Por primera vez habla con la prensa la acusada de asesinar a
la adolescente Candela González. Desde el lugar de detención reafirma su
inocencia y describe cómo fueron, según ella, los hechos. La imputada fue
testigo clave del caso Antillanca, donde condenaron a dos policías a
perpetua.
Por Iván Marín
En las últimas horas del sábado 29 de abril Trelew era
portada de los principales medios de comunicación del país. Candela González,
una nena de 13 años, había sido asesinada de dos balazos en la plaza del barrio
Luz y Fuerza luego de citarse, vía redes sociales, a pelear en ese lugar con
otra menor (de 14 años). Sin embargo, la acusada de quitarle la vida a la
adolescente fue una mujer mayor: Jorgelina Domínguez (28 años, actualmente),
quien fuera testigo clave en el juicio por el cual se condenó a dos policías
por el asesinato de Julián Antillanca, cometido en el año 2010.
La jueza que entiende en esta etapa de la causa es Laura Servent, quien en el primer juicio por el crimen de Julián absolvió a todos los policías acusados. Luego la familia apeló el falló ante el Superior Tribunal de Justicia, que anuló la sentencia mencionada y ordenó un nuevo juicio, que se realizó en el año 2015.
Hasta el momento se conoce que siete personas estuvieron presentes aquella tarde. Candela fue con una amiga, Marlene Moyano, también conocida como la Polaca, de 18 años. Jorgelina concurrió al lugar con Nicolás Almendra (18 años) el otro de los detenidos en la causa, quien además era pareja de una sobrina (S) de la acusada. A ella se suma otra menor (L) amiga de Jorgelina, quien fuera la que pactó la pelea. Finalmente, una menor amiga (G) de esta última, a quien Jorgelina dice no conocer hasta ese momento.
Desde entonces la testigo clave en el caso Antillanca fue
sindicada por varios medios de la zona como la asesina de Candela. Incluso se
llegó a titulares sensacionalistas y tendenciosos que hurgaron en su perfil de
Facebook y plantearon como una supuesta contradicción que la imputada se haga
eco de la convocatoria contra los femicidios y luego asesine a una menor. Esta
campaña machista de algunos medios de comunicación fue, como veremos en la
segunda parte de esta nota que publicaremos próximamente, repudiada sin
contemplaciones por la Cátedra Abierta de Género de Trelew.
Sobre Jorgelina recae la imputación de homicidio agravado,
tentativa de homicidio de la testigo Marlene Moyano y coacción agravada por uso
de arma de fuego contra G. La pena máxima para estos delitos es la prisión
perpetua. Respecto de Nicolás Almendra las acusaciones son homicidio agravado y
tentativa de homicidio, en ambos casos como partícipe necesario.
Como medida de seguridad mínima, Lisandro Benitez, defensor
Público, solicitó que a Jorgelina no se la mantenga detenida en dependencias de
comisarías de la policía del Chubut, por lo que se encuentra desde hace casi
seis meses en la delegación de Rawson de la Policía Federal. Allí Domínguez dio
a Prosa Urgente su primera
entrevista desde que se encuentra privada de libertad.
La detenida comienza su relato expresando que el 28 de abril
por la noche se comunicó L con ella para preguntarle si la podía llevar al otro
día a pelearse con Candela. Manifiesta que las diferencias entre ambas menores
llevaban un buen tiempo. Jorgelina adelanta, incluso, que producto de esas
diferencias ella peleó con Marlene en inmediaciones de la laguna Chiquichano, y
le arrancó un diente en la trifulca, que se habría originado porque la Polaca
le había pegado a la madre de Jorgelina, siempre según su testimonio. Antes
Candela junto a otra amiga había patoteado a S, sobrina de la imputada, según
describió ayer en audiencia la propia fiscal del caso (María Tolomei) y, desde
ya, Jorgelina en su relato.
Una vez en la casa de su madre en el barrio Menfa, Jorgelina
se encuentra con L y allí coordinan ir hacia el duelo con la contrincante.
Según Domínguez, el Palio con el que contaban para movilizarse tenía problemas
de burro, por lo cual a veces no arrancaba. “Largamos el auto en una bajada, lo arrancamos
y nos subimos S, L y G atrás. A G la conocí en ese momento, porque no la conocía,
pero es amiga de L. Yo manejaba y Nicolás Almendra de acompañante”, comienza su
relato la entrevistada.
“Cuando estamos yendo por la Colombia digo de ir a cambiar
el auto, porque ´no sea cosa que te cague a palos y después tengamos que andar
empujándolo, se nos van a cagar de risa`. Fui hasta lo de mi suegro, busqué el
206 (Peugeot), le digo a mi marido (Jorge Suárez) que me lo dé, no me preguntó
para qué ni nada. Le digo ´ahora vengo`. Le dejé el Palio afuera y nos subimos
de vuelta en el 206 en las mismas condiciones que te dije y vamos a la plaza”, continúa
Domínguez.
La escena del
asesinato de Candela
Ni bien llegan a la plaza acordada se bajan las adolescentes
que estaban en la parte de atrás del auto, y a “G, que se baja última, se le
cae un celular, y se le desarma. L cuando está abajo me dice ´bajá que está la
Polaca`. G en ese momento tira el celular todo desarmado en el asiento de atrás
y nos bajamos. Cuando estamos llegando al lugar donde estaban ellas, dice
Candela ´¿es mano a mano, no?`. Y yo le contestó ´sí, más vale, que nadie se
meta`, y la señalo a la Polaca, que estaba sentada en un banco rojo o naranja
de la plaza.
Cuando dice eso, Candela se saca la campera y se la da a la
Polaca. Estaba la Polaca sentada, Candela delante de ella, yo, L y S enfrente,
mirándola a la cara a Candela, y G da toda la vuelta y se pone atrás de
Candela, de espalda.
Y cuando L se estaba atando los cordones para empezar la
pelea, G saca un arma y tira un tiro. Ahí Candela se da vuelta y empieza a
forcejear con ella. G le pega en la cabeza con el arma y Candela sale
corriendo, como para el lado de la Saavedra (calle). G tira dos tiros más y le
pega uno en el hombro y otro en la cabeza, y ahí cae. No sé decirte la
distancia, pero Candela ya había corrido un par de pasos”.
Todo transcurrió en tres o cuatro segundos, según Jorgelina.
“L no alcanzó a pelear, ni siquiera se acercó. O sea, estaba
al frente de Candela atándose los cordones. A ella también le llamó la atención
porque tampoco sabía que G llevaba un arma”, prosigue con su descripción, la
imputada.
“Cuando cae Candela yo quedé paralizada, - continúa
Jorgelina-, nunca en mi vida me imaginé que iba a matar. Cuando cae Candela
viene y se acerca al banco donde estaba la Polaca, y la Polaca se esconde atrás
del asiento. Y le dice ´a esta igual la voy a matar`. Y me le paro yo adelante
y le digo ´no, la concha de tu madre que ella tiene un hijo`, y salí corriendo
para el auto”.
La huida
“Para todo esto S ya estaba adentro del auto. Nicolás se
había puesto del lado del conductor y había dado la vuelta él en el auto, lo
había estacionado bien. Cuando yo le digo eso a G (que no dispare a
Marlene), sale corriendo L para el auto y salgo yo atrás de ella. Nos subimos
las dos y S se pasa para el lado de adelante, saltó. Cuando se va a subir G al
auto le digo ´no, bajate la concha de tu madre, vos la mataste, bajate`. Y me
dice ´no, sácame de acá`, y me apoyó el fierro acá en la espalda. Ella ya se
había subido al auto, por eso yo la quería bajar. ¿Y qué voy hacer? No me iba a
poner a pelear con ella porque yo acababa de ver cómo mató a una piba, yo tengo
cuatro hijos. Y cuando me pone el arma, le digo a Nicolás, ´dale arrancá`.
Arrancó y nos fuimos. Yo estaba en el medio, porque se subió L, yo y G”, describe
Domínguez.
“De ahí fuimos hasta lo de mi suegro de vuelta a cambiar el
auto, a buscar el Palio. Y yo tenía pensado ya bajarla, no seguir más con ella,
pero seguía con el arma. Cuando cambio al Palio, nos fuimos a lo de mi mamá. L
y G se bajan en la casa de L, que queda a dos casas de lo de mi mamá. En lo de
mi mamá pude respirar porque no la tuve a la otra amenazándome. Habrán pasado
cinco minutos y volvió G. Y le digo a mi mamá: ´esta hija de puta la mató`. ´¿A
quién?`, dice mi mamá. ´A Candela`, respondo. G estaba pálida, se refregaba las
manos y decía ´la maté, la maté`. Cuando llega L a lo de mi mamá me pide que la
lleve a lo de su abuela. La llevó Nicolás. Se van y le digo a mi me mamá que
cuando venga Nico ´la voy a entregar a esta hija de puta, yo no me voy a comer
un garrón por ella`. Y se lo dije a G, ´yo te voy a entregar, no me voy a comer
un garrón por vos`. Y decía: ´la maté, la maté`.
En ese momento me llama mi marido diciéndome que lo estaban
deteniendo. Le pregunto dónde estaba. ´Acá, en Colombia y avenida de los
Trabajadores`, responde. Llamé a un remis y me fui con mi mamá y mi hijo, y a
las dos cuadras me detienen. Desde ahí quedé detenida. Yo en todo momento dije
que había sido G, que estaba en la casa de mi mamá. Nadie nunca me dio bola. Yo
ingresé seis y veinte a la comisaría Segunda, a las siete y media me hicieron
el dermo de la pólvora en las manos. Salió negativo. El resultado tardó dos
meses. Le hicieron ADN a Candela de las uñas, porque supuestamente la testigo
directa, que es la Polaca, dice que yo forcejee con ella. No hay ADN mío. Apareció
un audio de G contándole a otra persona cómo había sido, no le dieron
valoración a eso. Tengo tres testigos directos que estuvieron en el lugar, que
dicen que fue G y no le dan valoración”, afirma la detenida.
Jorgelina expresa que “Marlene Moyano mintió desde un primer
momento porque dijo que se había bajado un masculino y que ella quiso defender
a Candela, y la agarró de los pelos (a Marlene). Por eso a mi marido lo
tuvieron detenido cinco días”. Luego se comprobó que Jorge Suárez nunca estuvo
en la escena de los hechos que se le imputan a Domínguez.
¿Qué dice G?
Que yo la amenacé en la casa de mi mamá con una 9 milímetro,
la obligué a robarle el arma a su abuelo, que ella no sabía para qué yo quería
el arma y que la obligué a ir a la plaza conmigo y ver cómo yo mataba a
Candela, y le decía que iba a ir presa junto conmigo.
¿En ningún momento
pensaron llamar a una ambulancia?
Yo no estaba con mi celular en ese momento. Cuando salgo de
lo de mi mamá dejé cargando mi celular. Y cuando llegué estaba en un estado de
shock, no sabía qué hacer. Ahí me llamó mi marido y ahí reaccioné que tenía el
celular.
¿Te arrepentís de
haber ido a ese lugar?
Sí, me arrepiento. Yo cometí un error muy grande, porque
como dice todo el mundo, no tengo que fomentar la violencia, pero Candela era
una chica que ya le había dicho que hasta que no se caguen a palos no se iban a
dejar. Y yo pensé que era eso nada más. Yo tengo cuatro hijos, una hija de 10
años, jamás mataría a una criatura, tenía tres años más que mi hija. Todos los
días me arrepiento de haber ido a esa plaza.
Yo no la maté, yo sé que tengo que pagar por haberla
llevado. Yo soy consciente de que tengo que pagar porque yo la trasladé. Pero
le pido a la jueza que no me culpen de haberla matado porque yo no la maté.
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