viernes, 29 de marzo de 2024

El video del Gobierno por el 24 de Marzo “es para legitimar políticas económicas neoliberales”

Rubén Kotler, historiador tucumano especializado en derechos humanos, se refiere al video negacionista emitido por la cuenta oficial del Gobierno Nacional el 24 de marzo último, a 48 años del golpe cívico-militar de 1976. Además de contextualizar la provocación “libertaria”, hace un análisis puntilloso sobre la supuesta versión “completa” de los acontecimientos que se anuncia en el documento audiovisual, el debate en torno al genocidio, la cifra de los 30 mil detenidos-desaparecidos y el pretendido “curro de los derechos humanos”.

 


Por Iván Marín 

Como se preveía, el gobierno de Javier Milei difundió el 24 de marzo último su versión negacionista de los crímenes de terrorismo de Estado cometidos por la dictadura cívico-militar que estuvo en el poder desde 1976 a 1983. Lo hizo a través de un registro audiovisual de escasa originalidad y con tres protagonistas que pretenden contar una historia “completa”, que no es más que una versión repetida hasta el hartazgo por sectores militares, de la iglesia católica y de las clases dominantes de nuestro país, como es la denominada “teoría de los dos demonios”, desmentida por todos los organismos de derechos humanos e investigaciones históricas serias. Estamos hablando del periodista, propagandista militar y neoliberal y funcionario menemista, Juan Bautista Yofre, apodado “Tata”; de María Fernanda Viola, hija del militar tucumano Humberto Antonio Viola, asesinado por el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), brazo armado del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y de Luis Labraña, ex militante de Montoneros, quebrado y fundido, un ser inanimado cuya existencia en este mundo se parece en demasía a las de los zombis, tan de moda en series en los últimos años, aunque con menos dignidad.

 




Esta provocación “libertaria” se da mientras el gobierno aplica un plan económico que tiene por objetivo una derrota histórica de la clase obrera y el pueblo en su conjunto. Dicho propósito estratégico incluye contrarreformas laborales, previsionales e impositivas; criminalización de la protesta social y la implantación de un régimen policial; privatizaciones de empresas estatales y decenas de miles de despidos en el sector; la profundización del extractivismo, esto es la entrega de recursos naturales a potencias mundiales y la consiguiente contaminación de los territorios y poblaciones en todo el país.

 

Sobre estos temas dialogamos con el historiador Rubén Kotler, quien se desempeña como docente en la Carrera de Comunicación en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán, donde además trabaja en el Archivo Histórico de la institución. Además es autor de varios libros sobre el tema y guionista del documental "Tucumanazo", entre otras producciones.

 

La discusión sobre la última dictadura está "saldada" solo a condición de no dejar de darla nunca. Suponer que porque esté "saldada" no se le debe responder a los negacionistas es obtuso y despolitizado. Además, es subestimar el atraso político en general en la población y en la juventud. Por ejemplo, mayor parte de los pibes en secundaria no tiene mucha idea de lo que fue la última dictadura, tampoco de cuestiones elementales como la "obediencia debida" y "el punto final", por mencionar algunos ejemplos. Obviamente, eso no es responsabilidad de ellos pero es una realidad objetiva. Dar por "saldada" la discusión es facilitarle el camino ideológico a los fachos. Esa es una de las tantas razones que motivó esta entrevista. A continuación, la versión en audio de la charla con Kotler y, más abajo, su respectiva desgrabación.





¿Cuáles son tus impresiones sobre el video que difundió el gobierno nacional el 24 de marzo?

 

En primer lugar, lo que hay que decir es que estamos desde el 10 de diciembre ante un gobierno de nuevo cuño, con lo cual era esperable que una cantidad de acciones, no solamente políticas y económicas sino también simbólicas, se lleven adelante. El negacionismo en sectores que están cercanos al actual gobierno, desde el presidente mismo hasta la vicepresidenta y algunos personajes que ya conocemos de su gabinete, no son nuevos. Por lo tanto, era esperable que el 8 de marzo, por ejemplo, hicieran alguna acción simbólica como fue el sacar a las mujeres del Salón de las Mujeres y las reemplazaran por lo que ellos consideran los próceres, entre quienes colocaron el cuadro de Carlos Menem. En este sentido, el 24 de marzo esperábamos algún tipo de provocación similar. Y esa provocación, entre comillas, -la pongo bien entre comillas porque no sé si efectivamente es una provocación o es una forma también de instalar un discurso sobre las lecturas del pasado-, llegó el 24 de marzo a través de los canales oficiales del gobierno. En ese sentido, no son nuevas las posiciones que ahí se destacan. Participan tres personajes que a mí modo de ver son quizás, no sé si los más representativos pero sí como, siempre entrecomillados, voces autorizadas para demandar lo que ese sector denomina memoria completa. Es así que entrevistan a un ex Montonero que supuestamente fue quien pergeñó el número de los 30 mil, como Labraña, y a la hija del capitán Viola, ajusticiado por el PRT en el año´74. Lo curioso es que quien funge de entrevistador es un personaje como el Tata Yofre, vinculado a la Inteligencia argentina, -fue jefe de la Inteligencia durante el menemismo y un activo colaborador también de la dictadura. Por lo tanto, no nos sorprende lo que ese documento audiovisual emana. No dicen nada nuevo. Y todas las cuestiones ahí planteadas ya han sido respondidas, en la academia por lo menos. El problema es que parte de lo que allí se plantea no ha sido puesto en circulación en la sociedad.

 

Yendo al caso de la hija de Viola, ¿qué referencia podés hacer frente a ese caso en particular?

 

Para situarnos tenemos que hablar que en Argentina durante el siglo veinte hubo seis golpes de Estado, seis interrupciones institucionales por parte del Ejército como brazo de cierto establishment político y económico. En ese sentido, uno lo que debería hacer es anclar esta historia en un proceso de largo plazo y no quedarnos en lo anecdótico que resulta ser el ajusticiamiento del capitán Viola. Es cierto que quizás las organizaciones político-armadas que emergieron en los años ´60 y ´70’, no como un fenómeno solamente local sino global, cometieron algunos errores de lectura, de apreciación, de estrategia, pero eso no invalida una enorme militancia dentro del campo popular que implicó a trabajadores de fábricas cerradas, a militantes de un peronismo que hasta el ´73 estaba proscripto. Y aquí sería bueno recordarle a Labraña, a Viola, al Tata Yofre y a todo el gobierno, que en el ´55 hubo un golpe militar encabezado por lo que se llamó “La Fusiladora” y que el ejército en ese momento, el 16 de junio del ´55, hizo una de las acciones criminales más horribles de la historia como es el bombardeo a la Plaza de Mayo. En ese sentido, yo creo que anclar la historia en ese proceso nos permite entender por qué surge la guerrilla, si es una preocupación la guerrilla para estos sectores, y además separar lo que son los posibles crímenes que pudieron haber cometido las organizaciones político-armadas de lo que fue la respuesta del Estado, que fue violenta. Y no por caer en algo que se ha vuelto a reflotar como discurso, que es la “teoría de los dos demonios”. Yo siempre recuerdo y digo, las picanas no empezaron en el ´76 ni en el ´75 con el “Operativo Independencia”. Empezaron en el ´30 con Uriburu, las salas de torturas y la picana eléctrica. Entonces, tenemos una tradición en la Argentina de golpes militares y de acciones. ¿Qué esperaba el establishment que ocurriera? ¿Que las organizaciones sociales y sindicales respondieran con manifestaciones pacificas en un contexto donde la violencia política estaba legitimada? Bueno, evidentemente no, y lo sabían. Por eso en los años ´60 adscribieron a las ideas de la escuela francesa, a la experiencia que tuvieron los franceses en la guerra de Argelia. Por lo tanto, ellos esperaron y sabían que una respuesta de este tipo iba a producirse a partir de la implementación de lo que vulgarmente denominamos políticas neoliberales. Quedarnos en la anécdota del ajusticiamiento de Viola, o quedarnos en dos o tres hechos anecdóticos que son los que recuperan la derecha, o esta derecha, para no ver el proceso completo, me parece que es también ir en contra de lo que ellos mismos propugnan, que es la memoria completa. La memoria completa implica que las organizaciones político-armadas emergieron en un contexto particular, que fueron aceptadas por amplios sectores sociales como sectores de trabajadores fabriles, sindicales, amplios sectores de la sociedad. De hecho, muchos de los militantes de estas organizaciones eran personas que venían de clase media ilustrada, no venían de las fábricas. En ese sentido, me parece que explicar la historia no es quedarse con la anécdota. La anécdota no explica absolutamente nada porque a estas anécdotas les podríamos responder con otras miles de anécdotas, como las desapariciones de militantes estudiantiles que reclamaban, por ejemplo en el caso de Tucumán, por el no cierre de comedores universitarios en los ´60, y que muchos de ellos producido el último golpe cívico-militar son secuestrados, torturados, detenidos, desaparecidos y algunos de ellos identificados en el “Pozo de Vargas”.

 

¿Qué lugar viene a ocupar esto de agregar la palabrita “completa” a la historia?

 

Yo creo que ellos suscriben a la idea de los “dos demonios”, que emergió con el gobierno de Raúl Alfonsín, y uno de cuyos mentores fue Ernesto Sábato. Y que suponía que a una violencia de izquierda había emergido, descontextualizando, una violencia de derecha que emanaba de los poderes del Estado a través del Ejército, respondiendo con una violencia peor. Ma parece que esa lectura es muy simplista y es una lectura que obviamente la transición en la Argentina se dio porque buscaba consensos y una especie de consciliación. Pero Alfonsín también respondió haciendo el juicio a la Junta y juzgando al mismo tiempo a las cúpulas de las organizaciones político-armadas del PRT y Montoneros. Por lo tanto, los que reclaman que no hubo juicios contra esas organizaciones evidentemente se quedaron cortos con la lectura de qué pasó después del ´83. Pero al mismo tiempo hay que recordarles que el Ejército emprendió contra todo tipo de militancia una acción represiva como nunca habíamos visto en la Argentina, y que en lugar de juzgar a quienes ellos consideraban que habían cometido delitos, como por ejemplo pudo haber sido el ajusticiamiento de Viola, los tendrían que haber llevado a la justicia y no haber provocado un genocidio, que fue el objetivo final de este último golpe cívico-militar. El golpe cívico-militar no vino a terminar con la guerrilla porque, en palabras de quienes llevaron a cabo el “Operativo Independencia”, en diciembre del ´75 dijeron que la guerrilla ya estaba desarticulada. Palabras que le dice Buzzi a Acdel Vilas, quien había sido el responsable del “Operativo Independencia” desde febrero del ´75, cuando le entrega el mando. Le dice “usted no me ha dejado ningún trabajo por hacer”, evidenciando que la guerrilla para diciembre del´75 ya estaba desarticulada e incapacitada en su accionar. Por lo tanto, los que esgrimen el argumento de que el golpe militar fue para enfrentar a la guerrilla me parece que no han visto tampoco los números ni la forma ni el contenido que ha tenido esa represión. En ese sentido, los principales detenidos-desaparecidos han sido obreros, dirigentes estudiantiles, dirigentes sindicales, abogados, defensores de derechos humanos, trabajadores del campo, trabajadores fabriles, etcétera.

 

Ahí tocaste un tema que más allá de cómo lo trate la derecha o estos sectores en particular, también es un debate al interior de la academia e incluso obviamente de historiadores que defienden los derechos humanos, que es la cuestión del genocidio, de ver si lo que ocurrió en los años ´70 fue un genocidio o no.

 

Yo creo que ahí tenemos un debate que es un debate jurídico más que filosófico o ético, si se quiere. En el sentido de que uno siempre tiene que apelar a lo que dicen las legislaciones vigentes. Y nosotros tenemos una legislación que después de la Segunda Guerra Mundial, en el año´48, emanó en la Convención para la Sanción y la Prevención del Delito de Genocidio. La Convención no habla de números, sino que habla de motivaciones y la intencionalidad de un sector de la población de exterminar o aniquilar a otro sector de la población. En este sentido, yo sí adscribo acá a la idea de genocidio porque hubo una intención clara de desarticular y de aniquilar, como decía además el decreto del “Operativo Independencia”, a un sector de la población. Y este sector de la población estaba claramente identificado con esa militancia de izquierda o de centroizquierda que estaba en contra de los intereses del establishment económico. Y ahí me parece que no hay dudas, pero es un debate más jurídico. Daniel Feierstein, sociólogo que ha estudiado muchísimo la cuestión del genocidio, elaboró un término que a mí modo de ver entra perfecto dentro de estas definiciones o de este campo de disputas, que son las “prácticas sociales genocidas”. Las prácticas sociales genocidas implican una cantidad de prácticas dentro de ciertos sectores de la sociedad que buscan demonizar a otro sector para justificar o legitimar cualquier accionar en contra. Eso lo podemos ver desde la propaganda política del Ejército ya desde los tiempos del “Operativo Independencia”, pero inclusive antes cuando emerge la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Y eso lo podemos ver en operaciones como por ejemplo estas que procuran volver a instalar esa idea de que todo lo que no es favorable a nuestro pensamiento o a nuestra línea política es considerado de izquierda y por lo tanto debe ser eliminado. Y ese es el discurso que emerge hoy también en boca del propio presidente Milei, y de manera más refinada en boca de la vicepresidenta Victoria Villarruel.

 

Si bien desde los organismos de derechos humanos siempre se deja bien en claro que la cifra de 30 mil está abierta, ¿qué se tiene para decir desde la Historia sobre el particular?

 

En primer lugar, una cosa son las consignas que podemos gritar y cantar como eslóganes en actos como el 24 de Marzo, y otra cosa es responder a las provocaciones cuando dicen “no fueron 30 mil”. Me parece que discutir números en este contexto nos quita a nosotros del eje para pensar que una sola desaparición forzada es grave, diez desapariciones forzadas son graves, cuarenta y tres desapariciones forzadas, como las de los estudiantes mexicanos en Ayotzinapa son graves. Entonces, no es una cuestión de números, por un lado. Pero, por otro lado, tenemos otro problema que emerge de los años de la dictadura y de la transición, que muchísima gente, no sabemos cuánta, no ha podido hacer la denuncia. Te pongo un ejemplo que me parece que es válido, de evidencia empírica, yo siempre digo que hay que apelar a las evidencias empírica. En el “Pozo de Vargas” fueron identificados casi 140 perfiles genéticos distintos. Al día de hoy sólo han podido ser identificados 119. Es decir que nos quedan una treintena de perfiles genéticos que no han sido identificados porque sus familiares no han dado sangre al banco de sangre, no han aportado las pruebas genéticas al banco genético. Quiere decir que hay una cantidad de personas que no han podido hacer la denuncia. Estamos hablando de un número importante. Eso por un lado. Por otro lado, el diario La Nación, que es vocero de estas ideas ultraliberales, en el año 2006 en una nota que escribe Hugo Alconada Mon, destaca un documento desclasificado de la Inteligencia norteamericana del año´78 en el cual el Ejército admite haber desaparecido a 22 mil personas. Comprendamos que la dictadura continuó hasta diciembre del´83. Estamos hablando de que en dos años de producido el Golpe hubo 22 mil desapariciones aceptadas y admitidas por el Ejército Argentino. Ahora esto nos lleva a otra cuestión, hablando de la cuestión documental. Hubo un reclamo y una demanda que me parece que no solamente es válida sino necesaria, que es la apertura de los archivos. Les estamos pidiendo a las víctimas que demuestren que han sido víctimas y no les reclamamos a los victimarios que abran los archivos sobre lo ocurrido en esos años, y que pongan blanco sobre negro sobre qué es lo que han actuado, cómo han actuado. Te pongo otro ejemplo más cercano. Me decían los compañeros que están trabajando en el Pozo de Vargas, que es un pozo de más de 30 metros de profundidad, donde han sido arrojados mas de 140 personas, de las cuales 139 han sido identificadas como perfiles genéticos distintos, que es muy probable que en las inmediaciones de este primer pozo abierto exista otro pozo de la misma magnitud que pueda contener restos humanos. Estamos hablando de dos enterramientos comunes, enterramientos en los que también vale decir que muchas veces fueron arrojados cuerpos vivos. Y para el caso de Tucumán Antonio Domingo Buzzi se murió sin decir cuáles eran otros enterramientos comunes en los que él mismo participó como ejecutor directo. Hay testimonios donde Buzzi era quien ejecutaba el tiro de gracia de los detenidos-desaparecidos. Entonces, me parece que hay una cantidad de cuestiones que hay que profundizar y no quedarnos en la simpleza de las tres consignas que emergen de la derecha en el poder, o de este gobierno llamado de ultraderecha, que son el cuestionamiento de los 30 mil, las acciones particulares de dos o tres acciones de las organizaciones político-armadas y reflotar el discurso de los “dos demonios”, que no tiene nada que ver con lo que aconteció en el proceso histórico en la Argentina del siglo veinte.

 

Y a eso habría que sumarle esto del supuesto negocio de los derechos humanos, que también está presente en el video.

 

Sí. La cuestión del “curro de los derechos humanos”. Habría que recordarle al Tata Yofre que las indemnizaciones a los hijos de detenidos-desaparecidos fueron inauguradas por el gobierno del cual él fue parte, que fue el gobierno de Carlos Menem, por un lado. Por otro lado, eso también implicó debates al interior de las organizaciones de derechos humanos, si aceptar o no las reparaciones económicas del Estado. También sería bueno que ellos dijeran dónde está el “curro de los derechos humanos” porque si abrir un espacio para la memoria implica un curro, en el mundo estamos llenos de “curros”, entonces, de los derechos humanos y habría que cerrar Auschwitz como centro de memoria. A nadie se le ocurriría cerrar Auschwitz, o cerrar los campos de concentración que hoy son verdaderos museos, o los museos que hay en Chile donde fueron centros clandestinos de detención. Al contrario, lo que se pide es más memoria y mayor apertura de estos espacios para conocer realmente lo que pasó. Y alguien los tiene que gestionar. O bueno, uno podría decir el “curro” de ser presidente de un Estado de alguien que no cree en el Estado. Nosotros no vamos a utilizar ese término. Entonces, si alguien malversó fondos, supongamos de fondos públicos, tendrá que rendir cuentas en la justicia. Pero hablar del “curro de los derechos humanos”, yo no conozco a nadie, por lo menos acá en Tucumán, a ningún militante de derechos humanos que se haya enriquecido y que viva como rey por haber militado en derechos humanos. Y Tucumán es una provincia pequeña en la que nos conocemos todos. Muchas veces, al contrario, dejan años y años en la calle y aportan sus bienes personales también para una cantidad de cosas.

 

¿Por qué considerás que el gobierno emite este video en el contexto de las políticas que está llevando adelante?

 

Yo creo que en primer lugar es simbólico. En segundo lugar, es aleccionador, intentan otra vez volver a meter miedo, “ojo que los militares pueden volver a operar”, de hecho hay una disputa dentro del poder entre Bullrich (Patricia) sobre la intervención de las fuerzas armadas en cuestiones internas. Es interesante porque quien más cercana está al partido militar, que es Villarruel, dice “el Ejército no puede intervenir, por la legislación actual, dentro del conflicto interno”. Entonces, me parece que hay toda una serie no solamente de provocaciones sino también de buscar posicionar a un sector de la sociedad y de legitimar este tipo de políticas económicas que las hemos visto en el ´66, en el ´76, en los años ´90, en el 2001, en el 2015. Es decir, políticas económicas que son funcionales a un sector económico, que es el mismo sector económico que se viene beneficiando desde el año´66 a la fecha y que necesitan de un relato legitimador. En ese sentido, el video pasa a ser un relato legitimador. “Nosotros lo que estamos haciendo está bien, los que están en contra, están en contra de ciertas supuestas libertades”, que no nos terminan de explicar cuáles son, y bueno, “y nosotros también hemos sido víctimas. Ahora es nuestro tiempo de ofrecer nuestro relato”. Supongo que en ese sentido es la idea de la circulación de este tipo de discursos también van por ahí. Pero también creo que hay un sector muy importante de votantes de este gobierno a los que ya no les importa, o desconocen o no quieren saber nada, con lo que pasó en los ´70, y están más urgidos por respuestas a demandas muy concretas. Entonces, bueno, la historia es un campo de batalla y en ese campo estamos tratando de batallar permanentemente.   

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