por Hugo “Cachorro” Godoy. Un paso más en la consolidación de la deriva electorarera del Frente de Izquierda a partir de la hegemonía que impuso el PTS y sus recurrentes volantazos a la derecha.


Hilda Fredes (la señora sentada con la mano en la cabeza), en la presentación de la lista Anusate


Por Iván Marín


"La lucha cotidiana para conquistar a las masas absorbe toda la atención, crea su propia rutina de la táctica e impide ver los problemas estratégicos que se deducen de los cambios de la situación objetiva". León Trotsky



“Crónica de acuerdos oportunistas anunciados” podría había sido el título del presente artículo si no nos hubiésemos decidido por recurrir a uno más lineal y literal. Es que el derrotero de alianzas políticas del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) a lo largo y ancho del país ya no depara ninguna sorpresa para persona alguna más o menos al tanto de su sinuosa trayectoria. Mientras el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) anunciaba el acuerdo con el MST en el hotel Castelar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el cual afirmaban mediante un comunicado que rechazaban "de plano todo apoyo a las patronales agrarias, industriales, financieras y de servicios, alianzas políticas-electorales con la centroizquierda y acuerdos permanentes con la burocracia sindical", a 1500 kilómetros de distancia se cocinaba un acuerdo que involucraba a Hilda Fredes, candidata a intendenta de Trelew por la alianza MST-MAPU en las elecciones del 9 de junio pasado, y la lista Anusate de Hugo “Cachorro” Godoy en Chubut para la categoría de jubilados. El MST le hizo un gol al FIT sacando del medio, ante la pasividad de las fuerzas que lo componen: Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Partido Obrero (PO) e Izquierda Socialista (IS).


En Chubut la alianza del MST con la lista de Cachorro Godoy no es una sorpresa, sino que ya lleva muchos años. Y no solo eso: parte de la militancia del MST en la provincia viene del Partido Comunista y durante toda su trayectoria militante en la zona (más de 30 años en algunos casos, más de 40 en otros), han realizado y participado ininterrumpidamente con listas de la burocracia sindical ligadas al peronismo o a alguna fuerza de centroizquierda de moda. Tampoco en el terreno electoral es una sorpresa lo sucedido. La alianza con MAPU se conformó en 2015 y su programa no es para nada clasista, sino claramente reformista. Ya hemos escrito sobre el particular en este link.


Sobre su oportunista trayectoria a nivel nacional se ha escrito mucho. El PTS, por ejemplo, en un artículo titulado “El MST confirmaque lo suyo es la centroizquierda”, decía, entre otras cosas: “El MST viene de un derrotero que lo acerca más a la centroizquierda que al Frente de los partidos trotskistas. Luego de militar activamente por las patronales sojeras de la Mesa de Enlace en 2008, Bodart fue electo legislador en las listas de Proyecto Sur, encabezadas por Pino Solanas, en las elecciones de 2011. Ya en aquel tiempo el MST rechazaba a la izquierda clasista que integró el FIT, acusándola de sectaria y de no dar cabida a los sectores progresistas caídos de los partidos tradicionales. Con este argumento, por ejemplo, el MST integró el Frente Cívico de Luis Juez en Córdoba, que ahora es uno de los principales impulsores de una alianza opositora UNEN-PRO. En las elecciones de 2013, con la defección de Solanas y los socialistas auténticos que disolvieron su espacio para integrarse al UNEN, el MST quedó fuera de competencia en las PASO, tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la Provincia, donde integró el frente PODEMOS, junto a Víctor De Gennaro y el PCR”. Como si todo eso no fuera suficiente, por aquellos años se solidarizó con reclamos salariales de Gendarmería y Prefectura, las mismas que participaron más adelante en la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado y el asesinato de Rafael Nahuel, respectivamente, por citar dos de los tantos casos resonantes del último. A ello se agrega la incorporación de Adriana Rearte, secretaria General del Seppa (Sindicato de Empleados Penitenciarios, Policiales y Afines de Córdoba). Sí, el MST tenía (o tiene) entre sus filas militante a una “rati”.


Los análisis en la izquierda en general coinciden en que desde la victoria del PTS en las PASO al PO e IS en 2015, el FIT ha dado profundizado su orientación electoralista y democratizante. Este aspecto se ha desarrollado sobre todo en el seguidismo al kirchnerismo y al nacionalismo burgués en cuestiones concretas. En octubre de 2017 escribíamos en este medio un artículo polemizando con la decisión del PTS en Neuquén, en contraposición a la que tenían el PO e IS, sus dos aliados del FIT, en torno a la desligar la campaña por la aparición con vida de Santiago Maldonado de la exigencia de libertad al lonko Facundo Jones Huala. Por aquel entonces el PTS prefirió seguir a la burocracia que dirige a la Confederación Mapuche de Neuquén que dar la discusión para incorporar la exigencia susodicha a las consignas.


Sin embargo, el mayor volantazo a la derecha del PTS, el cual fue acompañado por todos sus socios del FIT, lo dio en ocasión del balotaje de Brasil llamando a votar a Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores contra el derechista Jail Bolsonaro. El prontuario antiobrero de Haddad tiene larga data: cuenta en su haber, entre otras cuestiones, con decenas de asesinatos en manifestaciones sociales. No faltaríamos a la verdad si dijéramos que se encuentra incluso a la derecha de Cristina Fernández de Kirchner o del propio Daniel Scioli. Lo llamativo del caso es que el PTS polemizando con el PO en el año 2015, durante del balotaje entre Scioli y Mauricio Macri, manifestaba en un artículo escrito por Matías Maiello, y titulado “Estrategia y táctica, a propósito del voto en blanco en el balotaje”: “Sostener que se puede apoyar políticamente a un bloque burgués ´sin comprometer nunca la independencia política del movimiento obrero combativo` es una contradicción en los términos, ya que necesariamente una ubicación estratégica de este tipo deja relegada a un plano táctico tanto la independencia de clase, como la lucha consecuente por la conducción (hegemonía) de los potenciales aliados entre los sectores populares y clases medias empobrecidas”. Es decir, para el PTS el no apoyo a la variante burguesa del balotaje de 2015 era una cuestión estratégica, mientras que el apoyo al pseudoprogresista de Haddad en 2018 era táctica. El PTS nos quiso hacer creer que a la derecha se la detiene en los cuartos oscuros de la democracia burguesa en vez de apostar al barro de la lucha de clases. Allí el PTS se vuelve a contradecir respecto a lo que le criticaba al PO tan solo 3 años atrás: “Justamente porque Trotsky piensa la estrategia para los ´momentos críticos` es que da por hecho que ´combatir contra el mal peor no protege del mal menor`. Y de ahí, que para estos momentos, busque las vías para desarrollar organizaciones de Frente Único de masas, no en el terreno electoral sino en el de la lucha de clases directa. Es precisamente esta ubicación estratégica la que venimos discutiendo con el PO desde hace tiempo”. Nada más pedagógico que este último pasaje para explicarle a un novato la esencia de lo que se conoce como centrismo, es decir virajes entre posiciones revolucionarias y reformistas y viceversa: en 2015 no votar una opción patronal era estratégico; en 2018 votar a Hadad fue táctico. El centrismo necesariamente lleva consigo justificaciones oportunistas, pero lo cierto es que el PTS apoyó a Haddad como profundización de una orientación de seguidismo al kirchnerismo, al reformismo y al nacionalismo burgués, por una parte; y también porque podría llevar a diferencias profundas con su agrupación hermana en Brasil, el Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT), con quienes integran la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional, los que ya habían decidido antes que el propio PTS apoyar a Haddad.  





Desde entonces el giro a la derecha se expresó en distintas campañas electorales totalmente lavadas, donde las consignas democráticas, en particular la legalización del aborto o la denuncia a la casta política (ambas correctas), le ganaban lugar a aquellas que tienen que ver con las cuestiones más estructurales. Cabe decir que en todo esto el PTS llevó la delantera al interior del FIT, en particular con las campañas en Córdoba y Santa Fe. Esta agitación democratizante la llevó al extremo el partido de Nicolás del Caño y Myriam Bregman cuando plagiaron un spot del Partido Demócrata de Estados Unidos protagonizado por Alexandria Ocasio-Cortez, y que en Córdoba difundía la candidatura de Laura Vilches. Como dijimos en su momento desde Prosa Urgente, “el problema no es tanto que le haya robado la estratégica comunicativa, sino que a nivel contenido tampoco difieren demasiado: no hubo reapropiación revolucionaria de la idea, sino reproducción de un reformismo ramplón de pe a pa”.


Las distintas campañas lavadas del FIT no derivaron en mejoras electorales, sino por el contrario, se produjo un desplome en varias provincias donde el Frente de Izquierda supo cosechar importantes porcentajes. Una de las excepciones fue Chubut, pero con la salvedad que en esta provincia en realidad solo se tiene personería el PO, haciendo su debut en elecciones a cargos provinciales, obteniendo un 2,79% en la categoría a gobernador y 2,74% en la de legisladores, en ambos casos superando ampliamente los 8 mil votos. Si bien en esta provincia la campaña tuvo como eje tocar problemas de fondo, y en este sentido fue la única alternativa real a los partidos patronales, tuvo algunos puntos flojos: el más notorio fue el escaso protagonismo de sus candidatos a la Legislatura provincial; tampoco llamaron a los independientes y a otras fuerzas de izquierda a conformar un comité de apoyo a la campaña, que hubiera redundado en organizar una base importante para la agitación y propaganda del programa del Partido Obrero. No puede dejar de señalarse que los pocos militantes del PTS casi no militaron la campaña, siendo que tenían varios candidatos en la lista a legisladores, y llegando al extremo de la mezquindad política de sacar su único flyer para redes sociales tan solo 12 horas antes del acto electoral.


De conjunto los magros resultados en los comicios realizados fueron los principales argumentos para que el FIT abriera sus puertas a nuevas fuerzas políticas, destacándose la alianza con el MST ya señalada bajo la denominación de Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU). Esto ya de por sí habla de la lógica electorarera de su razón de ser hasta el momento: una campaña que ubica correctamente en un lugar preponderante la denuncia de los candidatos del FMI (las tres fuerzas políticas patronales principales: Juntos por el Cambio, Frente de Todos y Consenso Federal), pero que explícitamente no denuncia los límites de la democracia burguesa ni mucho menos que las elecciones no resolverán nada favorable para el pueblo trabajador, ni que la única forma de frenar el ajuste será en las calles.





Muestra de ello fueron los primeros spots que decidieron difundir algunas de las fuerzas que integran el FITU e incluso el Nuevo MAS, que se quedó afuera de la alianza. ElPTS publicó un spot al otro día del acuerdo con Nicolás del Caño agitando solo la legalización del aborto; el Nuevo MAS difundió otro spot con Manuela Castañeira a la cabeza también con consignas democráticas y, lo más grave, la tapa de su periódico “Socialismo o Barbarie” con la sola consigna “Con la fuerza de la marea verde”, es decir una agitación indisimulablemente policlasista y, además, bastante oportunista; por el contrario a estos ejemplos democratizantes, el PO eligió como tema principal de su primer spot la denuncia al FMI, aunque tiene el límite de no llamar a la movilización.


Tapa del periódico Socialismo o Barbarie


Así como las opciones patronales consolidaron un giro a la derecha, -Cristina Fernández de Kirchner bajándose de su precandidatura a la presidencia y designando en la misma a Alberto Fernández; y Mauricio Macri nombrando al peronista Miguel Angel Pichetto como su vice-, el FIT hizo lo propio aliándose con la más oportunista de las fuerzas de izquierda, el MST, dando “otra señal a los mercados”, como socarronamente escribió algún periodista progre en Twitter. No es en los estrechos límites de la institucionalidad burguesa ni mucho menos reduciendo las alianzas al ámbito electoral, cómo se frenarán las medidas de ajuste y represión que se profundizarán luego del 10 de diciembre. Este estado de cosas no se reduce a campañas electorales y sus respectivos spots de agitación. Se puede observar en el principal editorialista que tiene el PTS, cuyo rol hegemónico al interior del FITU es claro para todo el mundo. El pasado domingo Fernando Rosso, director de La Izquierda Diario, leyó una editorial de 10 minutos en su programa El Círculo Rojo, donde llamativamente (¿llamativamente?) no se refirió a los puntos que hicimos mención más arriba: las elecciones burguesas no resuelven nada a favor de los trabajadores ni manifestó que necesariamente el ajuste se combate en las calles, y no solo tibiamente en las urnas. En general las editoriales de Rosso tienen esa tónica democratizante. Una lectura posible del asunto podría articular las mismas a las campañas en Córdoba, de donde proviene el editorialista. Para rastrear el peso ganado por este sector en el PTS quizá podríamos retrotraernos a la irrupción de Nicolás del Caño, otro militante “exportado” por la regional cordobesa del PTS, esta vez a Mendoza. ¿Los éxitos electorales en la provincia cuyana pueden ser leídos como el subproducto de una orientación democratizante pergeñada en la provincia mediterránea que fueron ganando lugar luego en el resto del partido? Si esta lectura es correcta, implicaría que un sector más pequeñoburgués (intelectuales y militantes universitarios) hegemoniza el partido por sobre otro sector más más plebeyo, vinculado a las zonas industriales, en particular del conurbano bonaerense. Ello no implica que se hayan consolidado tendencias o fracciones internas.







Lo cierto es que el carácter progresivo del FIT (ahora FITU) necesariamente está puesto en cuestión, no solo por la consolidación del rumbo electorarero, incapaz de lograr expresar unidad en la lucha de clases, sino por la característica oportunista de sus acuerdos políticos y la agitación electoral. Sus direcciones parecieran girar a la derecha apostando a una situación de votos cautivos que considera tiene, o incluso a sabiendas de que puede generar descontento por izquierda los recurrentes volantazos a la derecha. Sin embargo, lo que hay que dejar bien en claro, es que agitación del programa transicional (el cual por el momento ocupa un lugar relegado) y de reivindicaciones democráticas no debería ir en desmedro de la propaganda socialista. Ni el FITU ni el Nuevo MAS por el momento parecieran estar dispuestos a afrontar en el terreno electoral los desafíos que la lucha de clases demandarán más temprano que tarde.

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