jueves, 7 de diciembre de 2017

“No estaría con la consciencia tranquila si miento"

Habla por primera vez con la prensa Nicolás Almendra, acusado de ser partícipe necesario del asesinato de Candela González. Denuncia a la policía por extorsión para inculpar a Jorgelina Domínguez en el crimen, quien fuera testigo clave en el caso Antillanca, por el cual se condenó a dos policías a perpetua.





Por Iván Marín


“Él como que me dijo que no iba a llegar a ningún lado si decía que no había sido Jorgelina. Lo quedé mirando nomás, y no quería hablarle más porque ya me había incomodado. Él me quería asustar para que yo diga algo que no era. Pero yo no me asusté, yo siempre seguí con mi verdad y nada más”. La escena relatada por Nicolás Almendra (18 años) se dio el 5 de mayo pasado en la Comisaría Primera de Trelew, y tuvo como coprotagonista a un agente de la Brigada de Investigaciones de la Policía del Chubut.


Pocos días antes, el 30 de abril, la joven Candela González (13 años) moría en el Hospital de Trelew víctima de dos balazos recibidos el día anterior en la plaza del barrio Luz y Fuerza. El caso cobró notoriedad nacional porque se conoció que la jovencita asesinada se había desafiado a duelo con otra menor de edad, aparentemente por Facebook.


Minutos más tarde del crimen se detuvo a Jorgelina Domínguez, a quien se la sindicó como la que gatilló el arma. Domínguez fue testigo clave en el asesinato de Julián Antillanca, en el año 2010, por el cual se condenó a cadena perpetua a dos policías.


Aquella trágica tarde habría sido protagonizada por siete personas: por un lado, Candela y su amiga Marlene Moyano (18 años), conocida como la Polaca. Su contrincante fue una menor de edad (L), amiga de la familia de Jorgelina. A ellas se sumó la sobrina (S) de la detenida, quien además era novia de Nicolás al momento de los hechos. Junto a este grupo también fue otra menor de edad (G), amiga de L.


Sobre Jorgelina recae la imputación de homicidio agravado, tentativa de homicidio de la testigo Marlene Moyano y coacción agravada por uso de arma de fuego contra G. La pena máxima para estos delitos es la prisión perpetua. Respecto de Nicolás Almendra las acusaciones son homicidio agravado y tentativa de homicidio, en ambos casos como partícipe necesario.

En septiembre Jorgelina brindó una entrevista exclusiva para Prosa Urgente relatando su visión de los hechos, que fue publicada en dos entregas. Las podés leer haciendo click acá y acá.


Almendra se encuentra detenido en la Comisaría Segunda. Allí dio su primera entrevista a la prensa también a Prosa Urgente. “Llego ese día a la casa de la mamá de Jorgelina, en el barrio Menfa.  S estaba afuera con L y G”, inicia la reconstrucción de los hechos el joven. Luego de aclarar que no conocía a G, manifiesta que pasó de largo hacia la pieza de la casa.


A los pocos minutos S “se acercó a la pieza y me contó que L había tenido una discusión con Candela de nuevo. Al rato llega Jorgelina que ella la iba a llevar y preguntó si la quería acompañar. Yo le dije que sí, como diciéndole, ´sí, te acompaño a comprar`. ¿Me entendés? Y salí tranquilo nomás, nunca me imaginé nada. En ningún momento hablé con Jorgelina. No teníamos una confianza, yo era el novio de su sobrina, nada más”, enfatiza el detenido.  

“Nos subimos en el Palio Gris y nos fuimos a la casa de los suegros de Jorgelina, que queda en el Don Bosco. Ahí cambiamos de auto a un 206 (Peugeot). Llegamos a la plaza y se bajan todas. Yo me quedé en el auto. Quise estacionarlo bien porque había quedado mal estacionado. En un momento de distracción, mientras buscaba mi celular, que no lo encontraba, empiezo a escuchar los disparos. Cuando me doy vuelta justo veo que va cayendo la chica esta (Candela). Pero en ese momento no pensé que era ella, no vi que era ella”, describe.


¿Llegaste a ver quién disparó?

A la única que yo vi con el arma fue a G. No sé por qué lo habrá hecho.


¿A qué distancia estabas?

A 20 o 30 metros.


“Yo escucho los disparos, porque fueron cinco disparos y me asusté. No sabía de dónde venían los disparos, nunca me imaginé que era ella. Me asusté nomás, me asusté por S también. Y de golpe vienen corriendo, se me suben al auto, ´dale, dale, vamos, vamos`”, prosigue el relato Almendra y detalla que G sube al auto “con el arma en la mano, era como una amenaza”.


Nicolás se encargó de manejar de vuelta, con S en el asiento de acompañante y las tres restantes mujeres atrás. Luego de cambiar el auto y volver a subirse al Palio, dice que regresaron a la casa de la madre de Jorgelina. Manifiesta que allí se dirige directamente hacia la pieza. Luego es revisado por un efectivo policial en la casa.


Este es uno de los momentos clave en la reconstrucción del caso, pues la fiscal María Tolomei acusa al joven de esconder el arma con el que se cometió el homicidio. Sin embargo, Nicolás desmiente enfáticamente a la representante del Ministerio Público Fiscal: “Primero me acusaron que yo le había tomado de los pelos a la testigo principal (Marlene) y la había tirado al piso. Cuando se confirmó que eso era mentira, vienen que yo me llevo el arma”.


Almendra declara que luego de ser revisado por el efectivo policial se fue “a la casa de mi viejo y volví. Cuando vuelvo me agarra la policía y me secuestra el auto. Yo no entiendo cómo pueden decir que yo tengo el arma cuando a mí revisan una vez, me secuestran el auto y yo no ando con nada”. Describe que su padre vive en el barrio Los Pensamientos y que fue hacia allí a cobrar un dinero. Nicolás es albañil y trabaja junto a su padre desde los 14 años. Destaca que nunca en su vida anduvo con armas.


Nicolás fue detenido recién el 5 de mayo. En un primer momento se detuvo a Jorge Suárez, pareja de Jorgelina Domínguez, a quien acusaban de haber agredido a Marlene, pero luego se comprobó que nunca estuvo en el lugar de los hechos, por lo cual quien cayó preso fue Almendra.


El joven aclara que no conocía a G y que ese día fue la primera vez que la vio y ni siquiera habló con ella. Recalca que “a L la conocía de oído, pero tampoco tenía relación con ella” y que “ellas vivían en un ambiente distinto al mío. Yo no soy de un ambiente de andar a los tiros, de andar en boca de todos. Mi ambiente era trabajar, tenía mi hija. Yo nunca anduve en problemas”.


La denuncia de extorsión


Una vez que lo detienen lo llevan a la Comisaría Primera de Trelew, donde “un policía me dice que capaz que con la mentira iba a llegar un poco más lejos. Me empiezan a sacar la ropa y todas esas cosas para revisarme y ya quedar ahí. Después se fueron los policías normales de la Primera y entra este de la Brigada creo que es, y queda solo conmigo, y entonces él me dice más o menos lo que iba a decir yo que había pasado. Él quería que yo le cuente lo que había pasado. Yo le conté lo que había pasado. Lo mismo que te estoy contando a vos, se lo conté a él. Y él como que me dijo que no iba a llegar a ningún lado si decía que no había sido Jorgelina. Lo quedé mirando nomás, y no quería hablarle más porque ya me había incomodado. Él me quería asustar para que yo diga algo que no era. Pero yo no me asusté, yo siempre seguí con mi verdad y nada más”.


¿Vos pensás que por el hecho de que Jorgelina haya sido testigo clave en el caso Antillanca le quieran pasar factura?

Por ahí se te vienen esos pensamientos a la cabeza, en por qué quieren que ella pague por eso. Y vos lo pensás y sí. Cuando le encontrás la lógica, es esa.


¿A vos nunca se te pasó por la cabeza inculparla a Jorgelina porque para vos era inocente?

No. Nunca se me pasó por la cabeza, por más de que sea la libertad. Yo soy creyente de dios y si miento soy consciente de que todo vuelve. No estaría con la consciencia tranquila si miento. Porque ya son 7 meses y mi consciencia todavía sigue tranquila.


¿Cómo son los días acá?

Es un infierno. No ver a mi familia, no poder estar con mi hija. Solamente la veo los días de visita, y la veo acá adentro.


Nicolás tras su detención volvió con su anterior pareja, con quien tienen una hija de dos años y cuatro meses.


Finalmente, Almendra le deja un mensaje a la familia de la jovencita asesinada: “Yo sé que la mamá de Candela está pasando un mal momento ahora, está sufriendo. Creo que ella a mí me conoce. Yo a Candela la conocía hace mucho tiempo, ella era amiga de la familia de mi señora. Entonces, ellos tuvieron la oportunidad de conocerme a mí también. Y creo que ellos saben que yo no hubiera sido capaz de hacerle eso, menos a una nena. Un mes atrás había estado fumando cigarros con Candela. Ellos saben en realidad que yo con Candela no tenía ningún problema. Yo nunca planifiqué, nunca fui cómplice de homicidio”.


El juez que entiende en la causa es Marcelo Nieto di Biaze. El juez deberá decidir en Audiencia Preliminar si las pruebas presentadas de ambos lados son suficientes para que se inicie el debate el año próximo. Los acusados solicitan prisión domiciliaria. 

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