El Ministerio Público Fiscal de Río Negro acusa por el delito de homicidio y tentativa de homicidio, ambos agravados por el uso de armas de fuego a Martín Cruz Feilberg y a Diego Alejandro Ravasio, siendo ambos responsables como coautores.
Por Iván Marín
Desde las 14:10 hasta las 17:10 horas se llevó adelante la
audiencia de formulación de cargos por el ataque de dos personas de civil en la
lof Quemquemtrew del domingo último, que le costó la vida a Elías Garay y
heridas de extrema gravedad a Gonzalo Cabrera. Martín Cruz Feilberg y a Diego
Alejandro Ravasio, acusados por estos crímenes, confirmaron que estuvieron en
el lugar pero señalaron que los disparos se produjeron producto de un forcejeo
con los comuneros que se encuentran recuperando el territorio. El juez Víctor
Gangarrossa hizo lugar a los pedidos de los fiscales Betiana Cendón y Francisco
Arrien y dictó la prisión preventiva de los acusados hasta el 26 de marzo de
2022, inclusive, porque consideró plausive los argumentos de la fiscalía en
torno al entorpecimiento de la investigación en que incurrieron los imputados y
por la existencia de peligro de fuga. La querella está a cargo de Andrea Reile
y Ezequiel Palavecino, en representación solamente de Cabrera, por ahora. Prosa
Urgente presenció la audiencia, a continuación, un resumen del debate que se
desenvolvió y de la inverosímil estrategia de defensa de los acusados.
El fiscal Arrien comenzó su exposición señalando que a ambos
acusados se le atribuye “que en acuerdo de voluntades y convergencia
intencional ingresaron al predio del paraje Cuesta del Ternero portando 2 armas
de fuego, ambas calibre 22, y estando ahí al ser interceptado por algunos
miembros de la comunidad”, respondieron con la intención de darles muertes a Garay
y Cabrera, “inmediatamente después de estas acciones huyeron del lugar
corriendo”. Es por ello, y por las evidencias probatorias que recolectaron
desde el Ministerio Público Fiscal desde el domingo, que los acusan por el delito
de homicidio y tentativa de homicidios, ambas agravadas por la utilización de
armas de fuego, siendo ambos responsables como coautores. Además, solicitaron
plazo de preparación de la investigación de 4 meses sin contar la feria
judicial, es decir, hasta el 26 de abril, que el juez aceptó. Seguirán
detenidos en comisarías de Dina Huapi hasta que el Servicio Penitenciario
Provincial de Río Negro disponga de un lugar más seguro para alojarlos.
La estrategia de la defensa
Los acusados tuvieron 4 días para diagramar la estrategia de
defensa con la cual intentaron evadir las acusaciones y la prisión preventiva. Las
líneas principales discurrieron por reconocer que tuvieron que pasar por el
retén policial de Cuesta del Ternero donde les tomaron los datos, que luego
fueron a cazar liebres y reconocer el lugar donde ellos tienen una concesión
para su empresa forestal, que no sabían que aun se encontraba con gente el
lugar, que fueron sorprendidos por encapuchados armados, que se asustaron mucho
con la escena, que solamente Ravasio portaba un arma (rifle calibre 22), que
producto de un forcejeo con los miembros de la comunidad se escaparon los tiros
que dieron muerte a Garay e hirieron a Cabrera, que huyeron corriendo y en el
camino perdieron el rifle, que escaparon por el camino a El Maitén y que no se fugaron
de la Justicia. En ningún momento justificaron por qué si los mapuches estaban
armados ninguno de los dos resultó herido ni por qué luego de huir no hicieron
ninguna denuncia ni tampoco atinaron a llamar a alguna ambulancia para socorrer
a los heridos.
Ravasio comenzó se exposición diciendo que se dirigieron “Cuesta
del Ternero, pasamos por el control policial. Nos tomaron nombre y apellido,
número de documento, y patente (…) subimos al campo, nos pusimos a trabajar
como de costumbre”. Luego de almorzar “decidimos ir para aquel lado para ver si
era verdad lo que decía el dueño del campo para recorrer el lugar. Salimos con
el auto, lo pongo en la puerta de a tranquera. Le digo a Martín ´vamos con la
carabina para ver si cruza alguna liebre o algo`”. Uno de sus abogados
defensores le pregunta, si cuando pasaron por el retén dejaron sus datos y si
el personal policial les había dicho si había gente, a lo que respondió: “Sí,
nos habían manifestado que no había nadie. Y que arriba no había nadie”.
“Empezamos a recorrer el campo, -prosigue con la
descripción-, empezamos a ver palos y ramas cruzando el sendero de la calle,
alambres que cruzaban de un lado a otro, llegamos a un lugar donde había una
bandera. Volvimos hacia el camino principal y nos empezamos a dirigir más adentro
del campo. En ese momento sentimos un drone arriba nuestro, con una luz roja y
verde. Le dije ´vámonos`, por las dudas. Más que nada porque no teníamos que
estar ahí. Me dice que ´sí`, yo me doy vuelta y veo algo blanco que pasa. Les
digo deben estar las cabras y chivas. Así que empezamos a salir del predio,
como yendo por el camino”.
¿Los dos andaban armados?, pregunta uno de sus abogados
No. Yo llevaba una carabina 22.
Dice que cuando empezaron a salir ven a un perro y escucha
como si fuera que venían a caballo, que esa fue la sensación que tuvo. “Cuando
miro otra vez veo 7 u 8 personas encapuchadas amenazándome”. Agrega que les dijeron
a los mapuches: “Nos vamos, no queremos problemas ni con ustedes ni con nade.
Martín les dice ´venimos a recorrer, a ver si cazamos alguna libre`. Yo creo
que tenían armas en sus manos, porque las movían y algo tenían. Empiezo a
retroceder y les digo ´nosotros nos vamos de acá, no pasa nada`. Alguien se me
acerca” y los describe al grupo como si fuera una jauría.
¿Tenían miedo?, vuelve a interrogar su abogado.
Muchísimo miedo porque cuando estábamos retrocediendo nos
repiten ´de acá no sale nadie`. Y hacía así con la mano, me tratan de manotear
el rifle y ahí es donde sale el primer tiro, y no sé a quién le pega.
¿Vos no tenías intención de dispararlo?, consulta el
abogado.
No. Yo lo levanté para arriba. Estas personas siguen viendo
para arriba, ´de acá no sale nadie, soltá eso`. Yo les digo, ´yo me quiero ir`.
Hay alguien que me agarra la carabina y sale otro tiro, y yo muevo y sale otro.
Yo me doy vuelta, Martín me agarra de acá atrás, y empezamos a correr para
afuera. Yo fumo, la verdad que a los 150 metros ya no podía hacer ni un paso
atrás (…) mucho estrés, mucha adrenalina, creo que nunca había transpirado así.
Estamos por llegar a la tranquera, siempre mirando para atrás y viendo que no
nos quieran agarrar, muchísimo miedo en todo el camino. Le digo a Martín ´¿la
llave del auto?, ´creo que la tengo yo`. Me la da. Y le digo, ´ ¿y la carabina?`
´La tenés vos`, me dice. Saqué el auto y lo saqué para el lado de El Maitén.
Ante la pregunta de la fiscal Cendón de si vio las supuestas
armas de los mapuches, responde que vio algo parecido a un bulto pero sin
precisar qué, hasta que luego de dos o 3 preguntas de la fiscal atinó a balbucear
que cree que era un revolver 28 o 32. Más adelante confirma que el arma está al
nombre de su padre y no suyo.
Por su parte Feilberg expresó que empezaron a trabajar con
Rocco en abril y que hoy les pertenece el 50% de la concesión de la forestación
en esa zona. Señala que ese domingo, además de cazar, fueron a hacer un
reconocimiento del lugar y, al igual que su socio, dijo que “nunca pensaron que
había alguien ahí”. A diferencia que Ravasio, fue más concreto en la
descripción de las supuestas armas de los comuneros: “Yo vi 2 con armas de
fuego. Uno con una pistola, otro con un revolver, otro con una gomera. Yo pensé
que no salía, él me salvó la vida (en referencia a su socio).” También dice que
llevaron una sola arma. Dice que se entregó en Comodoro Rivadavia porque quiso
sacar de la “zona de conflicto a su hijo”. Recordemos que los dos imputados
residen en Esquel, provincia del Chubut. No aceptó preguntas de fiscalía ni de
la querella.
Queda mucha tela por cortar aun. Por el momento, llama la
atención en el activismo la rapidez con la que fueron detenidos, acusados y
puestos en prisión los acusados en una provincia que se destaca por la persecución
y criminalización de la protesta social en general y de los mapuches en
particular.
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